El abuso de hormonas afecta a transexuales

Los primeros meses que Andrés Torres se inyectó hormonas notó que su regla se suspendió, pero también sufrió cambios de humor. Él es transmasculino y está en la búsqueda de cambiar su género y apariencia. “Antes tomaba  en  broma lo que me decían cuando había un problema, pero ahora todo eso me molesta y reacciono mal”, cuenta el joven.

Andrés, quien en agosto cumplirá 1 año de consumir hormonas (sustancias que por lo general producen las glándulas del cuerpo), también tiene episodios depresivos. Lo que ocurre con el joven es producto del uso excesivo de las hormonas. Según el endocrinólogo Hamilton Abad, las sustancias extras (como la  testosterona) que toman trans para verse masculinos producen cambios en la conducta, agresividad o ira.

Mientras que los hombres que toman estrogenos y progesterona, para lograr una apariencia femenina, desarrollarían trombosis venosa profunda. “Se forman coágulos de sangre que  afectan las venas de las piernas y esto puede producir infartos cerebrales, daños neurológicos o un infarto agudo en el corazón”, agrega Abad.  El abuso de esteroides aumenta los niveles de LDL (lipoproteína de baja densidad) y disminuye los de alta densidad en los vasos sanguíneos. Además el uso desproporcionado de hormonas causan daños hepáticos y renales.

Diane Rodríguez, presidenta de la Asociación Silueta X, admite que inyectarse estas sustancias le ha generado sus efectos. “Los médicos me dicen que tengo un hígado de una persona de 45 años. Si estoy mucho tiempo sentada o bebo alcohol al siguiente día tengo que estar con suero. Me arrepiento de usarlas”, reconoce la activista.

Hay más daños. El oncólogo Wilson Tixi, explicó que también producen hiperinsulinismo -sobreproducción de insulina a nivel del páncreas- lo que podría desarrollar diabetes, obesidad, parkinson o síndromes neurológicos. “Hemos visto el sarcoma de Kaposi (tumor) y cáncer de piel en pacientes homosexuales y transexuales que han estado en tratamiento hormonal y que están asociados al VIH”, explica Tixi.

El abuso de las hormonas, según el experto, es un factor de alto riesgo para ciertos tipos de cáncer, como el de testículo o de mamas.

Un alto costo por los cambios

Nicolás Guamanquispe, quien es transexual masculino, gasta desde hace 3 meses $ 47 en inyecciones de mil miligramos, para lucir más varonil.  “Debo inyectarme cada 3 meses, pero yo lo hago pasando 1. Antes yo no salía de mi casa cuando me llegaba la regla, desde que me inyecto ya no tengo ese problema, mi voz pasó de ser fina a gruesa y me creció bello”, relata.

Andrés en cambio usa inyecciones de menos miligramos que le cuestan $ 5, y aunque admite que no ha visto mayores cambios, asegura que no dejaría de consumirlas.

Reconoce además que las dosis excesivas de hormonas no provocan un efecto acelerado, sino que más bien enferman. Tiene su táctica: toma complejo B y se realiza exámenes periódicamente.  

Un reemplazo a las hormonas

Frente a los diferentes daños a la salud de las hormonas y que ella ha vivido, Rodríguez trabaja en la elaboración de un “Protocolo para Masculinización y Feminización sin reemplazo hormonal”, que en agosto presentará a fundaciones para su financiamiento.

“Lo que buscamos es que a través de la buena alimentación y fisioterapia puedan darse cambios en el físico. En India, los transexuales consumen soya por su alta carga hormonal”, indicó.

Para Tixi la iniciativa es buena, pero no hay nada que suprima el tratamiento hormonal. “Si quieres cambiar necesitas las sustancias. La soya es un alimento estimulante que tiene el 8% de hormonas”.

Abad asegura que sin las hormonas no se logran los resultados deseados, y recomendó que es importante el control médico, realizarse exámenes de sangre y controles de colesterol y triglicéridos. De ser así  los riesgos disminuyen. (I)

Datos

Según una encuesta del INEC realizada a 2.805 personas de la comunidad GLBTI en Ecuador, el 28,5% se autoidentificó como transfemenina y el 1,2% transmasculino.

De la población GLBTI encuestada el 58% no está afiliada al seguro social, ni tiene acceso a otro tipo de seguro de salud. Mientras que el 31% tiene afiliación y acceso a atención médica.

El 37,9% de los entrevistados dijo que recibe atención médica en centros privados, y más del 90% fue derivado a un doctor. El 84,1% de los consultados tuvo al menos una consulta durante el último año.

Otros resultados de la encuesta muestran que el 15,94% de la población LGBTI en algún momento estuvo o está involucrada con actividades de trabajo sexual, y el 49% conoció a sus clientes en la calle.