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El Telégrafo
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El 10,3% de los modelos es afrodescendiente

Las capitales africanas se han convertido en lugares de cita en el mundo de la moda, con ‘Fashion Week’ y desfiles internacionales en Abiyán.
Las capitales africanas se han convertido en lugares de cita en el mundo de la moda, con ‘Fashion Week’ y desfiles internacionales en Abiyán.
Foto: AFP
20 de enero de 2018 - 00:00 - AFP

“¡Venga! Hay que mirar al frente ¡Avanzar la pierna!”, ordena el coreógrafo Franck Akesse durante un curso de desfile de la agencia de una top model marfileña al que asisten hombres y mujeres que sueñan con las mieles del éxito.

Los aprendices pagan $ 28  mensuales por esta formación de seis meses con la esperanza de un día vivir de ello. “Desde muy pequeña siempre quise ser modelo”, afirma Kelly Godo, una estudiante de maestría de derecho de 21 años. “Me encantaría convertirme en una nueva Naomi Campbell o en una Awa Sanoko (modelo marfileña y ganadora de Miss Model of the World 2015)”.

Los modelos africanos tienen el viento a su favor. La sudanesa Alek Wek, la etíope Liya Kebede o la angoleña Maria Borges acaparan las portadas de revistas y desfilan para los grandes de la moda.

En 2017, por primera vez en la historia, la cuarta parte de los modelos contratados para los desfiles de primavera en Nueva York, París, Londres y Milán no eran blancos (25,4%), según un informe de la web especializada The Fashion Spot. De estos modelos, el 10,3% era de negros y el 7%, asiáticos.

En 2016 tres de las 20 supermodelos mejor pagadas del mundo no eran blancas. “Hay que aprender y trabajar, pero espero que funcione”, dice Kelly Godo, quien cuenta con el apoyo de su familia.

Expansión
Pese a la ausencia de cifras concretas, los profesionales del sector son optimistas. El oficio se encuentra en “plena expansión”, los modelos africanos “se exportan” bien y hay mucho trabajo puertas adentro.

Las capitales africanas se han convertido en lugares de cita en  la moda, con ‘Fashion Week’ y desfiles internacionales en Abiyán, Lagos, Nairobi, Dakar, Ciudad del Cabo, Yaundé, Johannesburgo y Acra. Y hay un canal, la Fashion Africa TV, dedicado a los desfiles en el continente.

“La moda pesa en la economía y aquí no tenemos nada que envidiar a Occidente, podemos hacer de todo”, afirma el estilista Reda Fawaz, quien agrega que 300.000 personas trabajan en el sector en Costa de Marfil. “Los modelos están integrados en el sistema. Los hay para desfiles, para publicidad. Nosotros intentamos valorarlos. Y pueden vivir de su trabajo”.

Diversidad
El crecimiento de la moda en África ha provocado una demanda de mujeres con más curvas. “Algunos creadores estiman que las modelos que fomentan las ventas son aquellas que corresponden con las normas de su clientela”, explica la top model marfileña Fatim Sidimé, que ha montado una agencia de comunicación y modelos. “La mujer africana en general es muy curvilínea”.

Independientemente del color de la piel, “para los desfiles de alta costura se inclinan por modelos filiformes, altas y delgadas”, afirma Fatim. Pero “hay que promocionar la diversidad: es una tierra multicolor, está fuera de lugar marginar un color de piel”.

Los salarios varían. Una modelo reconocida puede cobrar entre $ 183 y $ 365 por diseñador en cada desfile.

Pero el oficio en África no siempre está bien remunerado. Aunque las marcas y los diseñadores se lo rifan, el marfileño Jean-Paul Daffot no puede vivir solo de la moda y trabaja como director general de una compañía de construcción.

Daffot insiste en la competencia de los aficionados y de las redes sociales que -dice- tira los sueldos a la baja.

Por nada o promesas
Mandjalia Gbané, Miss Costa de Marfil 2017, puede permitirse pasarse un año sin desfilar. Pero “hay muchos problemas” y “salvo con algunos modistas o las grandes marcas, a veces nos cuesta que nos paguen. Algunos intentan aprovecharse, pagan poco y tiran de los precios hacia abajo”.

Hay modelos que desfilan en África por $ 18 y $ 36, incluso “por nada o por promesas”, explica una fuente del sector. Fatim cree en el futuro pero a condición de estructurar la profesión. (I)   

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