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El Telégrafo
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Discapacitados cuestionan tres políticas del Conadis

Discapacitados cuestionan tres políticas del Conadis
10 de septiembre de 2012 - 00:00

Las personas discapacitadas necesitan aditamentos especiales para desenvolverse todos los días, es por eso que la Vicepresidencia de la República ha invertido en ayudas técnicas que les permitan desarrollar con mayor facilidad sus vidas, en cumplimiento de los derechos que garantiza la Constitución de 2008.

La descentralización de las instituciones públicas les resulta necesaria, ya que trasladarse de un lugar a otro, en muchas ocasiones, les causa  problemas, como subir las escaleras de una aerolínea, o que los carguen con sus sillas de ruedas, para realizar trámites que -consideran- podrían ejecutar en su ciudad de origen.

Movilizarse en un vehículo especial es una de sus necesidades.

Para conseguir las herramientas requeridas que les permitan superar las limitaciones, tienen que hacer gestiones que involucran permisos otorgados por el Consejo Nacional de Discapacitados (Conadis). Los documentos que muestra Pedro Tábara demuestran que estos trámites pueden ser  un proceso difícil.

“Mandos manuales mecánicos” son las tres palabras que le impiden a este guayaquileño importar un vehículo desde Japón, exento de impuestos.

Hace 30 años usa una silla de ruedas. En el pasado enero  inició un trámite para traer un automóvil adaptado a sus necesidades, las de un hombre que se traslada cotidianamente,  conduciendo un vehículo que opera con una palanca automática, ya que no puede utilizar sus piernas.

“Yo ya tengo los mandos manuales mecánicos instalados en mi carro. La doctora del hospital Vernaza me realizó un chequeo en el que se establece que necesito un vehículo automático”.

Sin embargo, en un documento, el Conadis le exige  que el vehículo debe venir desde el extranjero, con los “mandos manuales mecánicos”.

“Eso me costaría $ 4.500  más, cuando yo ya  tengo esos mandos”, dijo preocupado, mostrando la palanca ubicada debajo del volante, aditamento  que le permite manejar su vehículo.

Ocho meses han pasado desde que intentó importar su vehículo y aún no lo consigue.  Sobre todo le preocupa la descentralización del Conadis: “Aunque hay una oficina en Guayaquil, he tenido que ir dos veces a Quito. Todo es allá y las personas que usamos silla de ruedas tenemos dificultades para movilizarnos. Para abordar el avión necesito que cuatro personas me agarren en peso. Es difícil, pero esto no lo toman en cuenta   funcionarios como el señor Xavier Torres (director del Conadis)”.

Tábara,  ex director del Conadis, espera que la institución descentralice los trámites y verifique que  tiene el equipo que le permite manejar su automóvil. “Hace años que manejo con los mandos manuales mecánicos, no soy la única persona, ya he notificado al Conadis que tengo el equipo en el carro, el informe médico dice ‘ortopédico automático’ solamente”, denunció,  mostrando el documento que lo comprueba.

Requisitos para carnet

Jorge Escalante Reinel está acostumbrado al estudio y al trabajo diario, una labor que realiza con las restricciones naturales que trae consigo su discapacidad.

Escalante, de 34 años, tiene glaucoma en el ojo izquierdo, una enfermedad  que ocurre cuando la presión intraocular  provoca la pérdida de visión periférica.

Ha vivido durante 21 años con esta dolencia.  “Me manejo de una manera normal, me he adaptado a la enfermedad y he buscado los medios para seguir. El  problema que tengo es el poder conseguir un trabajo”, mencionó este hombre que vive en Guayaquil y es  egresado de la carrera de  Economía.

Como un ciudadano con discapacidad,  cumple el perfil para acceder al carnet que el   Conadis (Consejo Nacional de Discapacidades)  otorga  a los ciudadanos con limitaciones físicas, sin embargo recientemente descubrió que está excluido de ese derecho que otorga el programa.

“El médico (del Conadis) que me atendió ni siquiera me examinó. Conversé con él y me indicó que solo tengo un 14% de discapacidad y, según la ley, no entro  en el grado para ser considerado en esta categoría”.

Escalante  explicó que necesitaba el documento para aspirar a un cargo de asistente de contador, actividad que realiza en la actualidad, pero informalmente.

“Es la tercera vez que pierdo la oportunidad de acceder a un trabajo porque no  consigo el carnet”.
Además de dedicarse a su trabajo en declaraciones tributarias, Jorge estudia una segunda  carrera:   Contabilidad en la Universidad Estatal.

Como para cualquier ciudadano,   contar con un trabajo es indispensable también para él, pues  aporta en la economía de su hogar, en el cual vive con su madre, Gladys Reinel, de 65 años.

Para tratar su limitación física, Escalante invierte un costo aproximado de 100 dólares cada mes en medicinas y gotas que necesita. “Solamente en la consulta médica gasto $ 35, pues, como no estoy afiliado, debo asistir a una clínica privada”.

“He visto a otras personas con menos discapacidad y les han dado el documento. Yo solo lo necesito para poder acceder a un trabajo estable”.

Debido a su padecimiento, Jorge debe evitar actividades   que requieran el empleo de  fuerza física.
El trabajo de oficina le resulta ideal, ya  que no afecta su salud.

A nivel nacional se registran -en este año- 335.907  personas con algún tipo de  discapacidad, según informes de la Vicepresidencia de la República.

Ecuador ha recibido distinciones y reconocimientos por sus políticas públicas de atención a gente con capacidades especiales, por ejemplo, que otras ciudades de la región quieran replicar la Misión Manuela Espejo, o que dos millones de personas consideren que el vicepresidente  Moreno sea candidato al premio Nobel de la Paz, por promover la inversión pública  para ayudar a quienes intentan llevar una vida sin trabas, pese a sus limitaciones.

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