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La diálisis peritoneal ofrece una mejor calidad de vida a los pacientes

Margarita Elizalde  vive en el norte de Quito y en su domicilio se realiza la diálisis peritoneal automatizada todas las noches.
Margarita Elizalde vive en el norte de Quito y en su domicilio se realiza la diálisis peritoneal automatizada todas las noches.
Foto: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
23 de abril de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

Lleva 23 años con insuficiencia renal y un poco más de 12 meses con diálisis peritoneal. Para Margarita Elizalde el optar por esta forma de tratamiento alivió significativamente su existencia.

Aunque se sometió a un transplante de riñón (donado por su hermano), el mismo solo le duró ocho años.    

“Hubo muchos factores  como la falta de medicinas a tiempo y también descuidos en los cuidados que debía tener, lo que desencadenó en el rechazo al órgano”.  

Antes y después de la cirugía estuvo sometida a la hemodiálisis que se aplicaba tres veces por semana y debía asistir a un centro especializado para ejecutar el procedimiento.  

Dejó de someterse a esta alternativa porque al tener tantos pinchazos se le agotaron todos los accesos vasculares en piernas y brazos.

“Tuve dos endocarditis (inflamación del corazón) por las que casi me muero, pero gracias a Dios y a la asistencia de los médicos me salvé y luego fui a la diálisis peritoneal en la que estoy mucho mejor y sin problemas”. 

Esa fue la mejor alternativa para Margarita, quien hoy desde la comodidad de su hogar, y con la ayuda de una máquina conocida como cicladora (desarrolla el proceso en ciclos) efectúa el procedimiento todas las noches.

“En la máquina uno instala dos fundas de 1.5 de estrosa (azúcar) que va a través de un catéter puesto en la cavidad peritoneal y se conecta por mangueras a los líquidos  que hacen esa limpieza en 10 a 12 horas mientras uno tranquilamente duerme”.

El procedimiento, que se repite automáticamente en ese período (tres o cuatro veces), consiste en drenar, infundir y permanecer en el organismo para limpiar y eliminar las toxinas del cuerpo a través de la orina.

Ella, por sí sola, desarrolla todo el proceso de la diálisis automatizada y en caso de tener algún inconveniente recurre a la enfermera  que está disponible las 24 horas del día a través de la línea telefónica. 

La enfermera además realiza visitas periódicas para evaluar el ambiente de conexión y funcionamiento de la máquina; y una vez al mes la paciente va al médico para los chequeos y entrega de las nuevas dosis.    

Previamente recibió un curso con una experta del centro de diálisis para aprender el manejo de la máquina y la colocación de los insumos que se requieren.

“Todo es relativamente sencillo, lo importante que se debe tomar en cuenta es la asepsis (libre de contaminantes) de todo el ambiente en el que se hará el procedimiento”.  

Para eso lo primero es un correcto aseo de las manos con un minucioso lavado, así como mantener bien cerrado el cuarto sin corrientes de aire y el uso de mascarilla.

Además el espacio debe tener un baño cerca.

“Con todos estos detalles se elimina la posibilidad de que se desarrolle una peritonitis (inflamación del peritoneo por infección)”.

Margarita considera que este tipo de diálisis es la menos invasiva porque le permite desarrollar de forma normal sus actividades.

Insuficiencia por quistes
La paciente contó que su problema renal se originó por el desarrollo de quistes en los riñones, que afectaron el funcionamiento normal de los mismos.  

“Nunca supieron por qué los tenía, al parecer nací con esos, pero solo me afectaron cuando tuve 30 años, luego de mis dos embarazos”.

Cuando el médico le diagnosticó insuficiencia renal, Margarita se encomendó a Dios y le pidió tener mayor tiempo de vida para cuidar de sus hijos. El menor tenía para entonces solo 4 años.

“Tomé con tranquilidad el informe médico y hasta hoy trato de enfrentar todo con el mejor ánimo. Para muchos esa es la razón para que incluso no tenga problemas adicionales de salud a pesar de que ya tengo más de 50 años de vida”.

Similares beneficios
El nefrólogo Alfonso Silva aclaró que tanto la hemodiálisis como la diálisis peritoneal cumplen la misma función (ninguna es mejor) y sirven como terapia de reemplazo renal para cumplir con las necesidades del organismo cuando los riñones no la pueden desarrollar.

El especialista recordó que la primera alternativa para estos pacientes es la donación; pero “en América Latina y el mundo solamente entre el 10% y 20% acceden a un transplante”.

En el país alrededor del 73% de pacientes recibe hemodiálisis y solo el 27% está dentro de la diálisis peritoneal, con sus dos tipos: una manual en el día y otra automatizada en la noche.

En ambos casos la ventaja sobre la tradicional hemodiálisis es la posibilidad de que la persona se realice el procedimiento en su casa.

“La automatizada da más libertad para que el paciente pueda desarrollar sus actividades habituales. Los jóvenes tienden a escogerla”.

La médica familiar Betty Jácome aclaró que siempre será el criterio médico el que prime al momento de optar por cualquiera de las alternativas de reemplazo renal y en función del paciente. (I)   

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