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Un dólar es el valor estimado por la gestión de acopio y procesamiento por unidad

Desecho responsable de los focos ahorradores, un reto (VIDEO)

El fin de semana la EEPG concienció a los ciudadanos sobre la manera de desechar los focos. Foto: Karly Torres | El Telegrafo
El fin de semana la EEPG concienció a los ciudadanos sobre la manera de desechar los focos. Foto: Karly Torres | El Telegrafo
28 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Sociedad

Menor consumo de energía y mayor durabilidad son 2 de las ventajas principales que llevaron a diversos países, incluido Ecuador, a cambiar los focos incandescentes por los ahorradores. En marzo, la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) entregó 800.000 bombillas de estos últimos para incentivar el ahorro de energía en la población.

Deshacerse de forma responsable de estas bombillas de luz blanca cuando pierden su utilidad es, aún, un tema preocupante para el ingeniero de proyectos ambientales David Matamoros. “En el país no tenemos cultura de preservación del medio ambiente. Por eso es habitual ver que los ciudadanos echen a la basura el foco ahorrador”, dice.

Los materiales usados en el interior de los focos son tóxicos, según explica Matamoros, y esto termina por convertirse en un problema ambiental por los gases que emanan cuando no se desechan correctamente; y agrega que “si el material va al agua sin ningún tratamiento, se forma un cóctel de contaminación para los ríos”.

Matamoros indica que hace falta educar a adultos y niños en las escuelas, y sugiere que se desarrollen campañas de recolección de focos ahorradores y la creación de centros de acopio por los barrios o en universidades, como ocurre con las botellas de plástico.

El oncólogo Francisco Plaza explica acerca de los daños que ocasiona a la salud romper un foco ahorrador. Dice que depende de la cantidad de vapor de mercurio que emane y del tiempo de exposición.

Las consecuencias van desde molestias para respirar hasta alteración de la visión. Cuando la exposición al foco es prolongada, genera  intoxicación aguda como lagrimeo, estornudo, vómito, diarrea, irritabilidad, nerviosismo. “Resulta peligroso para el sistema nervioso y las neuronas, provoca alteraciones, falta de coordinación en tiempo y espacio”, dice el experto.

El documental titulado ‘Luz tóxica’, elaborado en Alemania , explica los peligros de la radiación de los focos ahorradores, en cuyo interior poseen entre 5 y 20 miligramos de mercurio. Este  metal, al ser liberado cuando se rompen las bombillas, representa una amenaza para la salud.

VIDEO:

¿Cómo desecharlos?

Según la ministra de Ambiente, Lorena Tapia, la correcta manera de botar estos focos es envolverlos en una funda. “Está comprobado que la cantidad de mercurio que tiene cada foco es mínima y no afecta a la salud de las personas; pero de todas maneras hay que evitar tener contacto con el”.

Otras recomendaciones que explica el doctor Plaza es almacenar el foco en plásticos especiales, cuando ya han cumplido su vida útil.

Si se rompe de forma accidental, lo aconsejable es dejar la habitación por 15 minutos, recoger los vidrios con guantes y unirlos con cinta especial. “Es importante evitar cualquier contacto con los restos”.

Tratamiento adecuado

Carmen Zambrano, de la Empresa Eléctrica Pública de Guayaquil (EEPG), cuenta que desde junio de 2012 esta institución emprendió un proyecto de recambio de focos, para que los usuarios puedan acercarse a canjear los quemados por nuevos. Desde entonces se han recuperado 100.000 focos. De ellos, 2.000 ya han recibido el tratamiento adecuado en la planta, y en los meses posteriores continuarán con los demás.

Zambrano explica que los focos son llevados a una máquina encargada de triturarlos y de absorber el vapor de mercurio en un filtro especial, para que finalmente pase a celdas de seguridad. Los restos son almacenados en un tanque metálico.

En la planta son triturados focos de luminarias y ahorradores, para extraer el mercurio. Foto: Miguel Castro | El Telégrafo

Para los próximos meses, adelanta, tienen previsto iniciar la segunda etapa de recolección de focos; pero esta vez esperan que el Ministerio de Electricidad y Energía Renovable determine si continuará el recambio o se promoverá que los usuarios por responsabilidad se acerquen a dejarlos para el debido tratamiento. “Hace falta que las cadenas comerciales y los distribuidores gestionen programas para la recuperación de estos residuos tóxicos”, señala Zambrano.

En el sector industrial la historia es diferente. Desde 2010 la empresa de Gestión Ambiental de Residuos (Gadere) se dedica a la recolección de estos desechos peligrosos, que provienen en grandes cantidades de instituciones como bancos, hospitales o colegios.

Su gerente, Edgar Pinzón, dice que al día pueden recolectar entre 2.000 y 3.000 focos. Luego el material es llevado a una planta ubicada en el kilómetro 30 de la vía a Daule, cantón Nobol. La empresa está en capacidad de procesar (recolección y tratamiento) 4,3 millones de focos ahorradores al año.

Denise Cajas, subgerente de la empresa, explica que el tratamiento de los focos consiste en llevarlos a una cámara hermética, donde se acciona un triturador y luego se separan los componentes sólidos, como vidrio y polvo, y se extrae el vapor del mercurio a través de un filtro de carbón, con una capacidad de almacenamiento para 5 o 10 años, dependiendo de la cantidad. “Existen alternativas tras la extracción del mercurio. Una es reciclarlo, recuperarlo para producir productos, y otra es confinarlo para que no salga al ambiente”, dice.

Cajas asegura que este residuo es el más difícil de substraer, a diferencia de otros como el plástico. Al desechar un foco, los usuarios no reciben algo a cambio, más bien deben pagar. Gadere considera un costo aproximado de $ 1 por foco en la gestión de recolección y procesamiento; valor que puede disminuir por grandes cantidades.

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