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La confección de tapices, una labor que define la historia de Guano

Nudo redondo, cruz andina y trébol son solo algunas de las técnicas de tejido que se aplican en la confección de las famosas alfombras guaneñas.
Nudo redondo, cruz andina y trébol son solo algunas de las técnicas de tejido que se aplican en la confección de las famosas alfombras guaneñas.
Fotos: Roberto Chávez | EL TELÉGRAFO
26 de marzo de 2019 - 00:00 - Carlos Novoa

A más de sus encantos naturales, deliciosa gastronomía, vestigios arqueológicos y una momia centenaria,  el cantón Guano es conocido por sus añejos telares.

Allí, varias generaciones de reconocidos artesanos confeccionan ponchos, chalinas, alfombras y una gran variedad de coloridos tapices.

Uno de los nombres más conocidos en esta acogedora localidad chimboracense es Alfonso Allauca. Él ha sido catalogado como uno de los mejores expositores de la actividad textil y artesanal.

Cuatro tipos de tijeras, rastrillo textil y navaja, son herramientas que Luis Yanza Jr., para dar los últimos toques a sus creaciones antes de ponerlas a la venta.

Diagonal a la Iglesia La Matriz y frente al parque central se encuentra su almacén, donde se venden las famosas alfombras guaneñas.

“Sin duda son parte de nuestra historia, identidad y cultura. Los secretos para su elaboración se han transmitido por siglos de padres a hijos y se conservan en las añejas paredes de los telares”, comentó Allauca.

En su almacén además se ofertan bolsos, billeteras, ponchos, llaveros y cojines. Alfonso heredó de su difunto padre, Segundo Allauca, la destreza, habilidad y los conocimientos necesarios para la elaboración a mano de todo tipo de alfombras andinas.

Historia

La adolescencia de este artesano y diseñador transcurrió en el taller de su progenitor, donde se desempeñó como ayudante y aprendiz de un oficio que se resiste a desaparecer, pese a la industrialización del sector textil.

Los maestros tapiceros de los cuales Segundo Allauca recibió cátedra, según cuenta su hijo Alfonso, fueron:  Luis Yanza, Luis Villa y Pedro Oquendo.

Manos gruesas, callosas y con algunas cicatrices de cortes, son la carta de presentación del hábil guaneño.

“Aprender el oficio en el telar familiar no fue nada fácil, empecé a los 8 años. Cubrecamas y gualdrapas (cobertores largos para caballos) fueron las primeras artesanías que mi padre me enseñó a elaborar, pues son prendas muy demandadas en el cantón”, aseguró Alfonso.

A partir de esa edad, Alfonso empezó su transformación convirtiéndose en un tejedor experimentado y fabricante de telares artesanales.

Telar centenario

A 800 metros de su almacén, el centenario telar está al interior de un galpón, compuesto por cuatro parantes de  eucalipto que sostienen los hilos de lana y que son la base para hacer las alfombras.   

“La lana más usada es la de oveja, aunque a veces también trabajan con fibra de llamingo o alpaca. Varias hilanderas de comunas indígenas proveen de este material cada semana”, aseveró Lorena Fierro, vecina de Alfonso.

Pese a que los seis hermanos de Allauca también aprendieron algo del oficio, él es el único que mantiene hasta hoy el taller y el almacén de tapices.

“El nudo redondo es la técnica que aplico en mis tapices y la que me ha llevado a mostrar mis obras en vitrinas y exposiciones internacionales”, agregó Alfonso.

En esta última parte el artesano se refiere a una exposición en que participó hace ocho años, en Nueva York.

Lo hizo con un tapiz que refleja las cuatro regiones del Ecuador, con colores representativos de estos lugares y con imágenes de animales que viven en la Sierra, Costa, Amazonía y Galápagos. (I)  

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