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Compadres y comadres, tradición que perdura

Compadres y comadres, tradición que perdura
22 de febrero de 2020 - 00:00 - Redacción Intercultural

La fiesta de los compadres es una tradición que se ha arraigado por muchos años en la provincia del Azuay.

Si bien la misma se perdió, desde hace 13 años regresó para ser parte del festejo carnavalero.  

Se ha dicho que los orígenes más remotos del carnaval se encuentra en los antiguos pueblos de Sumeria y Egipto, en donde hace más de 5.000 años se celebraban pomposas fiestas en honor al buey Apis, dios de la fertilidad.

Esta celebración se difundió más tarde en el Imperio Romano, en donde, además, persistieron diversos festejos que se hacían en Grecia y Roma por la primavera y el año nuevo, como las “bacanales” -en honor a Baco, dios del vino- y las “saturnalias”  -en honor a Saturno, Dios de la siembra y la cosecha-.

Las celebraciones paganas del antiguo Imperio Romano, relacionadas con la llegada del nuevo año y la primavera persistieron aún después del triunfo del cristianismo bajo la forma del carnaval.

Por otro lado, en América nuestros ancestros celebraban ya antes de la llegada de los europeos fiestas en las que se recibía el nuevo año pidiendo a los dioses fertilidad y abundancia en las cosechas.

Tras la conquista y la imposición del catolicismo estas antiguas celebraciones fueron absorbidas por la fiesta europea del carnaval, dando origen así a una manifestación popular con un sinnúmero de matices que responden a las características de identidad de cada sitio.

En el caso específico de Cuenca, el carnaval presenta características que lo hacen único, ya sea por la exquisita gastronomía típica de la región o bien por costumbres que aún hoy en día persisten entre algunos de sus habitantes. Una de ellas, que desapareció y que se ha rescatado, es la de los “Jueves de Compadres”. Esta tradición, que iniciaba dos semanas antes del carnaval (en día jueves), tenía como finalidad estrechar lazos de amistad y de solidaridad.

Se elegía a los compadres y comadres, dependiendo del grado de parentesco o de amistad que existía con ellos.

La persona elegida era obsequiada con una “guagua” (niña) de pan o azúcar, que se entregaba envuelta a la manera tradicional -en forma de tamal- en una bandeja con pétalos de flores.

“Era un acontecimiento muy serio al que se le daba mucha importancia”, dijo Juan Andrade, un cuencano de 75 años de edad y que recuerda cómo era el festejo del carnaval de sus padres.

Junto a la figura de pan se acostumbraba también a regalar algún “agrado” que podían ser dulces, huevos, una gallina, etc.

El ritual continuaba por parte de los elegidos, quienes al verse comprometidos con tal “honra”, brindaban a sus visitantes una copa de la deliciosa “mistela” (aguardiente con fruta macerada) y ofrecían asistir a las fiestas del carnaval en casa de quienes habían solicitado el comadrazgo o compadrazgo.

“Si el compadre no cumplía con este compromiso se venía un disgusto y muy fuerte”, dijo en cambio el cuencano Marco Regalado.

Esta buena costumbre para muchos desapareció de un momento a otro hasta que Gladys Eljuri, cuando estuvo al frente de la fundación municipal Turismo para Cuenca, propuso recuperarla ya no solo a escala de la familia y la vecindad, sino para la ciudad y es así que se comenzó a invitar a personas conocidas en la ciudad o en el país a que acepten este compadrazgo.

Para el historiador y escritor Oswaldo Encalada, esta fiesta permaneció oculta por años entre los azuayos. Se trataba de dos jueves, previos al carnaval, en los que se celebraba este acontecimiento. “El jueves más cercano es el día de la comadre y una semana antes, el día del compadre”, indicó Encalada.  

Ahora la Unión de Periodistas del Azuay, Amistad Club y el Municipio cuencano también recogieron esta tradición, visitando y haciendo compadres a personas destacadas de la ciudad, previo a la festividad del carnaval.    

 “En Cuenca no solo queremos tener un espacio para que el turismo llegue a la ciudad en la época del carnaval, queremos también rescatar nuestras tradiciones, queremos mantener vivas esas costumbres de nuestros padres o abuelos”, dijo el director de gobernabilidad de la Municipalidad de Cuenca, Andrés Peñafiel, al tiempo que visitaba a las designadas comadres y compadres para entregarles una canasta carnavalera con frutas y elementos para jugar. (I)  

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