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Colecho, ¿crea lazos de amor o aumenta el riesgo de muerte de cuna?

Colecho, ¿crea lazos de amor o aumenta  el riesgo de muerte de cuna?
Foto: internet
24 de septiembre de 2017 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Son diversos los argumentos de las voces a favor y en contra del colecho, la práctica en la que los padres duermen en la misma cama con sus hijos pequeños.

El tema causa dudas en los  padres primerizos. Por ello la  mayoría de portales de internet, dedicados a la maternidad, han destinado por lo menos un artículo para tratar el asunto.

El año pasado, varios medios de comunicación divulgaron una investigación realizada por el Centro de Estudios alemán GeSID sobre el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). En él se asegura que dormir cerca del bebé favorece la lactancia materna y reduce en un 50% su riesgo de muerte en el primer mes de vida.

“Durante el colecho el niño duerme en sincronía con la madre y tiene acceso al pecho, de  tal forma que el amamantamiento es más sencillo y menos agotador. Esto favorece a mantener la lactancia durante más tiempo y en consecuencia, mejorar su sistema inmunológico, el aspecto emocional y ayuda a su desarrollo”. Según se publica   en un artículo del diario argentino La Unión.

Según la psicóloga Diana Jibaja existen varios estudios que recomiendan esta práctica y otros que no lo hacen. Pero el centro de la discusión del colecho es cómo evitar el fallecimiento del bebé por asfixia causada por los padres o debido a una muerte de cuna.

Unicef asegura que es importante para el desarrollo del bebé que tenga su cuna o lugar propio para dormir. Los adultos pueden estar cerca del infante. Foto: Tomada de internet

El infante tiene el sueño muy ligero -explica Jibaja- y esto hace que se despierte cada que deja de respirar. Un acto muy común en los recién nacidos. Pero hay casos en los que esto no sucede, el niño no se despierta y muere sin causa aparente. Además, una obstrucción en las vías respiratorias por una regurgitación, por ejemplo, también hace que el menor no respire bien.    

De ahí que uno de los beneficios del colecho -dice Jibaja- es que los padres se vuelven más perceptivos y estén más alerta  si respira o no su hijo. Eso  disminuyen los riesgos de muerte súbita del bebé. Pero el sueño profundo de los padres sigue siendo un peligro.

A la lista de aspectos positivos del colecho se suma el que el recién nacido siente más seguridad gracias al calor de la pareja, sobre todo de la madre. Además  la progenitora duerme más tranquila al estar en contacto con su bebé. Esta práctica contribuye con que el niño sea más seguro, más equilibrado emocionalmente y que tenga mayor empatía en la adultez.

“La decisión de dormir en colecho es de los padres”, dice Jibaja, pero la pareja debe considerar varios factores para tomar esta decisión.

Por ejemplo debe tomar en cuenta que mientras el lactante esté en su cama no podrán tener relaciones sexuales, deben observar qué parte de la cama es menos riesgosa para que duerma, tomar las seguridades necesarias para no asfixiarlo, considerar que no es una buena opción si los padres tienen el sueño profundo, deben estar alerta toda la noche y la cama tiene que ser grande.

Para el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), la forma más segura de dormir para los niños menores de seis meses es en su cuna, boca arriba y cerca de la cama de sus padres. De acuerdo con el Comité, esta práctica disminuiría el riesgo de SMSL en más del 50%.

La entidad está de acuerdo en que el colecho beneficia a la lactancia materna pero insiste en que es una práctica que sí aumenta el riesgo de un SMSL. Esto pese a que se ha comprobado que la madre que amamanta, cuando duerme con su bebé, adopta una postura de protección instintiva que asegura el dar el pecho, el sueño de ambos y la protección frente a problemas de muerte súbita. 

En todo caso, la AEP recomienda que esta práctica no se la realice en lactantes menores de tres meses de edad, que hayan nacido prematuros o que tengan bajo peso desde el parto. Así también en padres que consumen tabaco, drogas o fármacos sedantes y en situaciones de cansancio extremo.

Aconsejan que el colecho no se debe realizar en superficies blandas, colchones de agua, sofás o sillones, ni con otros niños en la cama o muchas personas.

Esta práctica es muy común en Ecuador. Según una investigación publicada en 2008, en la Revista Ecuatoriana de Pediatría, el 90,9% de los lactantes menores de siete meses que recibieron atención en la consulta externa de pediatría en el Centro de Salud N°1, ubicado en el Centro Histórico de Quito, dormían en colecho. 

En este informe se asegura que un grupo de trabajo sobre el SMSL de la Academia Americana de Pediatría recomendó en el 2005 que los lactantes no compartan la cama con un adulto ya que pueden ser sofocados. Especialmente si el adulto tiene un nivel bajo de conciencia por consumo de alcohol o drogas. Los riesgos de sofocación se incrementan 20 veces cuando los bebés duermen en las camas de adultos.

Al igual que la AEP, Unicef resaltan que el lugar más seguro para dormir de un bebé es en una cuna junto con sus padres, por eso recomiendan elegir cunas adosadas a la cama de la pareja.

Pero asimismo la entidad resalta el beneficio que trae el colecho para prologar la lactancia materna, por eso aconseja que si los padres escogen esta práctica se aseguren de que la habitación no esté muy caliente, que man tenga entre 16 y 18ºC. Además sugiere estar pendiente de que el bebé no se caiga de la cama ni se quede atrapado entre el colchón y la pared, que los cobertores no lo sobrecalienten ni le cubran la cabeza y que las mascotas no estén en la cama.

“Si van a estar despiertos toda la noche, es bueno que el bebé duerma en la misma cama, pero los papás  también tienen que dormir”, comenta Marcelo Meza, pediatra.

Él no recomienda que los progenitores duerman en la misma cama con su hijo. Eso  constituye un riesgo para él. Asegura que en su experiencia, en varias ocasiones los padres han asfixiado al menor sin darse cuenta.

“La pareja está tan cansada que pueden aplastar al bebé y el pequeño muere asfixiado. Los papás se despiertan y el niño ya está muerto”, asegura.

Pero además Meza está en contra de esta práctica porque el lactante recibe el humor de los padres, le transmiten su energía e incluso le pueden contagiar alguna enfermedad.  

El pediatra recomienda que desde el primer día el recién nacido duerma en su cuna y a partir de los seis meses lo haga en su propia habitación. Los lazos de amor se crearán si los padres están pendientes del bebé, que los mire cada que vez que él se despierte.

Luego del año de edad, el colecho es perjudicial

Los vínculos que construye el lactante con sus padres los primeros meses de vida le dan la suficiente seguridad para que el menor pueda dormir en otra habitación. Según la psicóloga Jibaja, el niño debe descansar con sus padres, o en la habitación de ellos, máximo hasta el año de edad.

Darles su independencia -explica- también aporta a fortalecer su seguridad.

El primer paso para que el niño alcance esa independencia es separarlo de la cama de los padres armando una cuna en la misma habitación. Después de un tiempo se lo debe llevar a su propio dormitorio.

Para tener éxito -recomienda Jibaja- la pareja debe estar decidida a esta separación, su firmeza impedirá que se dobleguen a los berrinches de su hijo por no querer salir de la cama o del dormitorio de los padres.

“Si no se lo hace con decisión, el niño se acostumbrará a que lo lleven y lo traigan de una habitación a otra cada que llore”, dice la especialista y agrega que esta separación ayudará a que los padres delimiten su espacio íntimo.

Si el niño pasado el año de edad sigue durmiendo con sus padres se volverá dependiente: será un niño angustiado porque no puede estar sin sus papás, llorará si no los tiene cerca, hará berrinches, entre otros comportamientos inadecuados. 

Pero además, si el colecho se extiende a más de 12 meses los padres podrían tener conflictos pues esta práctica perjudica la relación de pareja y la estabilidad e independencia del niño. Según Meza aparecerán problemas intrafamiliares porque la pareja no tendrá intimidad conyugal. Con el tiempo será más difícil que el infante salga de la habitación de ellos.  

Además, a partir del año el niño se vuelve más consciente de lo que sucede a su alrededor, se apropia de los espacios, la habitación de los padres deja de ser el sitio de papá y mamá y se convierte en una zona de propiedad del bebé si este aún duerme ahí.

“Con la extensión del colecho hasta el año de edad le damos seguridad al niño, pero esa seguridad debe traspasarse a un ambiente individual”, comenta Jibaja y enfatiza en que incluso si se vive en una casa con una sola habitación, el bebé necesita  su cama propia y en algún momento se deben separar los espacios aunque sea con una tabla. (I)

Datos

Los especialistas recomiendan que la mejor posición para dormir de un lactante es boca arriba, pero esta postura pierde su efecto protector en el colecho pues, en un estudio se observó que el 49% de bebés fallecidos mientras compartían la cama con sus padres fueron encontrados en esta posición o de lado.

Las madres que dan de lactar en su cama suelen dormir de cara a su bebé y con el cuerpo en una posición que lo protege, parándolo si se mueve de arriba a abajo. (I)

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