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Las coladas de sambo y zapallo son ricas bebidas ancestrales

En el café Ñuka Llacta, en Quito, se puede consumir la colada morada durante todo el año. Un vaso cuesta $ 0.80. Las tazas de las coladas de sambo y zapallo cuestan $ 0.50.
En el café Ñuka Llacta, en Quito, se puede consumir la colada morada durante todo el año. Un vaso cuesta $ 0.80. Las tazas de las coladas de sambo y zapallo cuestan $ 0.50.
Foto: Mario Egas / EL TELÉGRAFO
16 de septiembre de 2018 - 00:00 - Alejandra Monroy

Una taza de colada de sambo bien caliente y 3 tortillas de maíz, recién salidas de la paila de barro, es todo lo que Yovany Vera necesita para comenzar sus mañanas con buena energía.

El lojano conduce un taxi en la capital por más de 12 horas, en cada jornada, y asegura que tiene más vitalidad desde hace un año que desayuna la bebida ancestral en el café Ñuka Llacta, “nuestra tierra”, ubicado en las calles Ladrón de Guevara y Lérida.

“Casi nunca me enfermo. Crecí tomando las coladas de sambo y zapallo. Creo que debe ser por eso”, confiesa.

La nutricionista, Sara Rivera, explica que las coladas son una gran fuente de calorías que tradicionalmente están presentes en la dieta de las zonas rurales.

“A mis pacientes sí les recomiendo que tomen coladas pues complementan la buena nutrición, ya sea en el desayuno, media mañana o como snack en la tarde”, agrega la especialista.

El local de Ñuka Llacta está abierto desde las 07:30 hasta las 22:00. Allí, las 4 mesas lucen llenas a cualquier hora. Los transeúntes se antojan por el aroma dulzón que sale desde las ollas humeantes e ingresan. Se animan a consumir cuando ven los módicos precios en los rótulos que promocionan combos desde $ 1,15.

“Vengan, les ofrezco sambo, zapallo, café, chocolate”, repite con una entonación musical Piedad Morales, dueña del lugar.

La mujer, de 38 años, oriunda de la parroquia La Merced, expende la colada morada durante todo el año. Además, las de sambo y zapallo son su especialidad, pues las prepara desde niña. En el local no hay gaseosas, solo bebidas naturales.

El negocio es familiar y funciona desde hace 10 años en Sangolquí y desde el 2000 en La Floresta. “Las recetas son tradicionales. No tienen nada artificial. El secreto es usar los frutos maduros y endulzar con panela y amor”, indica. Los comensales  acompañan las bebidas con tortillas de trigo o de maíz.

“Las bebidas ancestrales, con productos nativos, mantienen viva la cultura gastronómica de nuestro país, son parte de la identidad y contribuyen en el mejoramiento de la salud y el cuidado del ambiente”, señala Carolina Pérez,  docente investigadora de la Universidad de las Américas (UDLA).

Asimismo, indica que el sambo y el zapallo son productos nativos andinos que, desde hace miles de años,  cumplen un rol en la alimentación de los ecuatorianos.

Morales compra los ingredientes que cultivan los agricultores de su comunidad, en las faldas del Ilaló, lo cual hace que sus recetas sean 100% orgánicas. Ella dedica más de 2 horas cada mañana para la preparación de las  coladas, en ollas de 40 litros.  En ese negocio se atiende a unos 150 comensales por día.

“El sambo es diurético. Sus semillas desinflaman y son buenas para la próstata y para los cálculos. El zapallo tiene bastante fibra y ayuda a la digestión y a los estragos del embarazo”, afirma mientras atiende una mesa de estadounidenses.

Precisamente, Andrea Aleaga, nutricionista de la UDLA, explica que  tanto el sambo como el zapallo pertenecen a la familia de las calabazas, por lo cual sus semillas aportan gran cantidad de nutrientes esenciales como cinc, vitamina E, ácidos grasos, omega 3 y 6, los mismos que son necesarios en la etapa de gestación y que también se recomiendan para cuidar la salud del corazón.

Por ejemplo, a Carolina Zambrano su médico deportólogo le recomendó el consumo por lo menos 3 veces por semana de la colada de sambo, antes de ir al gimnasio. La quiteña asegura que puede hacer ejercicios con más resistencia y que no se cansa tanto. “Me siento más fuerte, hidratada y mi digestión es regular”, señala.

Los especialistas concuerdan en que en la actualidad la mayoría de bebidas que se venden en el mercado son procesadas, altas en azúcar y productos químicos, de modo que debe migrarse hacia el consumo y preparación de las bebidas ancestrales, ya que estas pueden contribuir a disminuir enfermedades y trastornos alimenticios.

“Al mantener la culinaria andina con vida se revalorizan las tradiciones milenarias indígenas, las mismas que buscaban siempre el bienestar, la espiritualidad y un equilibrio entre el ser humano y su entorno”, concluye  Aleaga. (I)  

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