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Esta población se redujo un 30% en los últimos 20 años

Cerca de 15.000 tortugas golfinas nacerán en Pacoche entre diciembre y enero

Los miembros del MAE colocan hitos y monitorean los sitios de anidación de las tortugas golfinas en Manta. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Los miembros del MAE colocan hitos y monitorean los sitios de anidación de las tortugas golfinas en Manta. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
22 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Manta

Manta.-

Este mes comenzó la temporada alta de arribo a las playas de Manta de centenares de tortugas marinas. No se trata de cualquier tortuga sino de la especie Lepidochelys olivacea, conocida comúnmente como golfina o lora. Con un promedio de longitud de caparazón de los adultos entre 60 y 70 centímetros. El caparazón de estas tortugas tiene forma de corazón y robustas patas que les sirven para nadar.

Las golfinas son las más abundantes entre las tortugas marinas, pero están en situación de vulnerabilidad por los pocos sitios de anidación que quedan en el mundo, puesto que se ha reducido drásticamente un 30% su población en los últimos 20 años.

Esta especie, que habita  en las aguas tropicales y cálidas de los océanos Pacífico e Índico, llega a Manta para el desove, que consiste en la puesta de huevos en la zona de playa.

Estos reptiles cavan huecos de cerca de 40 centímetros para depositar sus huevos, que son dejados por las madres a una distancia aproximada de 40 metros desde el mar. En los puntos que se lleva a cabo este ciclo es en el área protegida del Refugio de Vida Silvestre y Marino Costera Pacoche, un santuario natural ubicado en Manta.

Para realizar un correcto estudio de las tortugas, el Ministerio del Ambiente (MAE) implementó desde 2012 un proyecto de monitoreo las 24 horas del día.

Según los registros, en la actualidad hay 50 nidos de la especie golfina: 4 en la playa La Botada y 46 en San Lorenzo de Manta.

Técnicos y guardaparques del refugio iniciaron el marcaje de la especie mediante placas de registro, aprovechando el arribo de una tortuga golfina.

Ángelo Traverso, director provincial del Ministerio del Ambiente, dijo que es común en estos meses del año (hasta noviembre) que lleguen numerosas tortugas para el desove, que es parte de su ciclo reproductivo.

Alrededor de los nidos se ha ubicado señalética e información para que los turistas que visitan el área no interrumpan el normal proceso de eclosión de las tortugas. 

Iliana Solórzano, responsable del refugio, explicó que se han ubicado 4 hitos con una cinta de precaución y “también se protege con una malla metálica el sector en los días que los nidos estén próximos a eclosionar. Cuando este ciclo se cumple se retira la malla y los neonatos están listos para que continúen su camino hacia el mar”.

La etapa de eclosiones de la especie se da entre los meses de diciembre y enero. En el registro por cada anidación se prevé eclosiones entre 80 y 90 neonatos de tortugas. El período de incubación hasta que eclosionan es de 60 días promedio. En 2013 se registraron 206 arribos de tortugas y fueron contabilizados 171 nidos.

Las tortugas golfinas al nacer miden unos 8 centímetros de largo y pesan 18 gramos en promedio. Tras la eclosión, la tortuga recorre varios metros hasta llegar al mar. En esa etapa, la mínima basura en la arena es un gran obstáculo para estos reptiles.

Transcurrirán 30 años para que lleguen a la adultez, etapa en la que pueden medir hasta 70 centímetros y con un peso aproximado de 38 kilogramos. En promedio, a los 15 años las tortugas alcanzan su madurez sexual y es probable que retornen a las mismas playas a poner sus huevos.

La funcionaria explicó que en enero y febrero arriba la tortuga verde, que es otra de las especies que están identificadas en el área protegida de tortugas marinas.

El MAE ha realizado trabajos de concienciación en la comunidad. “Nosotros hemos trabajado en los centros educativos de las 12 comunidades en el área de influencia con charlas de educación ambiental en lo concerniente al tema de conservación de tortugas y de fauna marina. Allí, los estudiantes se capacitan, conocen lo que se debe cuidar y ellos a su vez lo transmiten a sus padres”, expresó Solórzano.

Considera que con esas charlas  los pobladores ya no son una amenaza, porque están conscientes de que es una especie que hay que proteger y conservar.

Isidro Sornoza, morador del sector, comentó que a las personas que no son de la zona se les indica que no se acerquen mucho a los nidos y en caso de ver a una tortuga no la incomoden.

En el marcaje de las tortugas golfinas se tomaron datos como el posicionamiento geográfico, tamaño de la huella, longitud de ancho y largo de caparazón, entre otros.

Este tiene como objeto registrar características biológicas de la especie, así como sus patrones de reproducción y comportamiento migratorio.

Estos datos permitirán adaptar mejores estrategias para la conservación de las especies de tortugas marinas que frecuentan las playas dentro del área protegida.

En los patrullajes diarios los nidos identificados son monitoreados, señalizados y resguardados con una malla, que los mantiene a salvo de perros, cangrejos y otras amenazas. Los guardaparques remueven la protección una vez que confirman que han eclosionado los huevos.

Las playas de San Lorenzo y La Botada registran unos de los más importantes y mejores sitios de anidación de tortugas marinas en la Costa ecuatoriana.  

Sin duda la marcación de los nidos y la protección del hábitat de la playa constituyen estrategias valiosas para evitar la extinción de las golfinas.

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