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Coro: “Tengo la ilusión de impulsar proyectos sociales de la mano del Derecho”

Beliza Coro Guairacaja, asesora legal global del Grupo Telefónica, en Madrid; embajadora One Young World (OYW)
Beliza Coro Guairacaja, asesora legal global del Grupo Telefónica, en Madrid; embajadora One Young World (OYW)
Cortesía: Beliza Coro
14 de julio de 2019 - 00:00 - Silvia Murillo

Beliza Coro Guairacaja creció en una comunidad indígena dedicada a la agricultura y la cría de animales domésticos: Lupaxi Convalecencia, de la parroquia Columbe, cantón Colta, provincia de Chimborazo. Allí aprendió el significado de lo que es pertenecer a la etnia puruhá.

Cuando tenía cuatro años de edad, ella, sus padres, Luis y Amelia y su hermana menor, se radicaron en Guayaquil. Al igual que muchas familias indígenas migraron del campo a la ciudad. Era una niña pequeña que vendía legumbres en el mercado Machala junto con su madre y hermana.

Se levantaba de madrugada para comprar las verduras en los mercados mayoristas de la ciudad. “Viví lo que viven muchos niños hasta la actualidad (trabajo infantil)”.

Allí percibió la violencia que había en las calles. Allí observó el machismo entre parejas. Su madre le advertía que no se dejara engañar por algún desconocido, que no se deje convencer con mentiras.

Recuerda que por el clima de Guayaquil no usaba su atuendo indígena sino vestiditos frescos que heredó o que alguien se los regaló.

Un día, mientras vendía cebollas y hortalizas, vio a un grupo de niños con sus uniformes y sus mochilas llenas de colores y eso le llamó la atención. “Me sentí diferente”. Y surgieron las preguntas: “¿Por qué no me puedo ver como ellos?” “¿Por qué yo tengo en mis manos cebollas y tomates?” “¿Por qué no tengo una mochila y un uniforme?, pero esa era mi realidad”.

“Al estar en este medio te das cuenta de que efectivamente si ibas en esta misma línea lo que te esperaba era más violencia. Entonces descubres que hay una salida y que es la educación”, destaca la joven, quien hoy es asesora legal global Bi&Big Data, Cuarta Plataforma y Proyectos Globales del Grupo Telefónica, en Madrid.
Ella tuvo la suerte -así lo define- de formar parte de un proyecto cuyo objetivo es sacar a los niños de las calles, ayudarlos a estudiar y erradicar el trabajo infantil.

Este proyecto, que es auspiciado por entidades públicas y privadas, se llama Proniño, de Fundación Telefónica. “Mis padres estuvieron ahí luchando por el futuro de sus dos hijas y fui a la escuela y la terminé. Pude ir al colegio y esto ya era un salto generacional muy grande”.

Pese a que estudió la primaria y secundaria, ella estaba consciente de su realidad. “Esa realidad me gritaba todos los días: ‘Beliza eres una mujer indígena de bajos recursos económicos’”.

Ella sabía que esas características en algún momento la iban a limitar para seguir con sus sueños de ir a la universidad, viajar, aprender nuevos idiomas y estar en lugares que nunca hubiera imaginado.

Una beca para sus sueños

Beliza Coro no ha dejado de vestir su atuendo indígena, pues son sus raíces, de las que siempre se enorgullece. Lleva su cabellera larga atada con cintas, que es sinónimo de respeto a su etnia, pero en especial a su madre, abuela y ancestros.

Jamás ha renegado de la comunidad donde nació. Al contrario, ella la define como una bendición, pues de allí heredó valores como la reciprocidad, solidaridad. También aprendió el significado de los bordados en su ropa y el respeto a la Pachamama.

Convertida en bachiller y después de reflexionar junto con sus padres sobre su futuro, fue determinante en lo que deseaba ser: abogada.

“Decidí serlo porque era el momento de romper con esas barreras que la sociedad había puesto para una mujer indígena”, señala.

Enfatiza que quiso una profesión que le permitiera medir sus habilidades y ayudar a otras mujeres a romper esa barrera social que impedía tener más abogadas, médicas, científicas, ejecutivas en alta dirección...”.

En 2007 ingresó a la Universidad San Francisco de Quito a estudiar Derecho, a través del programa Diversidad Étnica. Allí se le presentó la oportunidad de por primera vez salir del país.

Su destino fue Israel, donde estudió Liderazgo. “Fue una experiencia única”.

Antes de terminar la universidad tenía un reto que superar porque como mujer indígena su primer idioma es el quichua, luego el español, pero no dominaba el inglés.

En 2012 viajó a Estados Unidos a terminar su carrera universitaria y aprendió ese idioma. De allí se trasladó a Londres, porque fue escogida para hablar en nombre de todos los niños de Latinoamérica, acerca de la educación de ellos y del trabajo infantil. 

“Fue la primera vez que estuve en un congreso, que hablé delante de tantas personas”. Ese mismo año se graduó de abogada.

“Ese día convertí un sueño en una bella realidad y ese logro me puso más feliz, porque días antes me informó la universidad que iba a ser la primera mujer indígena puruhá en graduarse con honores”.

Ese logro le permitió formar parte del equipo de abogados de la Vicepresidencia Legal de Telefónica Ecuador.

Su primera asignación internacional fue en 2015, cuando viajó a Londres para cooperar en las operaciones más importantes. Estuvo seis meses y aprendió sobre legislación inglesa.

Un año después aplicó a una maestría en una de las universidades de negocios más importantes de Europa, la IE University – Instituto de Empresas. Fue aceptada. Esa institución reconoció el trabajo de una mujer indígena y le dio la beca de Mujeres Líderes. Además fue invitada a la cumbre mundial de jóvenes One Young World (OYN), de donde es embajadora.

Lo que extraña de Ecuador

Beliza actualmente hace un doctorado en Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid. En el poco tiempo que tiene libre acompaña a su esposo, el otavaleño César Quilumbaqui Alta, en sus estudios de maestría, pero en un campo diferente al suyo.

Orgullosa dice que su consorte luce su trenza y poncho en Madrid y que es muy apegado a su cultura.

Menciona que hay muchas jóvenes que le escriben cartas y le dicen que es feminista, que odia a los hombres.
“Ese no es el sentido del feminismo; aquí debemos hablar de igualdad entre hombre y mujer, esa que yo defiendo; del respeto mutuo, de crecer juntos”.

A Ecuador ha venido en fechas especiales a visitar a su familia. Sin embargo revela que extraña el calor de su gente, “aunque en España me he sentido como en casa”.

¿Qué considera que le falta por hacer? “Anhelo mucho volver a mi región, a mi país, a contribuir con su desarrollo desde diferentes sectores. Tengo la ilusión no solo de volver a Ecuador sino a Latinoamérica e impulsar más proyectos sociales de la mano del Derecho y mi carrera, pero enfocados en proyectos sociales”.

Uno de los deseos de Beliza es que se promuevan proyectos gubernamentales que den apertura a los jóvenes indígenas y estos sean felices. (I) 


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