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El Telégrafo
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Autos clásicos reviven el ayer

Autos clásicos reviven el ayer
18 de noviembre de 2013 - 00:00

Su Volkswagen modelo 64 es un orgullo para Víctor Romero. Hace año y medio lo compró y desde entonces cuida cada detalle para que este ‘cincuentón’ se vea ‘joven’ y ‘saludable’, sin nada que envidiarle a modelos más recientes. Su carrocería resplandece cuando Víctor lo conduce por la calle y se convierte en el centro de admiración. “A veces me paran, se quieren tomar fotos y me preguntan si vendo el carro. Yo solo lo vendería en caso de una calamidad familiar, que mis hijos estén graves. De ninguna otra manera”.

Restaurar el auto es una pasión para Víctor. Y así como él, muchos encuentran en los vehículos clásicos un gusto, un hobby que los pone en contacto con otros como ellos. En Ecuador son varios los grupos que congregan a coleccionistas de autos clásicos, cada uno con su preferencia por una marca determinada.

Para ellos, lo máximo es mantener sus carros como nuevos. Por eso, al verlos, los vehículos no reflejan las decenas de años que tienen y que en ocasiones suman medio siglo.

A menudo se hacen exhibiciones de autos clásicos, como la realizada en el parqueadero del centro comercial Albán Borja, en octubre de este año. Estas muestras congregan a coleccionistas de marcas como Mini Morris, Volkswagen y las motos Vespa en su modelo Piaggio.

Cada vehículo tiene su historia. Víctor ha invertido cerca de $ 7.000 en la restauración del auto y él mismo le ha hecho las diferentes adecuaciones, como pintura y arreglo de motor. “Es algo que nunca acaba. Esta marca la fabricaron en Alemania, pero también es ensamblada en otros países, por lo que hay bastantes repuestos”.

Él pertenece al grupo The Beetle Clan, que congrega a cerca de 200 coleccionistas de Volkswagen. Se reúnen los jueves en la avenida Victor Emilio Estrada (Urdesa, norte de Guayaquil), a partir de las 22:00. “En promedio nos reunimos 30 compañeros, revisamos los carros, vemos qué hay de nuevo y programamos eventos”.

Su familia comparte su pasión e inclusive su hijo, Daniel, de 9 años, es su copiloto. Hasta tiene una credencial del grupo que lo acredita como tal.

En Cuenca se cumplió hace pocos días la convención nacional e internacional de Volkswagen, con más de 200 carros que llegaron de países como Colombia y Perú. Víctor y su familia asistieron al encuentro.

Una pasión

Siempre están limpiando su vehículo y buscando la forma de mejorarlo. ¿Cuál es para ellos el encanto de un auto clásico?

“Si usted aprecia su carro, no importa invertirle para que se vea como se ve. Lo importante es tenerlo en buen estado. Y la gente en la calle se apasiona, porque son carros que llaman la atención”.

Quien afirmó eso es Marco Varela, presidente del Club Morris, un grupo que en Guayaquil nació recientemente y hasta el momento reúne a 12 amantes de los Mini Morris.

Varela tiene su carro hace 10 años, fue traído directamente desde Inglaterra. Es un modelo Mini Moke, una versión muy limitada de la cual en el grupo solo hay dos. Y por su peculiar apariencia, sin carrocería y más parecido a un carro para atravesar caminos de montaña (foto arriba), es de los más admirados por la gente.

Para los coleccionistas de autos clásicos es obligatorio saber de mecánica. Marco Varela lo demuestra con sus palabras: “Mi carro llegó con motor de 850 centímetros cúbicos y aro 10, con frenos de zapata. Pero nosotros lo repotenciamos, le pusimos motor 1.300, manzana para aro 12 y frenos de galleta, para mejorarlo. Corre más y mejor”.

O como Roberto Pombar, presidente de The Beetle Clan, quien organiza muestras de autos clásicos y posee 4 Volkswagen tipo escarabajo, de 1957, 1962, 1974 y 1978. “Tengo alrededor de 4 o 5 años en esto. Yo mismo los pinto, les hago máquina, les reconstruyo los motores. Lo bonito de la reconstrucción es poner las piezas originales”.

Tanto para él como para los otros coleccionistas, arreglar estos carros es lo máximo, es como volver al pasado. Ellos, además de dinero, invierten tiempo y dedicación. “Cada semana lo lavas, lo enceras, le arreglas cosas, le pones cariño, amor”, afirmó Víctor Romero.

Víctor Hugo Muñoz tiene otro tipo de clásico. Su vehículo es una moto Vespa Piaggio 150, original de Italia. Es uno de los modelos antiguos, de los que ya no se ensamblan. “La moto que fabrica ahora la Vespa es más moderna. La mía es la clásica y la tengo con los repuestos originales. Tuve que conseguirlos en otros países, como Argentina, Colombia, Chile, EE.UU. De Italia he tenido que traer algunas cosas, porque este modelo ya no lo fabrican”.

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