En la comuna Jambelí, parroquia Colonche, provincia de Santa Elena, un anticuario hizo de su pasión de juventud su forma de vida. 

Patricio Pin Granoble, de 67 años, lleva 43 coleccionando máquinas de coser, adornos de madera, planchas de metal (que usaban carbón), ollas de bronce, herradura de caballo, molinos, entre otros. 

La extensa colección de más de 1.000 piezas copa el patio delantero del local, que al mismo tiempo es la casa del comunero en donde se exhiben botellas de cristal, ollas de bronce, televisores, radios de la Segunda Guerra Mundial, réplicas de estatuillas de Venus, sillas ceremoniales de piedra, molinos, y demás objetos.

Los registros históricos indican que la provincia de Santa Elena fue habitada por las culturas Las Vegas, entre el 8000 y 4600 a.C., y Valdivia, entre el 3500 y el 1800 a.C.

Este es uno de los factores que más mueve el comercio de las réplicas de las culturas de la zona y un imán para la venta de otros objetos.

En la comuna, fundada en 1960, el 80% de sus habitantes se dedica a las actividades pesqueras.

La zona es tranquila, excepto por estos meses cuando el pueblo empieza a recibir a visitantes atraídos por las ballenas jorobadas.

Patricio, oriundo de Pedro Pablo Gómez, Jipijapa, menciona que las personas de las zonas son sus principales proveedores de objetos que en algunos casos son en extremo raros.

A pesar de tener quien le venda, Patricio no deja de visitar aquellas casas viejas donde ha encontrado desde vitrolas hasta pianolas, sobre todo en las zonas campestres.

Aquí es común hallar casas de haciendas que pertenecieron a personas adineradas.

El manabita refiere que muchas personas se sienten atraídas por la gastronomía de la zona, basada en mariscos que casi siempre van acompañados de arroz con verde asado, además de la playa y el rompeolas de la comunidad.

Las actividades debido a las festividades patronales (24 de julio y 6 de octubre, por el apóstol Santiago y la virgen del Rosario, respectivamente) generan visitas a la localidad y al anticuario.

A este sitio muchos llegan no solo ofertando objetos sino pidiendo restauraciones, en especial cuando en la Sierra están de vacaciones.

Los cuencanos son los que más compran artículos para adornar sus viviendas, en especial objetos como teléfonos, televisores, discos y máquinas de escribir.

Los barriles o ruedas de carretas y los relojes de péndulo son otros artefactos que a más de uno deja enamorado. Las bicicletas conocidas como las de panadero se venden entre $ 50 y $ 80 porque hay pocas.

En esta línea, los artefactos para pilar arroz o café se venden a buen precio.  

El restaurador lojano Fabián Tapia se dedica a “revivir” los artefactos de madera utilizando materiales naturales que no dañen los objetos y les den “vida” sin alterar su originalidad.

En este proceso lleva más de 30 años, tiempo durante el cual también ha practicado la taxidermia. Al sitio acuden guayaquileños como Leonardo Veiga, otro coleccionista que antes de acumular prefiere decorar.   

Sus ventas alcanzan los $ 3.000, que son reinvertidos al seguir comprando más objetos. (I)