Antes de que llegue el mediodía Lorena Andrade, de 25 años, degusta un piqueo que compró en una tienda. La funda tiene almendras, pasas y nueces.

Desde hace dos años ella notó que podía gastar menos en productos saludables en vez de golosinas. “Prefiero invertir $ 1 en este tipo de snacks o en frutas”.

Ella aprendió que comer saludable no necesariamente implica gastar más dinero.  

Una encuesta que realizó Cristina Bajaña, de la Asociación de Nutricionistas del Guayas (ANUG), corrobora esa teoría. Con $ 1 se puede comprar un pan con margarina, queso, mortadela y un vaso de leche o café.

Pero por $ 0,60 se puede conseguir un menú saludable compuesto por verde asado, huevo cocido, fruta y té.

Hay mucha confusión sobre la alimentación. “Se cree que lo saludable es caro”.

Para la experta, no es bueno mantener una dieta basada en productos light, integrales, libres de gluten y de azúcar.

“Se destinan demasiados recursos en eso cuando podríamos basar nuestra alimentación en materias primas: frutas, granos, verduras, legumbre y huevos”.

Sin embargo, en el mercado hay productos ultraporcesados e insanos: baratos, con materia prima de baja calidad. Las industrias los hacen asequibles para las personas de escasos recursos.

Esto se puede combatir comprando en los mercados y no necesariamente en las grandes cadenas de tiendas.

Álex Benavides, especialista en nutrición del Ministerio de Salud, expresa que con organización no se  compran alimentos innecesarios.

Ha comprobado que para un desayuno  para dos personas compuesto de dos huevos, dos carbohidratos, un verde, porción de queso y leche o té se requiere $ 0,75. “Eso vale un jugo procesado”.

Alternativas
Para la nutricionista Martha Ríos, el tema es administrar bien los recursos.

Aconseja adquirir alimentos de temporada, cuyos precios caen por la alta producción. Por ejemplo, se puede encontrar 25 naranjas o mandarinas por $ 1. 

Otro truco es congelar ciertas comidas: cuando sobren granos se pueden guardar hasta por tres meses. Así ahorra tiempo en la cocina y dinero, si lleva mayores cantidades. 

“La industria solo crea lo que el mercado demanda y las personas demandan lo que les produce adicciones (azúcar, sal y grasas). Cuando las escuelas enseñen cómo se generan las enfermedades crónicas, entonces esa nueva generación demandará otro tipo de alimentos”.

El chocho, altamente consumido en la Sierra, es otra alternativa barata. Comerlos disminuye el azúcar en la sangre de pacientes con diabetes, según Manuel Baldeón, director del Centro de Investigación Biomédica de la UTE. Aconseja comer lentejas y quinua.

La experta en alimentación, Gabriela Mackliff, sostiene que la comida chatarra encarece un almuerzo. “Si nos dejamos llevar por marcas, es costoso”.

Hay alimentos económicos que tal vez no sean de una marca reconocida, pero aportan fibras y minerales. (I)