Una casa de tres pisos, en cuya fachada está un mural donde predomina la bandera de Cuba pintada en aerosol, es el punto de encuentro de un grupo de afrodescendientes que alistan detalles para las madres que pasen cerca del inmueble.

La escena transcurre en un lugar denominado Zona Fría, en pleno centro de Durán.

Los residentes refieren que se lo denominó así por la poca actividad comercial que tenía en antaño... Aunque en la actualidad, las tiendas, restaurantes y otros negocios ubicados en el sitio refieren lo contrario.

Es sábado por la mañana, previo al Día de la Madre, Segundo Cabezas, presidente del Frente Afro Montubio de Durán, aparece en la Zona Fría junto a una compañera llevando las partes de una mesa plástica, fundas y un megáfono.

Se acercan hasta la vivienda con la bandera de Cuba en su fachada. El objetivo es dar pequeños regalos a las madres que transiten por el sitio... Abanicos, perfumes y monederos son las opciones disponibles.

Cabezas rememora los orígenes de su comunidad en el cantón. “Llegamos como esclavos cuando comenzó a construirse el ferrocarril. Aquello pasó a inicios del siglo pasado, durante el gobierno del entonces presidente Eloy Alfaro.

Por aquellos días, los afrodescendientes se radicaron en las zonas cercanas al “gran caballo de acero” que unió la Costa con la Sierra. “En la actualidad están dispersos por los sectores periféricos de Durán”, afirma Cabezas.

Otros compañeros de la agrupación ayudan en la colocación de las sillas para recibir a las madres de la comunidad en la tarde de aquel sábado y agasajarlas con presentaciones artísticas.

Todo detalle es sencillo. Hasta las reinas de belleza que representan a sectores en los que prevalece la etnia se sientan en los bordillos de la vivienda donde se desarrollan los eventos.

Ellas son las encargadas de entregar los regalos a las madres. Se levantan esporádicamente cada vez que pasa una mujer acompañada por niños.

Karen Vargas, de la cooperativa Libre por Derecho (El Recreo), y Jhanayna Peñafiel, de la cooperativa Una Sola Fuerza, son las dos únicas señoritas de tez morena que, con sus tiaras, banda y entallados vestidos, obsequian una sonrisa y un beso a las mujeres transeúntes.

Ambas provienen de sectores donde los servicios básicos aún no llegan en su totalidad. Allá, donde predominan las calles sin asfaltar.

“Históricamente, siempre nos ha tocado pelear por nuestros derechos”, reflexiona Karen acerca de las barreras que tienen que enfrentar los de su etnia.

Pero entre tantas limitaciones, relata, siempre hay espacio para la alegría. “Yo siento como una gran responsabilidad esta corona porque represento a un grupo que aún lucha porque se los escuche”, señala Karen.

Suena “Lágrimas de una madre” de fondo, un tema popularizado por la banda mexicana The Blue Caps.

Manuela Villamar, habitante de la Zona Fría, pasa cerca de donde estaban sentadas Karen y Jhanayna.

“Queda invitada al agasajo por el Día de la Madre”, dice sonriente Jhanayna a doña Manuela, quien transitaba con sus tres hijos, todos menores de edad.

Doña Manuela tiene su origen montuvio en Manabí. Sintió mucho agrado al recibir un abanico por parte de la comunidad afrodescendiente.

“Son gente muy trabajadora y muchas veces olvidamos todo lo que han hecho por el resto”.

Durán es tierra de Spencer, Caicedo, Cabezas, Batalla y tantos otros apellidos de gente negra y montuvia, muchos sacados de sus tierras natales a la fuerza en la época de Alfaro, otros que llegaron por voluntad propia al cantón que nació como parroquia rural de Guayaquil para dar un nombre de referencia a la cuna del ferrocarril.

Y quedan muchas cosas pendientes para la comunidad afrodescendiente.

El Frente Afro Montubio proyecta un Centro Cultural de las Etnias, el cual dará cabida a emprendimientos y eventos artísticos. (I)