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8 centros estéticos y de reducción de peso fueron clausurados
El deseo de verse mejor y superar un defecto físico ha disparado al 80% el número de procedimientos invasivos en el país, según médicos afiliados a la Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (Secpre).
Francisco Borja, director de Posgrado de Cirugía Plástica de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) y autor del libro Lipoescultura y Modelaje Corporal, reconoce que se practican muchas cirugías estéticas en el país, pero deben estar a cargo de médicos especialistas para evitar riesgos.
En Ecuador, centros o consultorios estéticos, spa, incluso peluquerías, ofertan procedimientos de belleza mínimamente invasivos (bótox, mesoterapia, carboxiterapia, eliminación de lunares, rellenos dérmicos y depilación láser), sin contar con insumos adecuados, ni profesionales calificados.
El cirujano plástico señala que entre las complicaciones que se presentan en estos casos, surge la enfermedad intrusismo e iatrogenia, que se evidencian en deformidades de cara, nariz, arrugas, mamas, glúteos producidas por el mal uso de sustancias de relleno: “Polímeros -que son plásticos prohibidos-, silicona líquida, y cualquier sustancia que por ignorancia o por negligencia colocan dentro del cuerpo y pueden producir la muerte inmediata o dejar secuelas graves al paciente”.
Los procedimientos estéticos, mínimamente invasivos, deben ser realizados por médicos especialistas, destacan John Villegas y Rita Ozaetta, presidente y secretaria ejecutiva de la Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (Secpre).
Según el caso, ellos deben tener formación en medicina estética o cirugía plástica, y dermatología. “Lastimosamente -agrega Ozaetta- observamos que en las redes sociales ofrecen dichos servicios las cosmetólogas, centros estéticos no médicos y spa”. Esto trae como consecuencia iatrogenias (daño causado por un acto médico involuntario), al ser aplicados por personas no aptas y con productos de dudosa procedencia. “De ahí el porqué de los bajos costos. Causan lesiones severas e irreversibles”.
Las víctimas en su mayoría -detalla Villegas- son mujeres, pues constituyen el 85% de los pacientes. “Tienen entre 25 y 65 años. Son profesionales, ejecutivas o empleadas, la mayoría. En menor porcentaje, amas de casa”.
Ambos cirujanos coinciden en que los procedimientos con mayor demanda son lipoescultura con remodelación o aumento de glúteos con lipotransferencia, rejuvenecimiento facial con procedimientos mínimos invasivos (bótox, mesoterapia, PRP, ácido hialurónico, lipoinyección), rinoplastias y aumento de mamas. Villegas estima que las de 20 a 25 piden aumento de senos; las de 25 a 55, liposucción; y las de 18 a 40, rinoplastia.
Centros autorizados
Según el Ministerio de Salud Pública (MSP), en el país solamente funcionan 67 establecimientos autorizados para efectuar procedimientos de estética invasivos y de reducción de peso sin procedimientos invasivos.
Los del primer grupo están bajo la tipología de centro especializado y centro clínico quirúrgico ambulatorio (hospital del día). Deben tener profesional de la salud con título registrado en la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) y el MSP, con especialidad.
Con el fin de otorgar el permiso de funcionamiento, el MSP controla anualmente los centros, incluidos los que realizan cirugía. En el MSP, en 2016, se registraron cinco denuncias por presunta mala práctica médica en cirugía estética: una en Pichincha y cuatro en Guayas.
La Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios de Salud y Medicina Prepagada (Acess), adscrita al MSP, informó ayer que en los controles efectuados desde el 16 enero encontraron 20 establecimientos con mal manejo de desechos y permisos de funcionamiento vencidos (ocho fueron clausurados). “Se hará el control a 79”.
Los operativos -informa- se realizan aplicando el artículo 180 de la Ley Orgánica de Salud: “La autoridad sanitaria nacional regulará el funcionamiento de los servicios de salud públicos y privados con y sin fines de lucro, autónomos, comunitarios y de las empresas privadas de salud y medicina prepagada”. (I)
En Guayaquil se han operado estrellas de tv
Los médicos de la Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética señalan que Guayaquil es la urbe donde más procedimientos se practican (aunque no hay estadísticas de operaciones que se realizan en Ecuador). Rita Ozaetta, secretaria ejecutiva del gremio, dice que sigue Quito, luego Manta y Portoviejo (provincia de Manabí), y finalmente Cuenca.
El cirujano plástico y docente universitario Francisco Borja considera que la cirugía plástica es extraordinariamente buena en el país. “El nivel es alto científicamente. Hay cinco posgrados en el país de la especialidad y durante el año congresos, palestras, mesas redondas”.
Ozaetta señala que llegan pacientes de otros países para operarse en Guayaquil, porque “nuestros profesionales de la Secpre están altamente capacitados, tienen amplia experiencia. De manera constante participan en congresos internacionales y un plus adicional son los costos que son menores que otros países, como España, Estados Unidos, Italia”.
El fallecido cantante Juan Gabriel y la actriz Lucía Méndez, ambos mexicanos, fueron algunas de las figuras internacionales operadas en Ecuador.
A la Secpre pertenecen 150 especialistas. El mayor número de especialistas está en Guayaquil (63) y en Quito (52). (I)
De cada 1.000 pacientes, uno es adicto a la cirugía
El retoque de cirugía estética es un procedimiento relativamente pequeño, cuya finalidad es corregir cierta área del cuerpo que previamente fue intervenida quirúrgicamente y que no dejó satisfecho al paciente. En el caso de que sea necesario, deberá realizarse después de seis meses, sin costo adicional de parte del profesional.
“Las cirugías estéticas, la mayoría, que se realizan tienen un tiempo determinado de resultados óptimos. Luego de ese lapso será necesario reafirmar quirúrgicamente esos tejidos. Como ejemplo puedo citar que una cirugía de rejuvenecimiento facial será susceptible de ser nuevamente desarrollada después de 10 años o un recambio de implantes (prótesis) de senos es aconsejable hacerlo luego de 10 o 12 años”, afirma John Villegas Graham, presidente ejecutivo de la Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética.
Sin embargo, este anhelo de verse mejor puede derivar en una dismorfia o adicción a la cirugía plástica. El cirujano estético Francisco Borja, docente y autor del libro Lipoescultura y Modelaje Corporal, cuantifica que este trastorno lo presenta un caso entre 1.000 pacientes.
“El dismórfico no se contenta con los resultados y se queja y quiere mejorar lo mismo siempre. O va con otro problema que él lo busca. Jamás debe ser operado un paciente con dismorfia o adicción a la cirugía plástica, hay maneras de reconocerlo en la primera consulta”, refiere.
Estudios científicos revelan que los síntomas se inician en la adolescencia o en la edad adulta temprana. El trastorno dismórfico corporal afecta a mujeres y hombres por igual. (I)