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Una silla le devolvió la movilidad y esperanza a Antonio Cayuka

Una silla le devolvió la movilidad y esperanza a Antonio Cayuka
15 de noviembre de 2013 - 00:00

Desde hace algunos meses, José Antonio Cayuka, de 84 años, no puede desenvolverse solo. Una mañana, mientras arreglaba el techo de su vivienda, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Ese incidente le causó daños severos en sus extremidades inferiores y desde entonces solo puede caminar con el apoyo de otra persona. 

Su caso fue analizado por la Secretaría Técnica de Discapacidades (Setedis) y “al fin llegó la ayuda”, afirman sus familiares. Antonio fue uno de los beneficiarios de la visita que realizaron técnicos de la entidad el miércoles pasado. Él recibió dos sillas de ruedas: una para movilizarse y otra para su aseo personal.

Visiblemente emocionado, el anciano contó a los técnicos que casi no puede caminar, “pero con esta silla ya me puedo mover más fácil, mi familia ya me puede pasear”.

Antonio vive en Warints, comunidad shuar ubicada en la provincia de Morona Santiago, a la que solo se puede ingresar por vía aérea o caminando. A través de la primera se llega en apenas 45 minutos, ya sea en avioneta o helicóptero, desde la población de Shell (Pastaza); mientras que a pie el trayecto toma al menos siete días, en medio de la espesa vegetación de la selva y con todos los peligros que eso conlleva.

Tras una evaluación previa en la comunidad, la Setedis entregó 19 ayudas técnicas para las personas con discapacidad y el operativo contó con el apoyo de la Brigada Aérea del Ejército Ecuatoriano, pues los insumos fueron trasladados en dos helicópteros con personal de la Misión Solidaria Manuela Espejo, la cual se hizo presente por segunda ocasión en la comunidad.

La comitiva de técnicos partió esa mañana desde la base militar Paquisha, en el cantón Rumiñahui, pero toda la planificación se vio alterada por efecto del mal clima en el Oriente ecuatoriano.

Con dos horas de retraso, el reporte del clima daba luz verde a los pilotos, quienes debieron aprovechar cada minuto para evitar que nuevamente la lluvia y el cielo nublado interfiriesen en la misión. Fue así que la primera parada fue Shell-Mera, en Pastaza, en donde se encontraban las ayudas técnicas que serían entregadas a los comuneros shuaras.

Después de 45 minutos más de vuelo, las personas que previamente visitaron la comunidad de Warints señalaban un poblado de aproximadamente 50 casas en medio de la espesa selva. En una planicie, a 15 minutos de camino, las naves aterrizaron y empezó inmediatamente el desembarque de los colchones, sillas de rueda, bastones y andadores para las personas con discapacidad.

Denis Maigua, coordinador de la Setedis, explicó que los comuneros deben colaborar con el traslado de los insumos.

Un descenso peligroso por el pastizal húmedo y el cruce de un estrecho río fueron algunos de los obstáculos que tenían que atravesar todos los colaboradores, pero no importaba. Niños, adultos y personas de la tercera edad esperaban esa ayuda con la esperanza de mejorar su calidad de vida y tener independencia.

Al ver el arribo de las ayudas técnicas, en la comunidad se inició una fiesta. Los habitantes del sector afirmaban que era una celebración porque al fin alguien se preocupaba de ellos. Un baile shuar fue parte del protocolo de bienvenida para los visitantes, a pesar de que la lluvia no daba tregua.

Funcionarios de la Setedis y del Ministerio de Salud Pública (MSP) empezaron su labor; debían realizar valoraciones médicas y aprobar casos de discapacidad para entregar próximamente asistencia bajo el programa de la Misión Solidaria Manuela Espejo. Además se informó sobre la existencia del bono Joaquín Gallegos Lara, de 240 dólares, que el Estado entrega mensualmente a quienes cuidan de las personas con discapacidad para cubrir sus necesidades básicas.

Algunos implementos también causaron sorpresa: por ejemplo el bastón de rastreo para quienes padecen discapacidad visual. Carmen Wachapa recibió uno de ellos, pero la utilización de este insumo era algo novedoso. Tras una breve explicación de expertos comprendió que moviéndolo de un lado a otro en el suelo podía percibir en dónde había un obstáculo a su paso, a fin de evitar algún accidente.

Con todas las evaluaciones realizadas, miembros de la Secretaría y del MSP tienen previsto hacer un seguimiento de todos los casos para que empiecen a recibir el bono.

Tras el deber cumplido, los visitantes retornaron a los helicópteros para anticiparse a las dificultades que traería consigo el mal clima. Después de 45 minutos de viaje, las naves aterrizaron nuevamente en Shell con la responsabilidad de dar seguimiento a los nuevos beneficiarios.

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