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Piquero de patas azules, un voraz 'comensal'

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A principios de este mes, el diario estadounidense The New York Times reveló, en uno de sus artículos, algunos datos sobre el piquero patas azules que habita en las islas Galápagos.

En época de apareamiento, el piquero patiazul o bobo de patas azules realiza un cortejo altamente ritualizado, docenas de veces al día. Esta es una de las razones por las que es uno de los residentes más queridos del archipiélago, como lo pone de manifiesto ese periódico.

Según biólogos estadounidenses que fueron consultados, estos animales se alimentan de manera voraz y espectacular: vuelan en círculos sobre el agua, siempre pendientes del menor aleteo de algún pez, y quedan suspendidos por una fracción de segundo en medio del aire antes de lanzarse de cabeza sobre sus objetivos, como misiles que se arrojan desde un avión.

Al mismo tiempo, riñen entre ellos por el territorio y los sitios para anidar; evitan a los pájaros fragata, que despluman sus colas e intentan obligarlos a regurgitar los peces que acaban de atrapar, aunque la mayor parte del tiempo no lo consiguen.

¿Por qué no tienen depredadores?

En las Galápagos y en la isla Isabel, un parque nacional en Nayarit, México, estas aves casi no tienen depredadores reales a los que temer ni cazadores humanos de los que tengan que huir; por lo tanto, tienen una orgullosa vida pública.

Esta apertura y accesibilidad, además de cautivar a los turistas, también ha dado cierta bonanza a los científicos.

Según The New York Times, los equipos investigadores de México y Estados Unidos han estudiado las poblaciones de estas longevas aves durante décadas, así que han reunido abundante información sobre la naturaleza más oculta del Sula nebouxii: la manera en que los bobos escogen y pierden a sus parejas, el cambiante encanto de la fidelidad en comparación con el adulterio, la brutalidad ejercida por los hermanos mayores y las razones detrás del fetichismo propio con sus patas.

“Son animales súper fascinantes y un gran modelo para la investigación”, afirmó David J. Anderson, de la Universidad de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte, quien estudia tanto a los bobos patiazules como a sus parientes, los bobos de Nazca.

“Te permiten desplazarte entre ellos sin que les importe mucho. Intentar hacer lo mismo con algún ave en el continente o mamífero es imposible. En cambio, con estos ‘muchachos’ puedes verlo todo”.

Por ejemplo, en un hallazgo que subvirtió las expectativas, los investigadores Óscar Sánchez Macouzet y Hugh Drummond, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con otros colegas, determinaron que las fuertes intimidaciones y abusos que sufren los bobos cuando son polluelos tienen pocas repercusiones cuando llegan a la adultez.

Sin importar cuántas veces fueron picoteadas las aves por sus hermanos mayores, y de qué tan a menudo les hayan arrebatado la comida del pico o cuán lento fue su desarrollo, al alcanzar la madurez aquellos individuos que alguna vez fueron perseguidos se mostraron seguros, capaces e imperturbables.

Además, les fue posible atraer pareja, repeler rivales y criar familias con tanto éxito como los compañeros que los dominaban.

Aunque muchos piqueros patas azules cambian de pareja cada estación, hay grandes beneficios de la fidelidad a largo plazo, de acuerdo con los hallazgos de los investigadores, señala el diario.

Las parejas que han permanecido juntas durante años lograron que sus crías se convirtieran en polluelos 35% más veces que aquellos de madurez similar que recientemente han vuelto a encontrar pareja.

Además, en otros hallazgos recientes, los científicos descubrieron que la clave para una paternidad exitosa a largo plazo es la repartición equitativa de las tareas en el nido año tras año.

El cuidado por parte de ambos padres es la norma entre ellos, pero las parejas duraderas han perfeccionado, por ejemplo, el arte de la equidad y el cambio de turnos. (I)

A estas aves les falta alimento, señala estudio

Los piqueros de patas azules establecen sus colonias en terreno descubierto cerca de las costas y no hacen nidos para sus crías, sino que los depositan directamente sobre el suelo. Su principal característica es la coloración azulada de sus patas.

En tanto, otra variedad, el piquero enmascarado, tiene una coloración negra en torno a sus ojos anaranjados. Los extremos de sus alas y su cola son negros y contrastan con el blanco plumaje. Además, existe una tercera especie de piquero más pequeña que la anterior, es la de patas rojas, que ejecuta un vuelo muy gracioso.

Habitualmente es de color marrón, con pico azul claro y patas rojas. Las colonias de esta variedad se encuentran en las islas Darwin, Wolf y Genovesa.

Hace poco más de dos años, una investigación alertó sobre el peligro que corrían estas aves, al señalar que sus nidos están vacíos y “parecen no querer reproducirse. Y esto puede deberse a una inexplicable falta de sardinas en su dieta”. Este estudio fue publicado por la revista Avian Conservation and Ecology.

Por otro lado, hace 17 años, un grupo de científicos notó por primera vez la presencia de diez colonias de nidos vacíos en las Galápagos. “Hasta 1997 había literalmente miles de piqueros en estos sitios de reproducción y cientos de nidos llenos de polluelos saliendo del cascarón (…)”. (I)

Datos

Las plumas en las alas son color café y su cabeza y cuello son café con rayas negras. Su pecho y partes inferiores son blancos.

Las colonias de piqueros patas azules tienen sus territorios en las islas Española, Fernandina, Floreana, Genovesa, Isabela, Pinzón, Santa Cruz y Baltra.

Al no tener la presencia de especies invasoras, como gatos y cabras, esta colonia se puede establecer de forma óptima.

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