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Sociedad

La asexualidad es un fenómeno que aún no es visible en la sociedad

La asexualidad es un fenómeno que aún no es visible en la sociedad
11 de diciembre de 2016 - 00:00 - Silvia Murillo

Omar Hermosa confiesa que siempre se sintió atraído por los hombres, pero que nunca ha sentido deseo sexual por ellos. Él pertenece a la Asociación Ecuatorianos Diversos, que es parte de la Federación Ecuatoriana de Organizaciones GLBTI.

El joven, de 27 años, afirma ser homosexual con una segunda orientación. “Nosotros, los asexuales, preferimos no incluir el sexo en nuestras vidas sencillamente porque no experimentamos ninguna atracción sexual hacia una persona de ningún género”.

La realidad que Hermosa vive es sufrir la discriminación dentro y fuera de su misma comunidad. “Nos podemos enamorar, tener relaciones sentimentales, novio o novia, pero hay personas que tienen pensamiento sexista. Creo que el amor no es sinónimo de sexo, pero muchos no lo entienden”.

Él destaca que comprendió que era un “gay asexual” y que eso no significaba que le tuviera miedo al sexo, sino simplemente que no lo deseaba.

Para la psicóloga Diane Rodríguez, presidenta de la Federación Ecuatoriana de Organizaciones GLBTI, la asexualidad está relacionada con un grado de abstinencia de la persona. “El tema de la asexualidad tiene que ver con que alguien se priva del acto sexual, pero no de la emotividad, afectividad y emociones que se puedan tener”.

Rodríguez coincide con Hermosa en que hay personas dentro de la misma comunidad que debido a tantas denominaciones prefieren “no etiquetarse y quedarse en el rango medio”.

Entre la década de los cuarenta y cincuenta, el sexólogo Alfred Kinsey detectó en sus investigaciones la presencia de gente asexual a la que clasificó como Grupo X, pero no la incluyó en su escala de orientaciones sexuales.

En ese entonces, a quienes se definían como asexuales se los consideraba enfermos de una disfunción sexual llamada deseo asexual hipoactivo, hasta que sexólogos y psicólogos reconocieron que eran personas normales y que no necesitaban ninguna terapia.

El sociólogo y psiquiatra Eduardo Tigua indica que hay escuelas que califican a la asexualidad como una ‘anestesia afectiva’. “Entonces la persona desde el punto de vista de la anormalidad, es un ser humano incompleto”.

El especialista resalta que se considera que la libido, la atracción y el apareamiento son normales en función de la reproducción.

Ausencia del deseo

El también psicólogo Arturo Torres, en la página Psicología y mente, dice que la posibilidad de que ciertas personas no sientan deseos sexuales no suele estar contemplada.

“Una persona asexual es, simple y llanamente, la que no experimenta deseo o atracción sexual y que, por lo tanto, no se siente movida a tener relaciones sexuales de ningún tipo. La asexualidad, en resumidas cuentas, es la falta persistente de deseo sexual que no está motivada ni alimentada por hábitos de raíz religiosa o cultural. El celibato movido por razones religiosas, en esa medida, es otra cosa”.

Torres destaca que la asexualidad no puede ser considerada una forma de orientación sexual, “porque consiste justamente en la ausencia de una preferencia de este tipo, pero tampoco es una ideología que lleve a reprimirse sexualmente de manera más o menos consciente”.

Él añade que actualmente es normal que hombres y mujeres que se identifican como asexuales reivindiquen la necesidad de construir un mundo en el que el deseo sexual no sea algo que se presupone y en el que no sea obligatorio tener sexo para recibir aprobación social.

Para el médico Henry Farfán la sexualidad en el ser humano es un instinto primitivo: en el hombre para preservar la especie y, en la mujer, como método para colaborar con la reproducción de la especie.

“Tener relaciones sexuales es saludable para el hombre como para la mujer porque se liberan tensiones, el estrés. Cuando la pareja llega al clímax sexual, la liberación de estas hormonas hace que la persona sienta relajación, paz y tranquilidad, algo que, según algunos expertos, se compara mucho al consumo de chocolate”.

Torres añade que “no hay nada malo en el hecho en sí de no experimentar deseo sexual y no hay ningún motivo para pretender luchar contra la asexualidad como si de una enfermedad se tratara. En todo caso, es el conjunto de la sociedad el que debe luchar porque en este quepan todas las sensibilidades”. (I)

DATOS

En Europa y Estados Unidos, principalmente, existen comunidades como AVEN (Asexual Visibility and Education Network), fundada en 2011, que se encargan de dar voz a estas personas y de divulgar conocimientos y experiencias acerca de la asexualidad. Esta organización cuenta con más de 10 mil inscritos.

Según la página Gabinete de psicología, se estima que el 1% de la población mundial se define como asexual.

Miembros del colectivo GLBTI, según Diane Rodríguez (segunda desde la derecha), deciden huir de las etiquetas y, algunos, optaron por declararse asexuales, teniendo clara cuál es su orientación.

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