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Edwin Cevallos asegura que el Birm previene el cáncer

El médico ecuatoriano, Edwin Cevallos, de 75 años, muestra un artículo publicado en el Miami Herald sobre las cualidades curativas del Birm.
El médico ecuatoriano, Edwin Cevallos, de 75 años, muestra un artículo publicado en el Miami Herald sobre las cualidades curativas del Birm.
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
19 de julio de 2016 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

El día en que Edwin Cevallos decidió contarle al mundo su hallazgo, recibió más críticas que elogios. El escepticismo que provenía de sus colegas, los médicos, era previsible: ellos exigen estudios científicos, quieren pruebas; no se fían de la palabra ni de la buena fe de un investigador por más reconocido que sea. Los médicos parten de un principio: “ver para creer”.

Como cualquier área del conocimiento humano, la Medicina se basa en evidencias.     

Además, cuando no existe el aval de la industria farmacéutica, cualquier descubrimiento de una nueva sustancia, proveniente de una investigación individual, tiene más posibilidades de ser ignorado que reconocido. Bajo estas circunstancias, Cevallos, médico oncólogo e inmunoterapeuta, tenía todas las de perder, pero aún así persistió y empezó una cruzada para que el país conociera las propiedades de un producto al que llamó Birm (Modulador Biológico de la Respuesta Inmune), elaborado con el extracto de la dulcamara, una planta de la Amazonía que —según su descubridor— beneficia a enfermos de cáncer y sida.

Este líquido viscoso de color café contenido en un envase podría detener el progreso del sida y algunos tipos de cáncer. ¿Hay evidencias? ¿Quién le cree a Edwin Cevallos?

Este médico, de 75 años, explica que el Birm es un producto médico aceptado por el Ministerio de Salud Pública de Ecuador.

“El Ministerio no solo lo acepta como una medicina, sino que incluso quería ponerlo como receta médica, lo que ya es una demostración de la eficacia del Birm”.    

Uno de los problemas —dice él— de ponerlo como receta médica era que el producto se encarecía, así que la mejor decisión fue que el Birm fuera de venta libre. “El hecho de que una persona tuviera que pagar una consulta para comprar el producto, lo hacía menos asequible”.   

Hoy, el Birm no solo se vende en todas las farmacias del país, sino también del exterior. De hecho, está disponible en España y Estados Unidos. En este último país están los mayores consumidores de Birm.

Si en un principio había dudas y reparos sobre la efectividad del producto, Cevallos asegura que hoy hay evidencias (quizás las suficientes) para demostrar lo contrario.

Para demostrarlo extrae de uno de los cajones de su escritorio publicaciones científicas que hablan sobre su hallazgo.

Una de ellas denominada Cancer Chemotherapy and Pharmacology, sostiene que el Birm es capaz de impedir el crecimiento de cáncer de próstata y evitar las metástasis (extensión de una enfermedad o de un tumor a otra parte del cuerpo).

La Universidad de Miami también organizó, hace algunos años, el  simposio Cancer Prevention and Birm (Prevención del Cáncer y Birm). Fue la primera vez que se habló, a nivel académico, de un producto que reúne las propiedades para prevenir el cáncer.  

Además, según documenta, la Universidad de Birmingham, en Alabama, Estados Unidos,  advierte que este producto (cuya toxicidad es cero) es inocuo, lo que significa que no le hace daño a nadie. “Aceptaría que muchos colegas no estuvieran de acuerdo si ellos emprendieran investigaciones, pero que solo digan: “yo no estoy de acuerdo y ese producto no sirve para nada, porque soy fulanito de  tal, entonces no les hago caso”.

En 1998, el descubridor del virus del sida, premio Nobel de Medicina, lo invitó a París para analizar 198 casos de pacientes con sida en etapa terminal.

No solo evaluaron los casos, sino que constataron que al ingerir este producto, los pacientes se volvieron seropositivos, es decir, capaces de sobrevivir al virus. En 2001, un equipo de investigadores de la Universidad de Miami constató que al colocar el Birm en un cultivo de células de cáncer de próstata era capaz de matar la totalidad de las células cancerosas.

Según asegura, todos deberían tomar Birm, porque —según afirma— se ha demostrado que es el primer  producto que hace medicina preventiva. “Una persona que toma el Birm no desarrollará cáncer nunca, aún cuando tenga una predisposición genética. Eso significa que este producto previene el cáncer”.

El Birm se ha sometido a investigaciones a escala molecular y a estudios preclínicos. Cevallos recalca que solo tiene que superar la fase clínica. En realidad, los estudios clínicos son el paso final de un largo proceso que empieza con las investigaciones de laboratorio. Para realizar estos estudios se requiere gente  voluntaria que reciba un tratamiento (como un medicamento) para conocer sus efectos.

Sobre los efectos del Birm el médico Alfonso Rivera, dice, de manera categórica, que carece de eficacia. “Es indudable que este producto está muy difundido en Ecuador.

Sé que es un biomodulador de origen vegetal que se extrae de la dulcamara. Lo que no he visto son artículos científicos sobre el uso del Birm que señalen que se probó, por ejemplo, en 100 personas con cáncer y que estas tuvieron una mejoría”.   

Rivera dice que buscó artículos que lo avalen, pero únicamente encontró la propia bibliografía del producto que le da su creador. “Todo hallazgo tiene que tener un estudio que contempla varias fases y que garantizan la eficacia de un producto”.

Para el médico Fausto Orellana, el “Birm no cuenta con estudios científicos serios como impone la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos) que demuestren con evidencias los supuestos efectos benéficos de este producto.

“Cuando se dice que una molécula sirve para curar diferentes enfermedades se está falseando la verdad. Me parece que el Birm puede tener un efecto placebo, pero nada más”.

El médico Gustavo Andrade, desde un concepto holístico (integral) no es posible abstraerse a una sola sustancia para curar muchas dolencias. “El Birm puede regular la carga viral, pero no la bacteriana”.  

Además, según Andrade, la afirmación de que el Birm puede prevenir el cáncer resulta difícil de aceptar, porque el cáncer tiene una individualidad. “Todos podemos hacer cáncer en algún momento de nuestras vidas; nuestra condición humana nos hace susceptibles a esta enfermedad”.

Cevallos está convencido de que el cáncer se puede prevenir. Asegura que existe una capacidad natural del sistema inmunitario para detectar y destruir células anormales y si este sistema se fortalece el cáncer no tendría cabida.

“El sistema inmunológico se encargará de solucionar el cáncer y no la quimioterapia ni la radioterapia. Si tenemos este sistema poderosamente equilibrado podemos hacer frente al cáncer”.

Cevallos defiende su hallazgo y considera que aunque los reconocimientos no provengan de su país, está satisfecho con las publicaciones científicas que se realizan en el exterior.

En un principio, dice el oncólogo, puso en el altar a los científicos de las grandes casas farmacéuticas porque los consideraba eminencias. “Me parecía que eran capaces de diseñar buenos productos que al solo inyectarlos a los pacientes conseguían matar las células cancerosas. Hoy me doy cuenta de que no es así”. Este médico comenta que si el principio activo de un fármaco mata el 50% del cáncer ya puede ser considerado quimioterapia y el Birm “es aún mejor, porque consigue arrasar con el 100% de las células”.  Según explica el inventor del Birm, el extracto de la dulcamara impide que se forme una enzima que favorece el desplazamiento de las células cancerosas hacia otros órganos.

A Cevallos no le quita el sueño las críticas a su producto y afirma que este se sometió a diversas pruebas como resonancia magnética nuclear, así como un estudio In-Vitro que fue desarrollado en el Instituto de Investigaciones de Birmingham en Alabama. Para este médico, el Birm es, sobre todo, un producto natural capaz de burlar al cáncer. (I)     

Extracto de dulcamara

El Birm, según Cevallos, no es un antibiótico, tampoco una hormona, en consecuencia no tiene ninguna contraindicación con otras medicinas que deba tomar, en cualquiera de las áreas.

El Birm ha sido estudiado por científicos de la escuela de medicina de la Universidad de Miami, y sus descubrimientos fueron publicados en mayo de 2003.   

Este producto fue presentado en el X Congreso Mundial de SIDA, en  Japón, en 1994.  

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