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¿Te electrocutas cuando tocas algo o a alguien? Es por la LS, una patología desconocida

¿Te electrocutas cuando tocas algo o a alguien? Es por la LS, una patología desconocida
Fotoilustración / El Telégrafo
13 de noviembre de 2016 - 00:00 - Silvia Murillo

¿Le ha sucedido alguna vez que siente que se electrocuta tocando alguna puerta de metal, un pasamano o incluso a una persona? A esta patología se la conoce como lipoatrofia semicircular (LS), una enfermedad desconocida, de la cual no existen estudios específicos.

Zaira Pérez, ingeniera en Gestión Empresarial, da testimonio de que en 2011 le ocurrió esta anomalía cuando andaba tomada de la mano de su esposo, en un centro comercial ubicado al norte de la ciudad. Este evento se repitió luego en 2 establecimientos más, por lo que atribuyeron el fenómeno al servicio eléctrico de esos edificios.

“Hace más de 2 años comencé a sentir este tipo de descargas eléctricas con metales; yo trabajo mucho con mi carro y apenas tocaba la puerta sentía la electricidad”.

La joven manifiesta que siente temor al rozar determinados objetos, ya que en una semana eran hasta 10 veces que se “electrocutaba”, ahora son 2. “En una oportunidad me estaba planchando el pelo y escuchaba las chispas de la energía que salían de mi cabello”.

Zaira Pérez siente las descargas eléctricas al manipular las puertas de metal de su casa, al abrir su vehículo e incluso cuando se plancha el cabello. Ella dice que siente temor al tocar ciertos objetos. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo

El médico general Ernesto Vargas Ramírez explica que esta patología se presenta más en personas que trabajan en oficinas y que, por lo general, pasan mucho tiempo sentadas. “Generalmente afecta a las mujeres, pero es una enfermedad benigna, de carácter reversible; es una patología que tiene que ver mucho con el entorno laboral”.

En ese sentido, Vargas resalta que en Ecuador —él trabaja en Chile actualmente— no hay una cultura de prevención laboral.

Señala como agente causal de esta patología a la distancia no proporcional que existe entre ciertos aparatos como computadoras y el material electromagnético que rodea a un empleado.

“Un oficinista tiene su computadora, el celular cargándose, el teléfono (convencional), su iPad, la laptop... y tratar de corregir eso es muy difícil. Generalmente esta enfermedad se presenta en las mujeres como una discreta atrofia en la parte posterior de los muslos, que se manifiesta con energía electroestática que es mal interpretada”.

El médico destaca que el cuerpo humano es como una termoeléctrica y que toda persona tiene electricidad debido a los electrolitos. “Tenemos sodio, potasio, cloro; poseemos lo que llamamos cationes (moléculas de carga eléctrica positiva) y aniones (moléculas de carga eléctrica negativa)”.

“Esta enfermedad es muy desconocida en nuestro país. Muchos piensan que (esa descarga de energía) es síntoma de una patología grave, pero se relaciona mucho al entorno laboral. De hecho, cuando las personas dejan ese ambiente electroestático durante un buen tiempo, este mal desaparece y eso se ve mucho en jubilados”.

Luces en la descarga

El médico ocupacional Henry Farfán revela que él también está cargado de energía electroestática y que cuando topa a otras personas genera una descarga. “Esto es real, incluso se ve como un rayo de luz azulado que conecta a la otra persona. Me sucede con frecuencia cuando toco las perillas de las puertas o cuando estoy en aeropuertos, porque los pasamanos son de metal y al manipularlos me coge la corriente”.

Farfán dice que desde que estaba en el colegio le suceden este tipo de cosas y por eso tiene mucho cuidado al estar en contacto con ciertos objetos.

Él resalta que el padecimiento de esta patología, catalogada como benigna, se da en las personas que tienen más volumen corporal, más grasa, más tejido adiposo. “Entonces el cuerpo absorbe mucha más cantidad de energía acumulada”.

Henry Farfán vive la experiencia de almacenar energía electroestática en su cuerpo a diario. Por ejemplo, al sacarse este suéter de lana sintética, se escucha con claridad chispas producto del contacto con él. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo

¿Qué hacer para liberar esa energía represada?

Vargas refiere que ese entorno electromagnético también está relacionado con el ambiente: el aire acondicionado y la humedad que rodea a la persona.
Por eso recomienda tomar medidas preventivas como guardar un espacio proporcional entre las piernas y el escritorio o mesas metálicas que haya en los lugares de trabajo.

Indica que este mal se puede detectar a través de una ecografía, donde se corroborará la pérdida del espesor del tejido adiposo, especialmente en la parte posterior de los muslos.

“Realmente no existen tratamientos médicos demostrados para la LS; no se han realizado muchos estudios. En países como España y Chile recién se están haciendo. Lo que hay que hacer es desaparecer el factor desencadenante”.

Sin embargo, Farfán señala que la persona que se sobrecarga de energía debe lavarse las manos para descargarse; tocar las paredes, andar descalzo y palpar la tierra.
“Es preferible usar zapatos de suela porque a través de estos la energía sí se descarga hacia el suelo, lo que no sucede cuando se utilizan los de goma”.

Asimismo señala que hay que evitar las prendas de vestir de tipo sintético porque se acumula más energía en el cuerpo.

El médico indica que las personas que sufren de este mal deben tener mucho cuidado cuando van a llenar el tanque de su vehículo a una gasolinera, porque se pueden dar casos en que se susciten descargas allí y provoquen graves accidentes.

Incluso Vargas recuerda que un compañero suyo, en una oportunidad, dañó 2 computadoras, ya que al encenderlas les pasó su descarga eléctrica.

Fernando Pérez, experto para la Salud Geoambiental, menciona en un artículo publicado en la web, que no hay personas especialmente sensibles a la electricidad estática, sino con más tendencia a cargarse, a acumular electricidad en su organismo, ya sea por tener mayor volumen corporal o por vestir y calzar materiales sintéticos.

Coincide con Farfán en que “las suelas de goma aíslan, porque separan el cuerpo de la tierra. La electricidad estática que vas cargando en tu cuerpo no se va por ningún sitio”.

La otra opción —añade— es el agua, como una ducha, aunque basta con lavarse las manos. “En ese momento hacemos una descarga de toma de tierra estupenda. Funciona al 100%”. (I)

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