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"Somos gente emprendedora y no nos rendimos"
El terremoto del pasado 16 de abril cambió la vida de los habitantes de Manabí y Esmeraldas, provincias más afectadas por el sismo. Viviendas, locales comerciales, mercados y establecimientos educativos de Pedernales, El Carmen, Manta, Portoviejo, entre otras localidades, se destruyeron por el movimiento telúrico, obligando a miles de personas a buscar nuevas oportunidades de trabajo y alojamiento en otras ciudades.
Pese a que la migración de los damnificados, en su mayoría manabitas, se realiza al interior del país, acostumbrarse a la vida en otras provincias les resulta difícil por varias razones, entre ellas las dificultades económicas por el colapso de sus lugares de trabajo.
Es el caso de 61 familias de diferentes puntos de Manabí, que se han establecido temporalmente en Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo. Esta primera provincia acoge al 52,5% de estos hogares, mientras que hasta Latacunga han llegado 15 familias y a Riobamba 14, según datos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).
Los desplazados más jóvenes ya empiezan a emprender sus propios negocios con ayuda de familiares y ahorros personales. Además reciben ayuda estatal tanto médica, laborarl como psicológica.
En su mayoría, los manabitas que salieron de su provincia están alojadas en casa de algún allegado. Un ejemplo de esto es la familia Herrera-Castro, integrada por 3 personas y oriundas de Pedernales. Ellos llegaron al cantón Cevallos, en Tungurahua, 3 días después del terremoto que destruyó parcialmente su vivienda.
Cambiaron las oficinas por un negocio de ropa
Alexis Herrera, de 29 años y cabeza de la familia, explica que él y su esposa emprenden desde hace una semana un pequeño negocio de venta de ropa infantil. “Nos estamos quedando en casa de la abuelita de mi cónyuge, a quien agradecemos por brindarnos el alojamiento de forma gratuita. Los gastos al interior de nuestra familia son varios y debemos buscar la manera de cubrirlos. Por ello desde el anterior domingo, y gracias a la generosidad de un allegado que nos prestó su local en el Mercado Mayorista de Ambato, estamos vendiendo prendas de vestir para niñas, niños y adolescentes”, dijo.
Pese a su contextura atlética y mirada fija, el solo recuerdo del terremoto pone triste a este joven pues sus padres y hermanos, quienes residen en el cantón El Carmen, también resultaron afectados.
Mayrobi Castro, esposa de Alexis, por su parte explica que la mercadería la trajo de Huaquillas días atrás. “Ninguno de los tres resultamos heridos en el sismo, sin embargo la estadía fuera de nuestra tierra está siendo difícil por la situación económica. Pero somos gente emprendedora y no pensamos rendirnos; la semana anterior fui a comprar ropa de niño en la frontera sur, donde los precios son más convenientes. Hasta el momento la mercadería va saliendo de a poco, pero ruego a Dios que el negocio despegue, pues por el momento tenemos otra opción laboral”, señaló.
Hasta un par de meses antes del terremoto, Mayrobi trabajaba como asesora de crédito en una entidad financiera de Pedernales. Por ello no descarta la posibilidad de laboral en esta área en alguna institución crediticia de Tungurahua.
Al igual que esta familia, al menos el 50% de los desplazados manabitas residentes en Ambato y cantones vecinos, están ejerciendo el comercio de textiles. Otro de los proyectos que los Herrera-Castro contemplan en un futuro no muy lejano es la apertura de un comedor en Cevallos, pequeña urbe que les agrada por la seguridad, el clima y la excelente producción agrícola y ganadera.
Emprendimiento gastronómico
A 13 kilómetros de allí, una historia similar se desarrolla desde el pasado 20 de abril cuando la familia Romero-Zambrano, originaria del cantón Jama, se refugió en Sierra centro. Vicente Romero, agricultor de 52 años, es el jefe de este hogar y trajo a sus 3 jóvenes hijos a Quero, cantón tungurahuense a 20 minutos de Ambato. “Aquí vive mi hermano menor, quien tras jubilarse adquirió una parcela y se vino con su esposa. Él fue a buscarnos al día siguiente del sismo y desde que llegamos abrimos un pequeño local de venta de mariscos y comida manabita, en el centro del cantón”, dijo.
Sus hijos Francisco, Carlos y Kevin, de 18, 16 y 14 años, respectivamente, le ayudan en la preparación de encebollado, guatita, pescado frito, viche, y otros platos manabitas. “Esta actividad no es ajena para nosotros, pues mi madre, quien se quedó en Jama, tiene allí un comedor desde hace 25 años. Ella es quien nos envía el marisco fresco y demás productos necesarios para la elaboración de nuestra comida”, señala Francisco.
Continuidad académica
Francisco y sus hermanos esperan iniciar el nuevo ciclo de estudio en la región Sierra, en colegios de Ambato. “Desde hace dos años dejamos de estudiar por ayudar a nuestros padres. Pero hoy estamos decididos a retomar nuestra formación en Ambato; esperamos conseguir una beca”, dice Carlos.
Este joven, junto a un primo nacido en Ambato, se trasladarán a Manabí el miércoles para traer a su madre y un cargamento de mariscos. Hasta la fecha este negocio genera los rubros necesarios para que la familia pague sus gastos.
Juan y Roberto Vinueza, oriundos de Portoviejo, son primos por parte de sus padres y otro claro ejemplo de los emprendimientos gastronómicos que los desplazados por el terremoto levantan en cantones de Tungurahua.
El 16 de abril ellos expendían café y chocolate con bolón de verde, en una de las principales calles de la capital manabita. “Siempre hemos vendido comida típica en una pequeña carreta. El día del terremoto un poste cayó sobre mi comedor ambulante y casi mata a mi primo. Tres días después llegamos a la casa de una tía paterna que reside en Pelileo, a fin de recibir atención médica en el Hospital de Ambato, y desde entonces nos quedamos”, contó Roberto, de 28 años.
Juan Vinueza, quien se recupera de la fractura de su brazo derecho tras ser aplastado por un poste, permaneció 8 días en la casa de salud. En este tiempo su primo empezó a preparar y expender en Pelileo unas de las especialidades gastronómicas de su tierra: bolones de verde y corviches. “No nos podemos quejar, la carreta siempre está llena y pensamos incluso en rentar un local en el centro del cantón para continuar vendiendo”, agregó Roberto.
Feria gastronómica
Los dos jóvenes, al igual que el hogar de Vicente Romero y los Herrera-Castro, participarán en la Feria Gastronómica de Manabí y Esmeraldas, a realizarse en Ambato el 18 de junio, a favor de los desplazados.
“Los tungurahuenses ya vivimos una desgracia similar el 5 de agosto de 1949, en un terremoto que destruyó gran parte de la provincia. A partir de esa fecha la solidaridad se convirtió en una máxima para nuestra gente, por ello estoy segura de que la respuesta en la feria será excelente”, manifestó Lira Villalba, gobernadora de de la provincia. (I)