Como si todos tuvieran activada una alarma a la misma hora, cientos de oficinistas que laboran en la avenida República de El Salvador, al norte de Quito, dejan sus puestos de trabajo a las 12:45 y salen en busca del menú ideal para almorzar.

Se los reconoce porque llevan colgadas sus credenciales y a la mano un pequeño monedero, alguna llave o un celular.

Todos caminan apresurados y cruzan las calles esquivando vehículos; parece una competencia. No hay duda, es la hora del almuerzo.

En la República del Salvador están situadas las oficinas de diferentes entidades públicas y privadas como el Ministerio de Salud Pública, la Unidad de Análisis Financiero, Salud S.A., entre otras. Esto explica por qué, entre las 12:45 y 14:00, este sector se llena de trabajadores que buscan un sitio dónde almorzar.

La oferta de grandes cadenas de restaurantes es amplia: pizzerías, cevicherías, locales especializados en sánduches, comida gourmet, por mencionar solo algunos.

“Tengo poco tiempo, debo almorzar en media hora porque mi agenda de trabajo es complicada”, comenta Lorena Pérez mientras apresura su paso, junto a sus compañeros de trabajo. Al parecer, la premura es generalizada.

Esta vez decidió acudir a un restaurante nuevo que está localizado a solo 2 cuadras de su lugar de trabajo; le gusta porque incluye ensaladas en su menú.  

“Todo es muy caro y muy grasoso por aquí, así que nos toca rotar por todas partes”, dice Pérez y agrega que en el sector no encuentra almuerzos de menos de $4,50.

Los altos precios de la comida  impiden que Pérez y sus colegas tengan un lugar fijo para comer. Además, su tiempo de almuerzo suele ser muy corto.

Advierte que en la zona hacen falta restaurantes más económicos y que, al mismo tiempo, ofrezcan alimentos saludables.

La ausencia de estas opciones obliga a varios funcionarios a optar por llevar un almuerzo preparado en sus hogares a sus oficinas.

“Prefiero traer mi comida porque no tengo mucho tiempo para almorzar. Los lugares cercanos al trabajo son bastante caros, por lo que me toca caminar 2 o 3 cuadras para conseguir un lugar más accesible, pero eso me implica más tiempo”, comenta Paola Tamayo y agrega que al mes gasta alrededor de $120 en almuerzos.

Los comensales coinciden en que en los restaurantes pequeños se encuentra más variedad de platillos a precios módicos, pero lo que más les gusta es que en estos locales ofrecen “comida de casa”. A diferencia de esta avenida, los pequeños negocios de comida abundan en la calle Mariano Aguilera y La Pradera.

Cerca de ahí también hay entidades públicas, como el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca y las compañías de telefonía.

Desde las 12:30 hasta las 14:30 la afluencia de oficinistas copa los restaurantes. La sazón y el menú variados han hecho que muchos de estos locales tengan una clientela fija.   

Édison Yépez  y su esposa Patricia Gallegos trabajan en esta zona y a la hora de comer siempre buscan la oferta que más se parezca a la comida de casa, aunque algunas veces optan por una hamburguesa y papas fritas.

Para ellos no es una opción traer la comida preparada. “Eso nos tomaría más tiempo para prepararla, transportarla y calentarla. En este sector los precios son asequibles para un almuerzo ejecutivo.

En esta zona, los almuerzos cuestan $ 3, aunque también ofertan platos a la carta con un precio más elevado.    

Yépez asegura que al mes gasta cerca de $120, incluidos los almuerzos de él y su esposa.

Ambas zonas se encuentran dentro del hipercentro de Quito, el cual concentra entidades públicas y privadas, así como centros comerciales. Las grandes cadenas de restaurantes así como los pequeños negocios familiares de comida buscan situarse en sectores donde la afluencia de clientes sea mayor. Aunque la oferta gastronómica podría ser más variada y, sobre todo, nutritiva, los comensales consultados se muestran conformes con la comida que en estos sitios se prepara. (I)

Datos

El hipercentro de Quito abarca desde la avenida Patria hasta la  Naciones Unidas, y las avenidas Amazonas y de Los Shyris, incluso unas cuadras más al norte. Allí se ubican las matrices de las principales entidades bancarias, de telecomunicaciones, grandes consultoras, oficinas de seguros y centros comerciales. En esta zona también se concentran los lugares de trabajo de cientos de personas, que se trasladan todos los días desde diferentes puntos de la capital.