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Robson Caetano da Silva / exatleta y comentarista brasileño
"Se debe dejar de idolatrar a Bolt y pensar cómo vencerlo"
Robson Caetano da Silva tiene 51 años y desde 1988 ostenta el récord brasileño y sudamericano en los 100 metros planos. Fueron 10 segundos, clavados, cronometrados en el Iberoamericano de México 1988. Parece un récord eterno. Aquel año fue el de su consagración, porque además de haber sido el mayor velocista de la historia de Sudamérica -y lo sigue siendo- obtuvo dos medallas de bronce, en los 200 metros de Seúl 1988 y en 4x100 en los relevos de Atlanta 1996.
Ahora es comentarista y entrenador de atletas y se prepara, a poco menos de un mes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, para asistir a la gran fiesta de su deporte, el atletismo en su casa: la ‘Ciudad Maravillosa’. Caetano opina que la mentalidad en el alto rendimiento es lo que hace la diferencia. Y es por eso que pide abandonar un poco la idolatría de los brasileños y atletas sudamericanos por el jamaiquino Usain Bolt para comenzar a pensar en vencerlo. “Hay una llave en la mente que debe hacer clic, que es la de la superación”. Asimismo, considera que la localía podrá beneficiar a los brasileños, por la hinchada y por la presión frente a los jurados en los deportes donde existe este tipo de arbitraje.
La previsión de los organizadores es que Brasil pueda obtener entre 20 y 30 medallas. ¿Es eso posible?
Brasil puede lograr ese número de medallas, pero ahora dependerá del público, para empujar al atleta y hacer que tenga un aliento extra, como ocurrió con el equipo británico en Londres 2012. En algunas disciplinas donde existe la evaluación de los jurados, por puntaje, ante una duda o indecisión lo harán a favor de Brasil.
¿Cuál es el nivel del atletismo brasileño hoy, teniendo en cuenta que nadie fue más veloz que usted hasta el momento?
Está equiparado con los mejores del mundo, en algunas pruebas avanzamos y en otras retrocedimos. Aún soy recordman brasileño y sudamericano de 100 metros, algo que es absurdo. Creo que debemos pensar en el deporte no apenas como destino de un recurso financiero, sino también fomentar la base de trabajo a través del deporte y después de eso remunerar a los atletas. Darles un objetivo siempre, para tener una luz al final del túnel.
¿Cómo influye ser local para los brasileños y en qué piensa un atleta olímpico o quien sueña en serlo?
Yo creo que estamos recompensando muy temprano a muchos deportistas, empezando por el fútbol. Hay una llave que hace clic en la cabeza del deportista de alto rendimiento, es la llave del éxito y del fracaso. Está en la cabeza, existe, la psicología lo mostró, la sociología también. Y el pueblo latinoamericano, sudamericano y brasileño sufre de este síndrome, el síndrome de percibir el orgullo de ser exitoso. Por eso hay poca gente muy exitosa y muchas que no. Eso se replica en forma injusta porque hay personas con talentos superiores que no logran despegar porque esta llave en la mente les impide reaccionar. Es como que otras selecciones de fútbol sudamericanas siempre se sentían naturalmente relegadas ante Brasil, entonces era natural no vencer. Muchos países no despegan en el deporte por cuenta de esa llave que está en la mente.
El velocista brasileño en general mira a Jamaica como un paraíso...
Yo rompería eso. No se puede endiosar a nadie.
Pero el gran ídolo actualmente es Bolt, a quien todos esperan en los Juegos. La gente quiere ir a verlo...
Eso es justo, pero yo, como atleta, tengo que ganarle. Pero incluso antes de preocuparme por ganarle, debo preocuparme por mí; tengo que pensar en vencer mis límites y así venceré a Bolt. No lo admiraré apenas. Pero el atleta muchas veces piensa pequeño, que es en la competición, en ganarle al otro. Cree que con eso ya está. Eso es un objetivo mínimo. Hay que dar lo mejor por uno mismo para después vencer en la competición, y no al revés.
Una crisis política domina Brasil. El 5 de agosto, por lo que se prevé, el Comité Olímpico Internacional (COI) invitó a la ceremonia inaugural a la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, y al presidente interino, Michel Temer, hoy rivales políticos. ¿Cómo influye en la mente del atleta brasileño esta disputa que marca la agenda del país?
Vamos a separar: los deportistas no sienten este tipo de problema, el atleta no puede pensar en esto. El problema es que mientras se ponga como centro al político y no al atleta en los Juegos, el resultado no será bueno. Uno se da cuenta de que la organización de un evento es buena cuando se sabe quién es el organizador.
Brasil, frente a los Juegos Olímpicos, ha ofrecido un respaldo inédito financiero y de equipamiento a sus atletas para Río 2016, ¿cómo evalúa la política deportiva?
El Estado apoya mucho. La política brasileña para el deporte olímpico cambió mucho en los últimos años. Hoy yo soy pobre porque no gané dinero en el pasado, porque no había este tipo de estructura en los años ochenta.
Usted es el único finalista brasileño en la prueba de velocidad en un Juego Olímpico. ¿Cuáles son las diferencias entre aquel Seúl 88 y Río 2016?
Si se invirtiera la situación, yo estaría millonario, el hecho es ese. No es por una cuestión de ser mejor o no, es porque en esa época no iban a ver un Bolt, iban a ver a Robson Caetano da Silva que representara a Brasil, con divulgación en Brasil. Lo que estoy diciendo es que no podemos tener un ídolo de otro lado, para que las personas se identifiquen con sus atletas nacionales. (I)