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Nuestra Señora de las Nubes evoca la violencia de género
El tiempo se detiene cuando Óscar y Bruna se encuentran. Una pareja de esposos que juegan a ser desconocidos en un mundo inventado por ellos al que llaman Nuestra Señora de las Nubes.
Así se denomina la reconocida obra del dramaturgo argentino Arístides Vargas, donde se evoca el exilio a través de un diálogo romántico y poético que revela las huellas latentes de la dictadura militar.
Luciana Grassi y Víctor Acebedo son los directores e intérpretes de la primera escena de este guión que adaptaron para teatro corto, a 15 minutos.
No modificaron ni editaron el texto, más bien destacan el trasfondo político que se va manifestando entre metáforas y comicidad verbal.
Grassi ya estaba familiarizada con las obras del autor y se sintió fascinada con la historia, en lo particular por la suavidad y sutileza del lenguaje. Además, porque los personajes se encuentran detenidos en el tiempo, desarrollando una amabilidad inmensurable.
Revela que esta fue la cualidad que más le costó interpretar y comenta que como experiencia sanadora, propia del teatro, la empezó a aplicar en su vida.
Bruna es atrevida con sus pensamientos y Óscar conciliador. Él vive enamorado, la quiere, respeta y cuida; ella es enérgica y nostálgica por una razón de peso, la violencia que la marcó y que denuncia en forma poética.
Con desprecio, ante tal desafuero, revela que en su adolescencia el profesor de literatura abusa de ella y describe el acto con ingenua dulzura narrando “(...) Nos tocó tanto que corrí al baño, miré mis piernas y me di cuenta de que estaba orinando rosas”.
Pero es el dolor del destierro con lo que comulga este matrimonio. Una experiencia que el autor vivió a los 21 años cuando dejó su natal Argentina para residir en Ecuador, tema constante en sus piezas teatrales.
Un sentimiento que se va emancipando cuando entra a escena una serie de elementos simbólicos que construyen la historia de este hogar, que no tiene un lugar específico, sino que está cimentado en el ‘aire’.
Así lo describe Acebedo enlistando, además, algunos ingredientes, como por ejemplo el espíritu de libertad que la pareja anhela y que se representa en la jaula con el pájaro y las dos sillas de madera que reflejan la simpleza de sus vidas.
No obstante, el conflicto de la historia se centra en el bordado de Bruna, una actividad que la regresa a la realidad y que su esposo desteje con el objetivo de que ella no sufra al retornar de su imaginario.
La década del cuarenta está relatada en el vestuario, resaltando en el blanco la felicidad, la tolerancia y dignidad que confluyen de una relación casi simbiótica.
Nuestra Señora de las Nubes se exhibe de miércoles a viernes, a las 19:30, en Pop Up Teatro Café, ubicado en Circunvalación Sur 405 y Ébanos. (I)