En el país existen niños y adolescentes que, por su coeficiente intelectual y sus capacidades, son considerados superdotados. Estos pequeños superan a sus compañeros en el aprendizaje y en la recepción de la información que reciben de sus maestros.

Un caso de ellos es el de Emily Ulloa, una pequeña de origen manabita que sorprende a Ecuador y a varios países del mundo por su inteligencia. A su corta edad ya ha dado charlas en universidades ecuatorianas y extranjeras.

El potencial de la niña es tal que hasta construye robots. En su entorno, a más de tener juguetes propios de su edad, posee una impresora en 3D.

Menores como ella requieren de más apoyo de las autoridades educativas, con el fin de aprovechar estas capacidades, no solo a beneficio de ellos, sino del país.

Emily, muy fácilmente, podría ayudar el resto de sus compañeros de salón en la escuela, luego en el colegio y en la universidad. Estaría en condiciones de llegar mucho más allá, si es que recibe una preparación idónea, en el lugar y los maestros adecuados para este tipo de chicos.

La sociedad ecuatoriana resultaría muy favorecida de que haya más Emilys, pues no solo contaría con un ser excepcional en conocimientos, sino que además sería un ejemplo a seguir.

La nación requiere de personas con una alta educación, no indispensablemente de superdotados. Una formación que conjugue valores y conocimientos constituye la mejor herramienta para forjar un futuro prometedor para todos, mediante el surgimiento de nuevos líderes, hoy por hoy, tan necesarios en Ecuador. (O)

HENRY ANDRADE JIMÉNEZ
Editor SD
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