Este domingo Brasil centra la atención mundial. La Cámara de diputados del gigante sudamericano ha sesionado desde el viernes con la intención de votar hoy por la noche una moción de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff. Ella niega haber cometido crímenes que puedan conducir a su remoción, y denuncia una tentativa de “golpe de Estado”.

¿Quién es quién en la crisis política brasileña? En primera línea está Rousseff, acusada por el Congreso de violar presuntamente la ley fiscal, mediante seis decretos de créditos suplementarios que cambiaban la prioridad en el presupuesto. Exguerrillera y presa política de la dictadura durante 3 años, fue jefa de ministros del gobierno de Lula y es presidenta desde 2010, reelegida en 2014 con el 51,4% de los votos.  

Dilma no está investigada ni acusada en el escándalo Petrobras. Su popularidad cayó con la crisis de las materias primas y un ajuste que no ha podido ejecutar.

En la otra esquina de la crisis está Michel Temer, presidente del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña. Se ha convertido en el “Frank Underwood” de Brasil.

Al igual que el personaje central de la serie The House of Cards tomó las riendas de la traición a Rousseff la última semana, preparando el plan de gobierno y un pronunciamiento al país. Acompaña a Rousseff desde 2010, es abogado y hombre fuerte de los intereses de las federaciones industriales.

Un personaje central es también Eduardo Cunha, ultraconservador, evangélico practicante, multiprocesado por corrupción, en todos los puestos que ocupó.

Procesado por la corte por recibir sobornos en cuentas secretas en Suiza, es presidente de la Cámara de Diputados desde inicios de 2015. Domina el “bajo clero” (los diputados más permeables a los lobbys) y se ha dedicado el año pasado a frenar todas las iniciativas de Rousseff.

Se le atribuye parte de la recesión económica. Es del PMDB.

Luiz Inácio Lula da Silva, el favorito en las encuestas para 2018, ha sido incluido en los últimos días en la crisis política del país sudamericano.    

Líder del Partido de los Trabajadores (PT) y presidente entre 2003 y 2010, volvió al centro de la escena cuando el juez Sergio Moro lo forzó a declarar en el escándalo Petrobras y sobre su vinculación con empresas de ingeniería. Dilma lo nombró jefe de ministros, pero la designación depende de la corte porque una medida cautelar lo acusó de usar el cargo para ‘escapar’ de Moro y someterse a las altas cortes.  

Las estrellas del juicio

Y en medio de todo están los jueces de Brasil, quienes se han convertido en las nuevas estrellas de la oposición. Uno de ellos es Sergio Moro.    

Desde Curitiba investiga la corrupción en Petrobras y la red de corrupción que las empresas de ingeniería han montado en el país para financiar la política.

Participa de eventos con candidatos y políticos opositores y fue premiado por la cadena Globo, a la que le da varias primicias. Es el héroe de las manifestaciones opositoras y es acusado de “criminalizar” al PT para generar caos en el país.

Tiene el 8% e intención de voto para presidente, según Datafolha.

Janaina Paschoal es otra abogada estrella de la oposición. Es la coautora del pedido de juicio político contra Rousseff. Fue funcionaria de la gobernación del estado de Sao Paulo, en manos del Partido de la Social Democracia Brasileña.  

Ofreció un discurso reciente en el que, fingiendo estar poseída, gritaba que iba a “terminar con la República de la Serpiente”, en referencia a Lula, quien se autodenominó como la víbora “yarará”.

Hay otro personaje en el juicio político. Se trata de Jovair Arantes, diputado aliado de Cunha, del Partido Trabalhista Brasileño (PTB).  

En su acusación recomendando la destitución de Rousseff habló de “indicios” de ataques a la Constitución.

Ve en  la crisis política la necesidad de juzgar la continuidad del gobierno.

Por otra parte, Ricardo Lewandowski, presidente del Supremo Tribunal Federal, es quien guiará los trabajos de acusación de juicio político si llega al Senado.

Él también recibirá el recurso del gobierno contra la sesión de la Cámara de Diputados por considerarla “nula” de delito de responsabilidad y una “venganza” de Cunha.

Marco Aurelio Mello, juez del Supremo Tribunal Federal, obligó a Cunha a abrir un proceso de juicio político contra Temer por el mismo delito que Dilma. Es la espada legalista contra los abusos del juez Sergio Moro, acusado de hacer espionaje a la presidenta, a ministros y divulgar la información para “incendiar el país”.

Los candidatos derrotados

Aecio Neves, candidato presidencial del PSDB en 2014, nunca aceptó la derrota y discutió hasta diciembre pasado si hubo fraude en las urnas electrónicas. Lideraba las encuestas hasta que en los últimos dos meses fue citado por delincuentes del caso Petrobras como una persona que recibía dinero producto de los sobornos. Es el presidente de su partido e importante en el Senado.

José Serra es otro candidato derrotado del PSDB en 2003 y 2010. Senador y exministro de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), impulsa un gobierno de coalición con Temer, del que se ofrece a ser su ministro de Economía.   

También hay un expresidente: Fernando Henrique Cardoso, ahora investigado por la policía por mantener supuestamente mediante el uso de una empresa concesionaria del Estado, en forma ilegal, a una examante en Madrid, experiodista de la TV Globo. No estuvo a favor del impeachment al inicio, pero cerró filas.

Geraldo Alckmin, gobernador de Sao Paulo, el estado más grande, donde el PSDB es fuerte, apoyó el impeachment apenas en los últimos 15 días porque él también incurrió, como otros 14 gobernadores y todos los expresidentes, en las ‘pedaladas fiscales’ del presupuesto.  

Otros actores de la crisis

Renán Calheiros, presidente del Senado, debe su lealtad a Temer. A pesar de ello propone un llamado a elecciones anticipadas en octubre, junto con las municipales.

La idea podría salvar a Dilma en caso de superar el impeachment si no tiene condiciones de recuperar iniciativa.  

Otra carta de la oposición es Gilmar Mendes, exfuncionario del presidente Cardoso. Es el juez de la suprema corte abiertamente contra el PT quien firmó una medida cautelar para impedir la asunción de Lula.

Fue él quien vinculó la financiación ilegal del caso Petrobras con la campaña de Dilma Rousseff y de Temer en la justicia electoral.

También hay actores mediáticos, por ejemplo la familia Marinho. Ellos son los dueños de la cadena de noticias Globo, la cuarta más grande del mundo. Se hizo fuerte en la dictadura, cuando ganó licencias en el país y recibió créditos de bancos públicos.

Diseminó el discurso de los generales y hace dos años pidió perdón por haber apoyado el golpe de 1964 contra el presidente Joao Goulart. Ahora su noticiero de tv abierta, el ‘jornal nacional’, es la principal espada contra Rousseff. Por otra parte está Paulo Skaf, presidente de la Federación de Industrias de Sao Paulo (Fiesp), la central empresarial más poderosa de América Latina, que financió con publicidad y ayudas al movimiento de las calles vestido de amarillo en las protestas opositoras.  

Kim Kataguiri, joven de 20 años, es titular del Movimiento Brasil Libre, uno de los grupos que convocan a protestas opositoras y es el referente de la nueva derecha. Tienen como mayor referencia al ultraconservador diputado y militarista Jair Bolsonaro.

Aliados del PT  

La mayoría de las marchas contra el golpe político y a favor de Dilma han sido organizadas por Vagner Freitas, presidente de la Central Única de Trabajadores (CUT), fundada por Lula y la más grande de Latinoamérica.

Otro aliado de Lula es Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST). Advirtió que en caso de golpe sus militantes cortarán carreteras para protestar contra el nuevo gobierno. Dos campesinos del MST fueron asesinados por la policía en Paraná la semana pasada en una protesta por ocupación de tierras. (I)