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Mark Rylance, al Oscar desde las tablas
No fue el gran favorito a la estatuilla, pero el éxito de Mark Rylance en la última edición de los Oscar sorprendió a más de un crítico y cinéfilo.
El favoritismo de Sylvester Stallone y la imperceptible presencia del inglés en la temporada de premios dejó en un segundo plano lo que debería ser el principal factor a tener en cuenta a la hora de escoger el ganador: el propio trabajo y no la campaña mediática.
De hecho, en la encuesta hecha por El Telégrafo previo al Oscar, el actor británico solo obtuvo el 2% de votación en el apartado sobre quién ganaría la categoría al mejor actor de reparto. Stallone se ubicó en primer lugar con el 36%, seguido de Tom Hardy con el 23%; Mark Ruffalo con el 20%; Christian Bale con el 19% y finalmente Rylance
Críticos de cine le echan la culpa al descontrolado peso que las campañas promocionales han ido adquiriendo desde el cambio de siglo.
Este año se vio mucho a Leonardo DiCaprio en el circuito -más que nunca-, especialmente con coloquios en los que el público estaba formado por votantes. En Latinoamérica, el canal TNT creó varios sketches cómicos en favor del actor de El Renacido, algo que antes no había ocurrido.
En el caso de Brie Larson la promoción fue mucho más complicada. Además de que A24 no tiene los medios de sus productoras rivales, la actriz estuvo rodando en el extranjero ‘Kong: Skull Island’ en los meses clave de la carrera. Sin embargo, eso no impidió que la protagonista de ‘La habitación’ hiciese campaña.
Larson hizo frecuentes viajes de uno y dos días en Los Angeles para hablar con la prensa, hacer coloquios e ir a galas de premios.
La actriz confesó que había hecho cuatro viajes desde Hawái, dos desde Vietnam y otros dos desde Australia en plena temporada. Los problemas de su calendario fueron tales que su intervención en el Festival de Santa Bárbara tuvo que ser por Skype para evitar perder su vuelo de vuelta al rodaje.
El caso de Alicia Vikander fue muy similar. A pesar de estar rodando la última entrega de la saga Bourne, la productora Focus Features se las arregló para que la sueca no se perdiese ninguna gala (fue la única oscarizada que estuvo en los Critic’s Choice) y pudiese hacer encuentros con los votantes y los periodistas.
Mark Rylance, al igual que Mo’Nique hace siete años, ganó la estatuilla sin participar en la campaña de su película.
Pero la diferencia entre el británico y la actriz de ‘Precious’ (madre de la protagonista) es que prácticamente se borró del mapa.
El actor de ‘El puente de los espías’ (que se estrenó en Ecuador en noviembre pasado) demostró a expertos que se puede ganar la estatuilla sin parecer que la estás persiguiendo. La presencia del inglés en la temporada de premios fue mínima.
Rylance no participó en coloquios ni ha participado en homenajes a su trayectoria. No se reunió con académicos como el elenco de Spotlight.
No estuvo en los festivales de Santa Bárbara o Palm Springs, dos citas habituales para los aspirantes al Oscar.
Fue el único de los intérpretes premiados por el Festival de Nueva York que no acudió a recoger el premio. En noviembre Disney organizó un espectacular evento para ‘El puente de los espías’, pero Rylance fue el único del elenco que no participó.
El nulo interés del actor por la campaña fue más allá. Tampoco estuvo en la cena de gala de la Junta de Gobernadores en la que se entregan los Oscar Honoríficos, un influyente evento que se ha convertido en una parada clave de la temporada de premios. Rylance fue nominado a los premios del Sindicato de Actores, pero no acudió a la ceremonia.
Lo mismo pasó en los BAFTA. Tuvo que ser su director Steven Spielberg el que recogió el premio al Mejor Actor Secundario en su nombre. Así, el actor dejaba pasar la oportunidad de dar un discurso de agradecimiento en los últimos días en los que el plazo para escoger los ganadores del Oscar estaba abierto.
Dreamworks sacó varios anuncios para promocionar las opciones de premio de ‘El puente de los espías’, pero Rylance no era el centro de ninguno de ellos.
Tampoco se le pudo ver en los talk shows de Fallon, Kimmel, Colbert, Ellen, Kelly & Michael ni en el programa de Inside the Actors Studio, un formato que habría encajado a la perfección con una leyenda de las tablas como él.
No es que el actor desprecie los Oscar. En la ceremonia Rylance se mostró agradecido, honrado y por momentos emocionado de haber recibido tal reconocimiento.
Sin embargo, nunca se preocupó por perseguirlo. Desde que empezó la temporada de premios en septiembre, Rylance ha protagonizado no una, sino dos obras de teatro: ‘Farinelli and The King’ en Londres y ‘Nice Fish’ en Boston y Nueva York. A pesar de ser una absoluta leyenda de las tablas (en sus vitrinas hay tres premios Tony y dos Olivier), el actor apenas ha tenido contacto con la industria del cine.
Su debut profesional fue en el teatro de Glasgow en 1980 y fue el primer director artístico del Shakespeare’s Globe en Londres, espacio del que fue su director por una década, años más tarde.
No le gusta trabajar fuera del teatro porque lo considera muy frío ya que se siente aislado del público y cuando lo ha hecho ha sido por “cuestiones económicas” y porque en algún momento determinado de su carrera le ha facilitado el acceso a proyectos más interesantes sobre los escenarios.
Por años ha presentado más de diez temporadas con obras como ‘Mucho ruido y pocas nueces’, ‘Jerusalén’, ‘Boeing Boeing” y “Noche de reyes”, mientras que dentro del cine en su currículo solo constan diez títulos. (I)
Datos
El actor británico ha participado en películas como Ángeles e insectos (1995) de Philip Haas, Intimidad (2001) de Patrice Chéreau, Las hermanas Bolena (2008) de Justin Chadwick, o Blitz (2011) de Elliott Lester.
En 2015, Rylance se convirtió en un nombre popular en Gran Bretaña por su interpretación de Thomas Cromwell en la exitosa serie de la BBC “Wolf Hall”, basada en las novelas históricas de Hilary Mantel sobre la corte del rey Enrique VIII.
Rylance está casado con la directora Claire van Kampen desde 1989 y ambos trabajan juntos con frecuencia. El año pasado, protagonizó la obra teatral de su esposa “Farinelli y el rey”, un gran éxito en Londres. Este año regresará al teatro con dos obras.