Cada dos años el volumen total de conocimientos que se publica en las páginas web mundiales se duplica.  Cada día se publican 7.000 artículos científicos y técnicos. La información que hoy se envía desde satélites alcanzaría para llenar 19 millones de tomos cada dos semanas.

Además los estudiantes de secundaria que completan sus estudios en países de renta media o alta han sido expuestos a más información que la recibida por sus abuelos a lo largo de su vida. Es más, se estima que antes de que nazca un niño ya hay sobre él miles de fotos y videos online.  

Tal es la exposición de datos y conocimiento, dice la Unesco, que el papel del maestro ha sufrido transformaciones con el advenimiento de internet.

“Los sistemas educativos enfrentan el desafío de transformar el plan de estudios y el proceso de enseñanza-aprendizaje para brindar a los alumnos las habilidades que les permitan funcionar de manera efectiva en este entorno dinámico”.

La Sociedad para la Tecnología de la Información y la Formación Docente asegura que internet puede convertirse en un aliado. ¿Cómo lograrlo? La clave va más allá de usar una presentación en power point para animar una clase magistral. “Los futuros maestros deben apoyarse en sus conocimientos tradicionales y mezclarlos con las nuevas tecnologías, desde redes sociales hasta aplicaciones web”.

Seis docentes de Ecuador se han acoplado a la tendencia. Ellos cuentan sus historias y las innovaciones que usan en clases, a propósito de recordarse el Día del Maestro el próximo 13 de abril.

Adiós a las tizas y notas escritas

Tras 25 años usando herramientas tradicionales de enseñanza, como libros, tizas y notas escritas, la profesora Rebeca Sánchez incorporó en su programa educativo redes sociales, tablets y laptop.

Si bien en sus clases estos dispositivos están enteramente a su cargo y no reemplazan los textos históricos, talleres de lectura y dictado, sí han elevado la calidad de su enseñanza.

Según afirma eso es evidente en el nivel de asimilación de los alumnos y en las notas obtenidas al final de cada parcial. En 2010 esta maestra ambateña de 55 años asistió a un curso de nuevas tecnologías, dictado en la escuela Bautista, en la que labora desde hace 16 años, evento que terminaría con décadas de retraso pedagógico, cambiaría su forma de asimilar la realidad y facilitaría su profesión.

Para Sánchez, quien tiene a cargo el Quinto año de Educación Básica, el uso en clase de aparatos tecnológicos como portátiles, celulares inteligentes y tablets era inconcebible hace una década.

“Los únicos dispositivos que se utilizaban en las aulas eran la calculadora y la computadora de mesa, en el laboratorio de Informática. La adopción de nuevas tecnologías en la docencia es algo normal para profesores jóvenes; para educadores de mi edad o mayores fue algo nuevo y difícil de manejar”, dice.

En las clases de Historia, en las primeras horas de lunes a jueves, la maestra reemplaza la tradicional leída en libros por lecturas en tablet. Tras una intervención de tres minutos el aparato va pasando por las manos de cada estudiante, hasta llegar al fin del texto y sin aburrimiento.

Ello se nota en el rostro de los chicos. Para Norma Salinas, psicóloga de la Universidad Técnica de Ambato, este comportamiento es normal en edades juveniles. “Solo mencionar la palabra ‘tablet’ o ‘celular’ despierta el interés de los niños.   Esto se debe a que ellos asocian mentalmente este dispositivo con los juegos, música, fotos, vídeos y más contenido multimedia”.

El empleo de una red social en la enseñanza moderna merece un capítulo aparte. Si bien los chicos de la Escuela Bautista no manejan perfiles propios de Facebook o WhatsApp, el envío y la recepción de mensajes y comunicados para los padres se realizan por estos medios.

“En una sesión a inicios del año escolar, los representantes legales de los alumnos acordamos crear grupos a fin de mantener comunicación directa con los maestros. Son muy útiles, por ejemplo al momento de recordar tareas que son enviadas a casa y conocer sobre el rendimiento escolar”, señala María José Suárez, presidenta de los representantes del quinto año.

Documentales de Youtube refuerzan las clases de Daniel

Daniel Ormaza Velázquez tiene un punto sagrado en la sala de su casa, ubicada en el sector Divino Niño de Manta. El espacio lo ha dedicado para la computadora, el proyector, parlantes y los cables que quedan a buen recaudo, luego de sus jornadas como docente de Historia y Sociales en el Colegio Manta.

Estas herramientas van consigo todos los días hasta la institución educativa, porque quiere que la atención del estudiante sea desde el inicio hasta el final de la jornada.  
A pocos días de iniciado el periodo lectivo 2016-2017 ya planifica lo que implementará.  Es un profesor innovador que utiliza la tecnología desde hace cuatro años.

“Cuando comencé como docente, hace 10 años,  no utilizaba estos medios, pero noté que en el momento que ponía a escribir en la pizarra los chicos podían distraerse. Con el uso de las diapositivas, se mantiene el hilo y los alumnos están atentos a la información que se está comunicando”.

Sus clases son multimedias y van dirigidas a estudiantes del primero y segundo de Bachillerato. Las prepara por la tarde.  Baja documentales de Youtube para reforzar y narra las historias con presentaciones en power point y prezi.

“Para mí la tecnología ha facilitado el trabajo porque los estudiantes logran obtener un conocimiento más eficaz y más fácilmente. El propósito de un profesor no solo es cumplir con un pénsum, sino más bien llegar a  los alumnos con nociones valiosas, que sepan que en un momento de su vida les va a servir”, agrega el mantense.

Este docente no se aparta del pénsum.  “Si voy a hablar de  la Primera Guerra Mundial  les traigo causas y consecuencias,  una línea de tiempo explicativo para que comprendan; me expando más y el tiempo lo uso de manera más efectiva”.

Las horas laborales para Daniel no terminan en la tarde; continúan hasta la 01:00, allí en el rincón especial de su casa donde están sus materiales de trabajo y alista la siguiente clase. “Me gusta incluso adelantar material los fines de semana”.

Facebook y Twitter, los aliados de Diego y Boris

Mientras cursaba su maestría en educación en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Diego Calle Vintimilla conoció sobre la implementación de las redes sociales como herramienta de apoyo en clases.

Calle es docente desde el 2013 de Lengua y Literatura para los novenos años de básica de la Unidad Educativa Ciudad de Cuenca. En 2014 decidió crear un grupo de trabajo en la red social Facebook (Club de Amigos de Lengua) en donde  sube diapositivas, textos y enlaces relacionados con las clases que dicta en el salón. “Se utiliza el Facebook como una ayuda para el estudiante”, dice.

Cuando decidió recurrir a las redes sociales existieron cuestionamientos, tanto por parte de estudiantes como de padres de familia, pues señaló que relacionaban su uso con un vicio o un pasatiempo. “Por eso tuve que hablar con los padres para que incluso ellos también sean partícipes”. Calle monitorea si los alumnos revisan la página durante las clases. “El trabajo es diario, se pregunta qué les parece un enlace y en el momento en que los estudiantes comentan uno se da cuenta de si revisaron o no”.

Otra herramienta digital que el docente utiliza para la enseñanza es el correo electrónico.

Para Rosa Rodríguez, madre de familia, la implementación de redes sociales en la enseñanza se convierte en un riesgo debido a que considera que se trata de un espacio en donde se comparte cualquier tipo de información. Sin embargo, considera que la tecnología es prioritaria en la formación de sus hijos. “Sobre todo por los tiempos modernos que vivimos y ahí también jugamos un papel importante los padres”.

Para Diego cuando las tecnologías se utilizan positiva y adecuadamente se convierten en un beneficio para los estudiantes pues permiten incluso que se vayan autoeducando. “Antes, por ejemplo, si se quería revisar una clase el profesor debía repetir todo, ahora se la puede filmar,  se la sube a un enlace y los alumnos pueden consultarla”.

Por su parte Boris Morocho, docente de Historia e Investigación en la Unidad Educativa Bilingüe, considera que en la actualidad el profesor ya no es el centro del aprendizaje. “Si no les ayudas, estás con los estudiantes dándoles ciertas directrices, pero son ellos los que van en pos de la información”.

Dentro de sus clases usa herramientas como Youtube, Twitter y una plataforma virtual.

Explica que a través del primer sitio web, los chicos revisan videos sobre un tema determinado. En Twitter, Boris tiene un grupo de trabajo donde sube artículos.

Agrega que una de las páginas que  siempre revisan es Wikipedia para contrastar información con otros documentos electrónicos. “No solo se trata de enviarles información sino hacer una selección y una producción final de la reflexión que realizan los estudiantes”.

Aplicaciones móviles en el aula

Jorge Zambrano, profesor de inglés,  desde hace un año usa la realidad aumentada para enseñar el idioma en dos instituciones: una fiscal y otra privada. Se trata de la aplicación Aurasma, que permite que las imágenes se vuelvan interactivas con solo poner el dispositivo sobre el gráfico deseado.

¿Cómo lo logra? Zambrano explica que el principal requisito es tener un celular smartphone o una tablet con cámara conectados a internet.

Posteriormente, debe descargarse el app mencionado, abrir el sistema y luego apuntar a la imagen sobre el tema que se va a analizar.

El joven docente, miembro del programa estatal Go Teacher, recuerda que el primer día la aceptación de esta metodología varió en los planteles. Mientras que en los privados fue rápida, en los públicos fue más difícil. Esto ocurrió porque era una jornada nocturna y había temores de robos de celulares. Después de que vieron la fusión del móvil con el libro se emocionaron y todo quedó atrás.

Ahora por igual los estudiantes de la Unidad Educativa Eloy Alfaro de Durán y la bilingüe La Moderna usan el app.

Cuenta que cada vez que ingresa al aula, los estudiantes le hacen una pregunta: ¿Vamos a usar el celular, profe?. “Ellos están a la expectativa de qué sorpresa les tengo en el libro, porque se puede hacer un juego, una simulación e incluso se usa la tecnología para tomar evaluaciones”.   

Varios son los beneficios de esta tecnología en un salón de clases, por ejemplo, el estudiante no tiene que llevar libros pesados, aumenta el interés por aprender el idioma y mejoran las calificaciones.

Jorge aplica la metodología 3 veces a la semana y la aprendió en su maestría cursada en la Universidad Casa Grande en Guayaquil.

El docente, que se graduó de Químico Biólogo en el colegio y que como estudiante de inglés era pésimo, cree en la autopreparación sobre las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación). De hecho, se quedó supletorio en décimo año,  pero después de una charla con sus padres fue inscrito a  un curso extracurricular. 

“Eso me inspiró para que me gustara este idioma y enseñarles a mis demás compañeros. Creo que de ahí surge mi inclinación para ser profesor. De odiarlo pasé a amarlo”.

Libros virtuales para el bachillerato

La primera vez que estuvo al frente de un grupo de estudiantes fue cuando tenía 18 años. El aula era la casa comunal de La Ecuatoriana, un barrio del sur de Quito.

Se ayudaba con una pizarra de tiza y un libro. 26 años después, el tablero de madera se transformó en una pantalla desplegable en la cual proyecta las diapositivas que prepara para dictar sus clases de inglés. Es Maritza Portero, docente del Colegio Santiago de Guayaquil desde 1998.

A las 11:40 suena la sirena que anuncia el cambio de hora en el centro educativo. Portero ingresa al aula, saluda en inglés, abre su computadora portátil y proyecta imágenes referentes a la clase del día. Los 24 chicos del segundo año de Bachillerato Internacional la escuchan con atención y responden a sus preguntas en el idioma extranjero.

La clase dura 40 minutos que “pasan volando”, dice Steven Mejía. El joven considera que la utilización de recursos visuales y auditivos (juegos interactivos, videos) ayuda en el aprendizaje. El trabajo de la docente no se limita al aula; cuando los chicos vuelven a sus casas tienen la posibilidad de ingresar a una plataforma creada por Portero.

Es una especie de ‘blog’ en la que ella y sus alumnos interactúan, resuelven inquietudes sobre las clases dictadas o las tareas enviadas. También revisan las rúbricas de evaluación (una guía de valoración de sus trabajos académicos). En la pantalla de su computadora se ven las publicaciones estudiantiles.

En días pasados, los chicos escribieron un ensayo sobre a quién admiran. Lo hicieron en inglés y en cada uno hay una reflexión de la profesora. Su intención es dar a los jóvenes razones de peso para usar el idioma. “Aprender el verbo to be como base del inglés pasó de moda” dice Paola Delgado, otra alumna. Además del blog, la clase también tiene un usuario en la página www.penzu.com, un diario en línea. Ahí los chicos tienen la posibilidad de escribir sus anécdotas y compartirlas con la docente y sus compañeros. A las 12:20 la sirena vuelve a sonar, y Portero, quien se capacitó en Estados Unidos con el programa Go teacher, sale presurosa.

Recuerda que siempre quiso ser profesora. De niña, su juego preferido era revisar los deberes de sus 4 hermanas. Ahora lo hace como profesional con más de 100 estudiantes.  (I)