A pocas semanas de iniciar las clases, los padres de familia emprenden en la compra de la lista de útiles escolares. La mantense Miriam López, se suma en ese grupo. Aunque su hijo menor ya es adolescente recuerda que cuando estaba en la escuela se tomaba su tiempo,  hasta horas,  para adquirir los materiales que no fueran hechos con productos químicos como benceno, tolueno o plomo.

Analizaba los componentes que tenían la plastilina y los lápices, prefería comprarlos sencillos y sin borrador “por temor a que el niño lo masticara”. Tenía cuidado con las reglas, debido a las puntas afiladas “mi hijo se raspó. Soy muy temática y opté mejor por las plásticas; los esferográficos tampoco los compré con resortes”.

 Efraín Chóez también es padre y, al igual que Miriam, se preocupa por la salud de su hijo: lee las advertencias que traen los útiles escolares y la edad a la que están dirigidos.

“Los chicos son muy frágiles, por lo tanto propensos a enfermarse con mayor frecuencia y más si sus herramientas para estudiar son hechas con químicos”. La pediatra manabita Ibelise Zambrano, con 20 años de experiencia,  recomienda a los padres de familia adquirir los materiales escolares con registro sanitario y código de barras.

Sugiere que hay que tener precaución y adquirirlos en lugares que sean recomendados y que contengan lo menos posible materiales inflamables o elementos nocivos que puedan afectar la salud de los menores.

“A veces para esta época se importan productos o los traen de lugares que no son conocidos y obviamente no sabemos con qué material fueron hechos, no tienen registro, no están bien cuidados, lo que puede contener algún tipo de bacteria que ocasionen infecciones”, insistió.

El papel blanco generalmente está hecho con hipoclorito, que es un tóxico ambiental “hay que tener mucho cuidado”. En su trayectoria no le ha tocado atender a niños intoxicados por esos materiales químicos, no obstante asistió a pequeños accidentados que se tragaron los borradores de los lápices y se lastimaron con algún sus puntas.

Antonio Rodríguez, representante de la marca Escribe de Ambato, comenta que en la actualidad existe una tendencia de hacer crayones con cera de miel de abeja, además la plastilina se elabora con una sustancia no perjudicial porque los niños, no todos, en muchas ocasiones se meten todo a la boca.

Respecto a cuadernos, la marca importa desde Cali-Colombia los materiales, cuyas hojas son hechas de bagazo de la caña de azúcar y el alambre viene de Alemania. Al final los padres adquirirán un cuaderno 100% ecológico.

“Estos no usan madera de árboles. No hacen daño. También ocupamos cinta vegetal de una empresa suiza”, explica Rodríguez, de la firma ambateña.

Además la compañía, con 42 años en el mercado y pensando en la gente adquirió una nueva máquina que redondea la punta de los cuadernos. Esto lo hicieron por referencia de accidentes que se han dado en escuelas.

“Es una máquina que bordea todo el cuaderno, le hace una curva; ninguno termina en punta”. El dueño de la Librería Barbasquillo en Manta, Xavier Mendoza, detalla que para su clientela ellos están usando ya por cerca de cuatro años una línea ecológica de útiles escolares.

“Las mismas líneas que distribuyen los materiales asesoran y explican que los productos no son contaminantes y que no afectan al estudiante”.

La representante de marcas como Giotto en Manabí, Mery Macías, explica que todos los productos que distribuyen no son tóxicos. Entre ellos están témperas, crayones, lápices de colores, plastilina, masa para moldear. En Manta se dan ferias enfocadas en la promoción de útiles escolares donde las impulsadoras señalan los beneficios de adquirir la marca que promueven.

Suleika Mendoza es una de ellas. Sostiene que los productos de Artesco no contienen elementos nocivos para la salud, todos son recomendables. “La intención es evitar accidentes por la manipulación de niños pequeños”.

Recuerda que antes se encontraban por ejemplo correctores cuya composición tenía plomo, eran productos tóxicos que al manipularlos o ingerirlos iban a causar daño, “entonces la regla principal es que no sean tóxicos”. 

Las puntas de los lápices están hechas de material flexible y los marcadores tienen punta bloqueo que no se les va a salir. “Artesco tiene todo compatible con la ecología”. Asimismo oferta la cuchilla de cerámica, la que reemplaza el antiguo estilete el cual causaba accidentes en los niños que lo usaban. “Por más que pase por la piel no va a causar lesión alguna. Es menos riesgoso, ideal para estudiantes y es fácil de portar”, comenta.

Verónica Ávila, impulsadora de Bic, dice que la marca ha mejorado la plastilina: “Ya no es tóxica, la pueden usar niños desde un año sin riesgo”. Muestra que en las recomendaciones está una advertencia sobre las edades a las que está dirigida.

A esa advertencia que viene en este tipo de productos también se refiere Paúl Ochoa, vendedor de la librería Mr. Books. Aunque la empresa no trabaja mucho con textos escolares sino más de literatura general, hay libros que son más didácticos y están constituidos por otros materiales que, si bien no son tóxicos, sí son clasificados por edades. “Hay materiales muy pequeños no aptos para niños de 3  años, otros vienen con plastilina libre de toxicidad”, enfatizó. (I)