Fabricio Alchundia, de 40 años, tendría aproximadamente 20 años cuando comenzó a seguir la historia de un niño de cabello oscuro y peinado puntiagudo que, junto a un grupo de amigos, debía buscar siete esferas para poder convocar a un dragón que les cumpliría un deseo. Fue el principio de su afición por Dragonball, un manga  creado en 1984 por Akira Toriyama. La historia dio su salto a la televisión japonesa en 1986, pero su llegada a América Latina fue en 1994. México fue el primer país que le dio apertura.

El arribo del pequeño Son Gokú, protagonista del relato, a Ecuador fue casi a fines de la década de 1990. Alchundia, estudiante de Hotelería y Turismo, fue miembro de un grupo de fanáticos del anime llamado Mina a mediados de la década pasada. Para cuando lo integró ya conocía la historia de Dragonball hasta la saga denominada GT.

 Los seguidores de la serie tienen formas distintas para establecer cuántas sagas tuvo la serie. Hay quienes sostienen que son 4: Dragonball, Dragonball Z, Dragonball GT y Dragonball Super -la más reciente-, mientras que otros subdividen a Dragonball Z en otras 6 sagas: Saiyan, Freezer, Garlic Jr., Cell, Torneo del Otro Mundo y Majin Boo. “La de Majin Boo es mi saga favorita”, confiesa Alchundia, para quien la denominada Dragonball Z Kai no cuenta como una saga aparte porque “es lo mismo que Dragonball Z solo que remasterizada”.

Su pequeño hijo Samuel le acompaña en la afición de seguir la historia de Son Gokú a través de canales de video como Crunchyroll. Alchundia indicó que la diversidad de personajes y transformaciones de los saiyajin -la raza de Gokú- es un elemento que engancha tanto a las anteriores como nuevas generaciones, sin importar la saga que se observe, y “también cuenta mucho la accesibilidad a los capítulos, sea por señal abierta de TV o sitios en Internet”.

Aunque es nuevo que entidades públicas y privadas convoquen a la ciudadanía para ver un capítulo de Dragonball Súper en pantalla gigante, no resulta raro para Patricio Borja, ingeniero en Diseño de 28 años, que empezó a seguir la serie desde niño, en 1998. Que la serie tenga vigencia después de casi 4 décadas obedece a que “caló lo suficiente en la generación que creció con ella como para compartirla con las nuevas generaciones, los efectos en la animación y las peleas son enganchadores”.

Sin embargo, Dragonball no estuvo todo el tiempo en el tope de las preferencias del anime. Hay quienes consideran que tuvo un declive del que por poco no se recupera cuando en 2009 se estrenó la película ‘live action’ de Dragonball: Evolution, una cinta que fue duramente criticada por la forma en que frivolizaron al personaje de Gokú, convertido en un estudiante secundario. Para Borja, el bajón comenzó desde la saga GT. “La historia debió terminar con Majin Boo, GT no fue más que una exigencia de los fans para continuar la historia en la televisión”.

En 1995, Akira Toriyama decidió terminar de ilustrar el manga con la saga de Majin Boo por lo que Toei Animation, responsable de llevar la historia a la TV, se quedó sin la fuente original para continuar la serie pero aun así decidió crear su propia versión: Dragonball GT.  Sin embargo, las incongruencias respecto al relato en el manga y la casi nula participación de Toriyama en el proyecto terminó por alejar a los seguidores, situación que se agravó con el estreno de Dragonball: Evolution.

Pese a ello, se generó gran expectativa en 2013 con el anuncio de dos nuevas películas animadas: Dragonball: La Batalla de los Dioses y Dragonball: La Resurrección de Freezer, las que se convirtieron en base de la más reciente saga televisada: Dragonball Súper, estrenada en Japón en 2015. Aunque ha sido bien recibida por nuevas y antiguas generaciones, hay quienes la consideran comercial e innecesaria, como Javier Jaramillo, comerciante de 40 años. “No tiene sentido, ni siquiera explican cómo Gokú obtiene tanto poder y minimizan la figura del saiyajin legendario, un absurdo”.

Jaramillo se autodefine como purista y considera la primera de las sagas (Dragonball) como la mejor por ser la esencia de todo el universo del popular anime. “Está difícil que puedan devolver esa esencia cómica, ese afán por encontrar las esferas del dragón, lo intentaron con GT y no les funcionó”, manifestó. (I) SD

Texto: David Guerrero Foto:  Lylibeth Coloma