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'Los internacionales' recorren el mundo con sus fechorías

“Si robas en Bogotá, entonces estás preparado para robar en cualquier lado”.
“Si robas en Bogotá, entonces estás preparado para robar en cualquier lado”.
26 de mayo de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

La leyenda afirma que en los años 50, en un terreno que lindaba con tres barrios de Bogotá -Las Brisas, Girardot y Las Cruces- varios delincuentes se reunían a jugar al fútbol y luego beber unos tragos mientras escuchaban boleros y se contaban historias sobre sus fechorías. La escena se repetía todos los domingos. Pero un día llegó un malviviente buscado por asesinato y le pidieron que se fuera porque atraería a la Policía. El hombre aceptó a regañadientes y finalmente se escapó a Nueva York, donde una tarde robó en un descuido un maletín a un rico hombre de negocios. Cuando llegó al hotel donde paraba, vio que en su interior había una enorme cantidad de dinero.

En la Gran Manzana comenzó así una vida delictiva que le hizo reunir un gran capital y al volver a su país tiempo después convenció a algunos de sus colegas que solían jugar al fútbol en aquella canchita bogotana a viajar a Estados Unidos y sumarse al ‘oficio’ a escala mundial. Incluso ofreció financiarles los pasajes de avión. Así nacieron ‘Los internacionales’, una red de delincuentes colombianos que pasó de robar relojes en el centro de Bogotá a hacerlo en joyerías de la Quinta Avenida.

El periodista argentino Nahuel Gallotta investigó la historia de este grupo de malvivientes y la volcó en su libro La Conexión Bogotá, publicado por la editorial Del Empedrado. Sesenta años después de aquel episodio en esa perdida canchita bogotana, son decenas de miles los colombianos que ‘trabajan’ hoy en el exterior. “Se trata de una cultura delincuencial de viajar a delinquir. Son gente que roba sin armas y que se extendió a todo el mundo. Primero se profesionalizan en su ciudad y en un momento viajan hacia cualquier punto del planeta. Hay 4.000 colombianos presos en todo el mundo por este tipo de delitos, incluso en países que ni siquiera sabía que existían. Si calculamos que hay 10 libres por cada detenido podemos decir que son unos 40.000 en todo el planeta”, dice Gallotta a EL TELÉGRAFO. La mayoría de ellos es de Bogotá.

‘Los internacionales’ no conforman una banda al estilo de una ‘mara’ centroamericana. Tampoco son en general violentos. Son delincuentes que actúan solos o en pequeños grupos y tarde o temprano salen a robar al exterior. “Es como un máster en su vida de robos”, señala Gallotta. En algún momento salen y luego vuelven a su país. Y muy pocos se dedican al narcotráfico. Lo suyo es el robo.

“En su gran mayoría delinquen sin armas. Son ladrones de guante blanco. Se meten en casas vacías, hacen estafas o roban a través del descuido en las calles. Y actúan en pequeños grupos que tienen sus jefes. Están en todos lados, en Japón, en Estados Unidos, en Europa, en Argentina, en Ecuador...”, sostiene Gallotta.

La idea de investigar el origen de ‘Los internacionales’, como se los llama en el mundo delictivo bogotano, le surgió una noche de 2012. Como periodista de la sección policiales del diario Clarín, Gallotta recibió un llamado telefónico de una fuente desde la cárcel de Ezeiza, en la periferia de Buenos Aires, y terminó hablando con un detenido colombiano preso por narcotráfico.

“Quería hablar con él porque todos los días salían noticias sobre robos de bandas colombianas y por internet me di cuenta de que el fenómeno se repetía en todo el mundo siempre con el mismo método: el descuido, las entraderas a departamentos vacíos o estafas”, cuenta el periodista.

Y agregó: “Este narcotraficante me contó la historia y allí empecé a investigar. Ellos dicen que si robas en Bogotá, entonces estás preparado para robar en cualquier lado. Las leyes en Bogotá son muy duras y en cambio en otros países más blandas. En España, por ejemplo, si robas menos de 400 euros pagas una multa. Y entonces se pasean por farmacias durante todo el día robando perfumes de las góndolas. Llegan a hacer hasta 3.500 euros por día”, señala. “Ellos mismos se bautizan los internacionales, y los nacionales son los que se quedan en el país”.

Gallotta dice que Ecuador, por su cercanía geográfica, es un destino preciado por estos ‘internacionales’ del delito. “Una lista de 2013 decía que había más de 700 colombianos presos en Ecuador. Siempre fue un país muy codiciado por ellos. Está pegado a Colombia y además maneja dólares. Eso les permite viajar, robar y volver a las pocas horas. Tienen un país dolarizado y con la misma cultura a un paso de sus casas”.

El periodista se reunió con más de 12 miembros de ‘Los internacionales’ para su libro. Incluso, hay ladrones muy cultos que amasaron fortunas fruto del delito. “Me abrieron las puertas de a poco. Tuve dos personas para llegar a ellos. Una fuente de la cárcel de Ezeiza me contactó con tres colombianos y después viajé a Bogotá en marzo de 2013. Allí di con un rapero del barrio Las Cruces, cuna de ladrones internacionales, y él me contactó con dos o tres más. En total fui cuatro veces a Colombia. También viajé a Estados Unidos con dos de ellos. Fuimos juntos a bailar, a cabarets, a cementerios donde le rezan a sus muertos y piden protección para robar, a sus barrios... Me interesaba tratar de entender por qué alguien decide andar por la izquierda. Para entender tenía que saber cómo se habían criado, con quién y conocer sus historias”.

¿Y cuál fue la conclusión?, pregunta EL TELÉGRAFO. “Fui docente en cárceles, me crié con muchachos duros. Y yo creo que uno nace con algo adentro, con un temperamento para hacer algunas cosas que no todos se animan a hacer. Más allá de la situación social de cada uno. Si no, en las villas miseria serían todos ladrones. La situación social influye, pero no es determinante”.

El más célebre de todos los ladrones internacionales es alias Juan Carlos Guzmán Betancur. Se lo considera simplemente el número 1. “Es un tipo muy culto, que habla siete idiomas y robaba en hoteles cinco estrellas de las ciudades más caras del mundo, siempre a través del engaño, siempre solo”. Dos libros del periodista colombiano Andrés Pachón cuentan su vida (El suplantador. La historia real del estafador colombiano más buscado del mundo y Alias. La historia real del estafador más buscado en el mundo contada por él mismo). “Hoy -concluye Gallotta- nadie sabe dónde está”. (I)

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