En la panificadora de Xavir Solís, de 33 años, hay al menos unas 50 variedades de productos.  Panes de dulce, de sal (en las distintas formas), de chocolate, de piña, pasteles, cakes y otros son ofrecidos en grandes vitrinas a sus clientes en el norte de Guayaquil.

Entre todos ellos hay uno que destaca no solo por su forma y sabor, sino por el inusual nombre que lleva desde el siglo pasado.

Se trata del “Galo Plaza”. Sí, tal como se lee. Este derivado de la harina se identifica igual que el expresidente ecuatoriano que gobernó entre septiembre de 1948 y agosto de 1952.

Solís, cuencano de nacimiento, pero guayaquileño de crianza, señala que su padre y sus tíos —todos panificadores— le contaron que esa variedad de pan se hizo famosa porque el Jefe de Estado ecuatoriano lo adquiría en un local ubicado en el centro del puerto principal.

En cambio, Segundo Colcha, exdirigente de la Sociedad de Panaderos Perpetuo Socorro, tiene otra versión. Este artesano de 55 años, manifiesta que ese producto empezó a fabricarse hace décadas como un homenaje a quien también se desempeñó como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) desde 1968 a 1975.

El también propietario de un negocio ubicado en el Suburbio de Guayaquil señala: “Como Galo Plaza era ‘colorado’, a los panificadores de ese entonces se les ocurrió hacer un pan que se pareciera a él”.

En medio de estas versiones, lo único es que esta masa de harina horneada con un dulce color rojizo en su interior, aún se oferta en algunas panaderías de la urbe.

Las más grandes o las cadenas de venta de pan, según coinciden Solís y Colcha, ya no lo elaboran, debido a que optaron por producir nuevas variedades con otros valores agregados. Sin embargo, ambos artesanos, el primero empírico y el otro titulado, lo siguen procesando semanalmente en cantidades que van de 50 a 100.

El valor en el mercado de un trozo de Galo Plaza oscila entre los $ 0,25 y $ 0,30.

La masa usada para su cocción es similar a la que se emplea para procesar los panes de dulce. La diferencia con este y otros similares en su forma (moldes) es el sabor y el color que lleva en su interior.

Colcha y Solís aseveran que algunos de sus clientes son fieles compradores de este derivado de la harina con nombre presidencial. Lo consumen con el café, con leche fría o con una gaseosa.

 Los dos dicen que mantendrán la tradición de hornearlo, al igual que sus antepasados, para que no desaparezca del mercado. Es decir, el exgobernante fallecido en 1987, “continuará vivo” por varias generaciones. (I)

Ingredientes    

50 porciones

3 libras de harina de trigo

6 huevos

1 litro de agua

2 libras de azúcar

50 gramos de levadura

Sal al gusto

Esencia de sabores

Colorante rojo

Mermelada de guayaba (era usada antes)

Pasos  

Tiempo 25 minutos al horno

La harina, luego de cernirla, para retirar algunas impurezas es mezclada con el agua y los huevos. Hay que agregarle la margarina para que suavice y se la sigue revolviendo.

Es necesario dejarla reposar por unos minutos, lapso en el cual se elabora el relleno.

El producto que va al interior es una crema que también se prepara con harina, agua y azúcar. A esta sustancia se le agrega un colorante.

Una vez lista, se expande la masa del pan y se va colocando el líquido rojizo. Culminado este proceso se envuelve la masa y al horno a 800 grados. (I)