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Los fármacos contra la ansiedad pueden generar adicción

Al tomar estos medicamentos, algunas personas experimentan pérdida de memoria; adoptan decisiones erróneas y tienen momentos de pérdida de atención.
Al tomar estos medicamentos, algunas personas experimentan pérdida de memoria; adoptan decisiones erróneas y tienen momentos de pérdida de atención.
Foto: Cortesía
06 de agosto de 2017 - 00:00 - Andrea Rodríguez

Su efecto adictivo radica en la capacidad para generar una sensación de placer inmediata. Si no actuaran de esta manera, los ansiolíticos ya habrían desaparecido del mercado y los seres humanos tendrían que aprender a enfrentar los problemas sin medicación. ¿Es posible vivir sin estos fármacos?  

Estas sustancias fueron desarrolladas para actuar de forma rápida sobre el sistema nervioso central con el propósito de generar calma y relajación.

De esta manera consiguen el efecto deseado: mitigar la ansiedad, un mecanismo de defensa que tenemos los seres humanos frente a una potencial amenaza.

Es así que el sistema de alerta cerebral se activa para encarar los peligros y, según los científicos, ha permitido al ser humano sobrevivir como especie. Eso significa que la ansiedad no siempre es perjudicial, sino que actúa como un sistema de alerta cuando la vida de una persona corre peligro.

Precisamente la ansiedad ‘buena’ es la que destacó el español Enrique Baca, especializado en psiquiatría y neurología, en una obra, donde pone de relieve que es esta la que nos salva la vida, por ejemplo, cuando vemos que un vehículo frena y hace que nosotros también nos detengamos en milésimas de segundo para evitar el impacto.

El problema surge cuando la ansiedad anula, paraliza y, en consecuencia, resta calidad de vida.

Adrián Lozano Beltrán, médico psiquiatra del Hospital Metropolitano, advierte que en muchos países, incluido Ecuador, ese tipo de medicamentos no es de venta libre.
“En Ecuador, el Ministerio de Salud controla la venta de estas sustancias, de acuerdo al nuevo Código de Salud. Además, los ansiolíticos son prescritos por neurólogos, psiquiatras y anestesiólogos, profesionales que tienen conocimiento del sistema nervioso central y de la acción que pueden tener sobre la conducta”.

Según explica Lozano, los médicos que recetan estos fármacos llenan el Recetario de Medicamentos Psicotrópicos y Estupefacientes, donde constan los nombres, apellidos y número de cédula del paciente que tomará el medicamento.

Además, los especialistas incluyen el tipo de medicación, la dosis recomendada y la historia clínica. Con esta información, entregada al Ministerio de Salud —detalla Lozano—, se rompe inevitablemente la confidencialidad del diagnóstico.

“Me parece correcto que se establezca este control estricto porque los ansiolíticos no pueden ser de venta libre”.

El psiquiatra sostiene, además, que las sustancias denominadas benzodiazepinas —medicamentos que tienen un efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular— fueron creadas como respuesta a los barbitúricos, medicamentos que funcionan sedando el sistema nervioso central en distintos niveles.

“Los barbitúricos siempre fueron muy riesgosos, porque al ingerirse, incluso en dosis bajas, podían conducir al suicidio, como el caso de la actriz Marilyn Monroe, quien murió por una sobredosis de esta sustancia”.

Lozano indica que, aunque el Ministerio de Salud lleva un control del uso de estos medicamentos, este tipo de fármacos podría venderse sin restricción en un mercado ilegal.

Al mismo tiempo, explica que los ansiolíticos se deben utilizar en combinación con los antidepresivos y solo se ingieren hasta que estos últimos hagan efecto.

Para entender mejor cómo funcionan ambos medicamentos, Lozano compara a los ansiolíticos con los antiinflamatorios. “Cuando nos enfermamos, nos recetan antiinflamatorios para que nos baje la fiebre; para que podamos comer y trabajar, pero este fármaco alivia los síntomas porque es el antibiótico el que nos cura; este es precisamente el efecto del antidepresivo. “Es necesario recalcar que los ansiolíticos únicamente son calmantes transitorios, los antidepresivos son curativos”.

El peligro de sufrir síndrome de abstinencia

Con frecuencia, las benzodiazepinas se recetan como ansiolíticos e hipnóticos, pero también son útiles para combatir crisis epilépticas; actúan como relajantes musculares y se indican en casos de síndrome de la abstinencia del alcohol y de ciertas drogas. Sin embargo, paradójicamente, un mal uso de esta familia de medicamentos puede derivar en un nuevo problema de dependencia, como la adicción a la misma benzodiazepina.

Se conoce que el clonazepam y otros medicamentos de la familia de las benzodiazepinas actúan sobre un neurotransmisor que se encarga de regular la ansiedad, provocando un efecto calmante.

En realidad, son muy útiles para combatir estados específicos de ansiedad, insomnio o estrés. Carlos León, médico psiquiatra, advierte que hay ansiolíticos que son más adictivos que otros.

“Todas las benzodiazepinas son adictivas, y más aún las que tienen un tiempo de acción corto. Si el efecto de gratificación dura menos tiempo, el paciente es más propenso a volverse adicto a la sustancia, porque cuando desaparezca el efecto volverá a recurrir al fármaco”.

Según León, en muchos países, al igual que en Ecuador, existe un mal uso de este tipo de sustancias, porque hay personas que lo toman para conciliar el sueño y los ansiolíticos no fueron desarrollados con este fin.

Al hablar sobre el perfil de pacientes que demandan estos fármacos, León puntualiza que las mujeres son quienes más buscan el apoyo del psiquiatra cuando tienen trastornos de ansiedad, pero asegura que eso no significa que sean ellas las que más sufren de esta patología.

“Mientras las mujeres buscan el apoyo de un especialista y toman ansiolíticos, muchos hombres se refugian en el alcohol cuando tienen estos síntomas. El problema es que en poco tiempo estas personas también crean una adicción al licor”.

¿Cuándo es el momento para dejar los ansiolíticos?

Hay especialistas que señalan que para dejar los ansiolíticos se debe aprender a manejar y controlar la ansiedad.

En muchos casos, la terapia psicológica resulta efectiva, especialmente la cognitiva-conductual, un tratamiento que se focaliza en modificar los comportamientos y pensamientos que gestionan el problema psicológico. De acuerdo con la Clínica Mayo, la terapia cognitiva-conductual es un tipo común de psicoterapia.

Según Marina Castro, psicóloga, en estas sesiones, se ayuda a la persona a tomar conciencia del pensamiento inexacto o negativo. De igual manera permite distinguir con mayor claridad las situaciones difíciles y responder a ellas de una manera más eficaz.

Las personas con trastornos de ansiedad generalizados tienen miedos o preocupaciones recurrentes como, por ejemplo, la salud o la situación económica, y con frecuencia tienen una sensación constante de que algo malo está por suceder.

“Todavía es difícil determinar con precisión la causa de estos sentimientos intensos de ansiedad. Sin embargo, los temores y preocupaciones son muy reales e impiden muchas veces que las personas se concentren en sus tareas diarias”.

De acuerdo con Castro, hay diferentes orígenes en la ansiedad, pero uno de ellos es la proyección obsesiva hacia el futuro, en un afán de anticiparse a los hechos por un miedo constante.

En ese espacio de tiempo que no existe, que resulta incontrolable, se da cabida a toda la angustia y la incertidumbre.

En ese futuro es donde se proyectan los mayores miedos y confusiones, donde los pensamientos más negativos aparecen y cuando la persona tiene la sensación de que no puede cambiarlos. La especialista manifiesta que lo peor es vivir con temor hacia qué es lo que pasará y la incapacidad de disfrutar del momento presente. (I)

DATOS

Para evitar recurrir al consumo de ansiolíticos hay técnicas de relajación, respiración, control de estímulos y reestructuración cognitiva.

El efecto rebote consiste en las sensaciones de ansiedad que experimenta la persona al dejar la medicación.

Es posible enfrentar la ansiedad con diferentes alternativas: meditación, hipnosis o medicamentos, sin embargo, estos últimos pueden resultar muy perjudiciales. (I)

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El abuso de estos fármacos conlleva un elevado daño potencial

Este tipo de medicamentos surgió a mediados del siglo XIX. Se estima que los sedantes o ansiolíticos comenzaron a ser cada vez más utilizados y, a su vez, los laboratorios desarrollaron nuevas combinaciones para distintas funciones.

En la actualidad, se calcula que existen más de 300 tipos de drogas en el mundo para diversos propósitos. Básicamente, se dividen en 2: aquellos que generan una sensación de relajación y reducen la ansiedad, y los que ayudan a dormir.

Una de las sustancias más conocidas son las benzodiazepinas, que actúan sobre el sistema nervioso central y su gama de efectos es más amplia.

En el mercado hay desde sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes. (I)

Provocan somnolencia y tienden a acortar la fase de sueño. Esa interferencia con el tiempo de descanso puede causar irritabilidad en una persona. Foto: Cortesía

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