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Ciudadanía
La movilidad inclusiva, un tema aún pendiente en varias ciudades
Cuenca, Ambato, Quito, Guayaquil, Manta.-
Una hora y media tuvo que esperar Santiago Flandoli en la puerta del coliseo Jefferson Pérez para ingresar a un rodeo, no porque la fila sea interminable sino porque, en su condición de discapacitado, solicitó pagar la mitad de la entrada y un sitio en el cual ubicarse con sus muletas, algo que le fue negado.
Pasó en noviembre de 2016 y desde entonces lucha para que los organizadores de eventos de las fiestas de Cuenca, de las cuales como cuencano se siente parte, piensen también en las necesidades de acceso que tiene este grupo vulnerable.
Este no es el único caso, ni el único lugar donde las personas con discapacidad se ven relegadas. Autoridades municipales firmaron convenios con varias fundaciones para la atención a estos ciudadanos, sin embargo, en la cotidianidad del día a día, la ciudad mantiene la exclusión.
¿Qué tan inclusiva es Cuenca?, fue la pregunta de cajón para Santiago Flandoli. Su respuesta fue una sonrisa irónica y 30 minutos de una charla en la que explica, punto por punto, cuáles son las barreras que a diario debe sortear.
Retomando la anécdota del rodeo, Flandoli dice que le es difícil acceder a actividades de recreación que para “la gente normal”, son parte de su vida.
No todos los edificios públicos y privados en Cuenca tienen acceso para personas con discapacidad. El ingreso a la Alcaldía es un ejemplo. Ir a un escenario deportivo como el Coliseo Jefferson Pérez o el estadio Alejandro Serrano Aguilar es complicado para ellos.
A estos espacios públicos se suman la mayoría de hoteles, bares, restaurantes, discotecas y el transporte urbano.
Ahora que se juega en Cuenca el denominado ‘Mundialito de los pobres’ (índorfútbol), las personas con discapacidad no pueden acceder a los graderíos porque no se han construido rampas, razón por la cual los organizadores deben ubicarlos, con su silla de ruedas, al borde del campo de juego.
Carlos Álvarez, director de Control Municipal, indica que las instituciones están en la obligación de cumplir con las leyes y ordenanzas.
Según una publicación de diario El Tiempo de Cuenca, el funcionario destacó que “les estamos exigiendo a todos los constructores que incluyan rampas para las personas con discapacidad, caso contrario no se les extiende el permiso de fabricación”.
Las personas no videntes de la capital azuaya poco a poco se familiarizan con las calles, donde pueden movilizarse con tranquilidad y entre los obstáculos. Foto: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
Análisis internacional
En octubre del año pasado, en Quito, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), el tema de las ‘Ciudades inclusivas’ fue uno de los que más se debatió.
En ese entonces, Romulo Paes de Sousa, director del The World Centre For Sustainable Development de Río de Janeiro, Brasil, explicó que en numerosos casos el desarrollo urbano se ve afectado por una fuerte exclusión e inequidad social.
“Es un hecho que las ciudades grandes tienden a ser proporcionalmente más inequitativas, pero en las pequeñas, también se encuentran altos niveles de inequidad, especialmente en África y América Latina”.
En tanto que Martha Benavides, activista y directora de los Servicios Ecuménicos para Reconciliación y la Reconstrucción de El Salvador, dijo que una ciudad inclusiva no puede olvidarse de los adultos mayores.
“Siempre han existido personas longevas y las sociedades han tenido recursos para hacer frente a los riesgos de enfermedad, vejez y discapacidad”.
Al terminar el cónclave se identificaron 2 acciones para combatir la exclusión: el primero es un compromiso político que permita equiparar las condiciones de la ciudadanía según sus necesidades para la obtención de una vida digna.
La segunda, una gama de mecanismos e incorporación de instituciones que faciliten la inclusión, que incluyan políticas participativas, que promuevan el acceso universal a los servicios, planificación espacial y un fuerte reconocimiento de los roles complementarios de los gobiernos nacionales y locales que garanticen el crecimiento urbano inclusivo.
Ciudad amigable
Ambato es considerada una localidad amigable para las personas con discapacidades. Es una de las primeras ciudades de la Sierra centro donde se empezó a dar facilidades de acceso, en calles, edificios, instituciones educativas y parques para este grupo de atención prioritaria. Además, hace 8 años, se organizan actividades para mejorar su calidad de vida.
Según Gabriela Rodríguez, directora municipal de Desarrollo Social y Economía Solidaria de la capital tungurahuense, esto se ha logrado gracias a la visión humanista y compromiso de las autoridades.
“Sin duda la empatía ha sido la clave para que las autoridades locales impulsen espacios de recreación, interacción social, atención médica y capacitación para niños, adolescentes, mujeres y adultos con diferentes impedimentos”.
Rodríguez resalta el hecho de que las autoridades hagan conciencia sobre esta problemática poniéndose en la piel de quienes tienen algún tipo de limitación.
Por ejemplo, cita que hace poco más de una semana, en la parroquia Izamba, al norte de Ambato, se realizó una jornada en la que participaron familiares, maestros y amigos de quienes no pueden escuchar, ver y caminar.
La funcionaria detalla que las autoridades presentes participaron de los juegos tradicionales vendándose los ojos y en sillas de ruedas, para vivir, por un momento, el día a día de las personas con discapacidad.
Ella hizo mención del Centro Inclusivo de Discapacidades El Peral, ubicado cerca del centro de la urbe, en el que 70 personas con autismo, sordera profunda, ceguera, parálisis cerebral, síndrome de Down, trastornos psicológicos, entre otras condiciones, reciben atención directa todos los días.
En esta ciudad, la mayoría de colegios y escuelas, la Universidad Técnica de Ambato, los 2 edificios de la municipalidad, la Prefectura y Gobernación de Tungurahua, las oficinas de las dependencias gubernamentales, parques, museos, baños públicos, bibliotecas, teatros y otros espacios, cuentan con rampas, ascensores, pasillos y salas de espera amplias y equipadas.
En lugares donde se practican deportes, las personas de este grupo vulnerable no tienen acceso a las gradas, por lo que deben ubicarse con sus sillas junto a la cancha. Foto: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
La capital inclusiva
En Pichincha existen 64.860 personas con discapacidad, es la segunda provincia del país con mayor número de personas con esta condición. La primera es Guayas con 101.505.
Para Xavier Torres, presidente del Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades, a Quito le falta mucho para ser ciudad inclusiva, aunque reconoce que la municipalidad realiza varios esfuerzos para ello.
“Es la vía primordial (el transporte) que conecta a las personas impedidas y de escasos recursos económicos con su centro de salud, hospital, unidad educativa, trabajo, entre otros lugares”.
Para César Mantilla, secretario de Inclusión Social del Municipio quiteño, hablar de una ciudad inclusiva va más allá de la accesibilidad universal, “consiste en sensibilizar a los ciudadanos de qué es ser inclusivo”.
En ese marco, la Secretaría implementa la iniciativa ‘Quito ciudad inclusiva’, la cual tiene varias estrategias, entre ellas, los puntos para tal fin: espacios con diseño y accesibilidad universal para todos los grupos de atención prioritaria.
Otra es crear el Manual de Inclusión Social en el que conste la normativa legal nacional e internacional sobre cada grupo de atención prioritaria. Se piensa en un diccionario de términos de inclusión social para hablar adecuadamente.
En Guayaquil, en cambio, la denuncia recurrente de quienes tienen dificultad para movilizarse es sobre el pavimento de las rampas que debe ser firme, antideslizante y sin irregularidades, según lo estable la norma 2243 del Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN).
El artículo 58 de la Ley Orgánica de Discapacidades establece que este grupo de atención preferente debe contar con accesibilidad “en toda obra pública y privada de acceso público, sea urbana o rural”.
Las metrovías y buses urbanos representan un problema a la hora de abordarlos, según este grupo. Así como ciertos espacios y vías públicas. (I)
En Cuenca, no en todos los espacios públicos y privados hay áreas exclusivas para la movilización de personas con discapacidad. La rampa es antideslizante. Roberto Machado / EL TELÉGRAFO
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“Las rampas que se construyen en el centro no cumplen las normas INEN”
Para Betsabeth Pilaloa, presidenta de la Asociación de Hemipléjicos, Parapléjicos y Cuadripléjicos del Guayas (Asopléjica), en Guayaquil hay partes que son inclusivas y otras no, como por ejemplo en el centro de la urbe, donde las rampas no son las reglamentarias, según lo que establece la norma INEN.
“Por ejemplo en la regeneración urbana de la calle 10 de Agosto, estas no son nada accesibles ya que están dejando 5 cm de altura a lo que hace la calle, lo que implica que si uno quiere subir es imposible; no va a poder alzar la silla”.
El inciso 10 del artículo 47 de la Constitución de la República establece que: “El acceso debe ser de manera adecuada a todos los bienes y servicios. Se eliminarán las barreras arquitectónicas”. (I)
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El Murciélago, una playa con acceso para personas con discapacidad
Por varios años, Édison Rivas no accedió a la orilla del mar en la playa de El Murciélago (Manta) por su cuenta, situación que cambió en 2015, cuando en la localidad se instaló la primera rampa inclusiva del país sobre la arena.
La caminera es 2 metros de ancho por 150 de largo y tiene una durabilidad de 20 años.
Miguel Valencia, dirigente de la Asociación de Personas con Discapacidad Física Manta, destaca las obras inclusivas que hay en la ciudad. El dirigente cuenta que antes le era imposible ingresar a la playa, “pero ahora contamos con la rampa, que nos será de mucha ayuda”.
Otro de los aspectos inclusivos con los que cuenta este balneario manabita son las sillas anfibias (2), que fueron aporte del Municipio.
Yadira Macías y Carlos Espinoza son 2 de los beneficiarios de este implemento, con el que pueden ingresar al mar con ayuda de miembros de Salvares, entidad de rescate que está encargada del cuidado y uso de las sillas.
En el Patronato de Manta hay 5 técnicos especializados en trabajos con personas con algún tipo de discapacidad. En total, la entidad atiende a 400 ciudadanos.
Marcia Chávez, secretaria técnica del Consejo Cantonal de Protección, manifiesta que la entidad que ella representa y el Consejo Consultivo presentaron una ordenanza, a inicios de año, en la que se contemplan normas de construcción, la Ley de Comunicación y otros aspectos. “Planteamos que todas las obras de regeneración sean inclusivas, como sucede actualmente con el nuevo mercado, que incluso tiene señalética braille en los baños”.
El alcalde Jorge Zambrano indica que la meta es que Manta se convierta en una ciudad totalmente inclusiva en máximo 5 años.
Esta ciudad también cuenta con parques inclusivos, como el del sector de San Patricio. Ahí, la mantense Marisol Pinargote, lleva por las tardes a su hija Génesis para que se divierta. “Antes ella veía desde su silla de ruedas a los niños jugar, ahora también puede hacerlo, con este parque”. (I)