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La demolición de "La Jungla" de Calais revela otra tragedia: los desaparecidos

La demolición de "La Jungla" de Calais revela otra tragedia: los desaparecidos
Foto: AFP
30 de octubre de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

Fuego, escombros, basura y viviendas precarias destruidas. Así quedó “La Jungla” de Calais luego de que la Policía francesa iniciara el lunes pasado el proceso de desmantelamiento del infame campo de refugiados ubicado en el norte del país, donde vivían al menos 10 mil inmigrantes y que ahora cuenta con miles de extranjeros “desaparecidos”.

Durante la noche del martes un incendio en el lugar terminó con la destrucción de decenas de chabolas, y debido a las llamas explotó una garrafa de gas en el sitio, que provocó heridas a varios inmigrantes.

El desmantelamiento de “La Jungla” comenzó el lunes, cuando unos 4 mil inmigrantes que vivían allí, en su mayoría provenientes de países del norte de África y Medio Oriente, fueron procesados y trasladados a otros centros de refugiados de Francia.

En total seguían esperando una solución al menos 3 mil inmigrantes, muchos de los cuales dijeron que no se moverían del lugar ya que quieren cruzar a Inglaterra a través del canal de la Mancha.

La BBC indicó que miles de inmigrantes han “desaparecido” durante el operativo policial, y se cree que estarían durmiendo en campos aledaños o en viviendas abandonadas de Calais y sus alrededores.

Las autoridades temen que esos grupos puedan volver a crear un campo de inmigrantes en el mismo lugar una vez que finalice la demolición de “La Jungla”.

El operativo policial que, según las autoridades francesas fue en gran medida pacífico, registró algunos incidentes de violencia entre inmigrantes y agentes policiales, especialmente en momentos en que las autoridades forzaron a los extranjeros a abandonar sus tiendas de campaña para formar filas con el fin de ser procesados.

De acuerdo con la BBC, varias viviendas precarias y chabolas ubicadas en la principal arteria del campo fueron incendiadas durante la noche del lunes, y terminaron en escombros y cenizas.

La Policía dijo que desconoce cómo se inició la quema del sitio, aunque aclaró más tarde que fue una “señal de advertencia” para aquellos inmigrantes que querían permanecer en “la Jungla” para poder eventualmente trasladarse al Reino Unido.

La prefecta de Pas-de-Calais, Fabienne Buccio, declaró a la televisión local que “es una tradición entre las poblaciones migratorias destruir sus viviendas antes de partir”.
Además, indicó que ordenó a las fuerzas de seguridad intervenir en caso de disturbios o incidentes de violencia durante el desmantelamiento del lugar.

Por su parte, el comisionado de la Policía de Calais, Patrick Visser-Bourdon, dijo que algunos inmigrantes le informaron que el fuego habría sido iniciado por activistas. “Hubo varios incendios en la noche. Cada vez que tratábamos de apagar uno, aparecía otro por algún lado. Obviamente fue algo intencional”, contó Mahmoud al-Saleh, uno de los residentes del campo. “Los bomberos llegaron más tarde. Por mucho tiempo éramos solo nosotros, los inmigrantes y voluntarios, quienes tratábamos de combatir las llamas”, continuó.

El miércoles por la mañana, columnas de humo espeso ascendían del campo, en un escenario apocalíptico. Ese mismo día, cientos de inmigrantes se sumaron a las filas organizadas por la Policía, para ser destinados en autobuses a otros centros de refugiados del país.

El martes, al menos 1.200 efectivos de la Policía comenzaron a desmantelar el campo con mazas y martillos, tirando abajo tiendas de campaña y chabolas desocupadas.

El trabajo fue hecho mayormente a mano, ya que las autoridades consideraron que enviar máquinas demoledoras daría un mensaje equivocado a los inmigrantes. Se espera que la tarea de demolición y arrasado completo del campo finalice en los próximos días.

Natacha Bouchart, la alcaldesa de Calais que desde hace años hace campaña para la demolición del campo, fue una de las primeras funcionarias en presenciar la destrucción de “La Jungla”. “Desde hace 3 años, la vida aquí en Calais ha sido un infierno”, dijo la alcaldesa francesa.

Bouchart destacó que aunque se logró desmantelar el campo de refugiados “el problema no terminará”, ya que Calais “seguirá siendo visto como un sitio de paso para miles de inmigrantes que quieren cruzar al Reino Unido”. “Nuestro miedo es que miles de migrantes no acepten irse de aquí y que haya incidentes con las fuerzas de seguridad”, señaló la funcionaria.

La Policía de Calais espera que unos 200 inmigrantes permanezcan en el sitio. Además, cerca de un millar de niños refugiados sin acompañantes seguían en el lugar, luego de haber sido instalados en unos contenedores especialmente preparados para albergar a niños.

El grupo Unicef UK consideró “inaceptable” que se iniciara la demolición del campo cuando todavía había cientos de niños dentro. “Los menores que debían ingresar a los contenedores siguen en peligro y mantenerlos a salvo debe ser la prioridad máxima”, destacó Lily Caprani, subdirectora de la entidad.

“Las autoridades solo tienen una oportunidad de hacer las cosas bien y requieren de más tiempo. Gran Bretaña había pedido que la demolición no comenzara hasta que cada uno de los niños estuviera a salvo”, destacó.

Michael McHugh, un voluntario inglés del campo, dijo que como consecuencia de la demolición del sitio, hay menos adultos que protegen a menores.

Un adolescente, de 13 años y procedente de Darfur, quien hizo su viaje a Calais tras haber caminado por el desierto con otros niños, es uno de los tantos casos típicos de aquellos varados en el sitio. “En el pasado eran cuidados por adultos, tal vez hombres de sus mismos pueblos, pero estas personas han abandonado el campo y ¿quién cuida ahora de estos pequeños?”, afirmó McHugh.

Inmigrantes corren cerca de un refugio improvisado incendiado en el campo “Jungla” migrante en Calais, al norte de Francia. Foto: AFP

Por su parte, el grupo humanitario Save The Children, que hace campaña por la protección de menores vulnerables, expresó serias preocupaciones acerca de que cientos de menores que no se presentaron para ser registrados y cuyas tiendas de campaña fueron destruidas, hayan quedado sin un sitio donde dormir.

Cerca de 200 menores del campo fueron trasladados al Reino Unido, algunos de ellos gracias a una modificación de la ley de inmigración británica pedida por el lord Alf Dubs, de acuerdo a  la ministra del Interior británica, la conservadora Amber Rudd.

Dicha modificación a la legislación permite que niños vulnerables, entre ellos pequeñas menores de 13 años, sean aceptados como refugiados en Gran Bretaña, incluso si no tienen familiares o allegados en el país.

De acuerdo con la ministra Rudd, los menores serán “dispersados” a diferentes partes del Reino Unido donde hay centros de refugiados. Sin embargo, una de cada cuatro alcaldías en Inglaterra dijo que no participará en ese programa nacional de reasentamiento.

Rudd dijo que en principio, hay sitios disponibles para los primeros menores en llegar, pero advirtió que como se espera la venida de cientos más, el Ministerio del Interior deberá identificar más sitios de alojamiento para ellos.

Una de las alcaldías inglesas que se negó a recibir a niños refugiados fue la que representa la primera ministra Theresa May, el Municipio de Windsor y Maidenhead, al indicar que no cuenta con capacidad física para aceptar a más niños refugiados o familias.

El campo de Calais surgió hace más de 6 años en las cercanías del puerto de ese nombre y el Eurotúnel, y fue creciendo a medida que llegaban más inmigrantes. Inicialmente el sitio comenzó con un millar de personas asentadas de forma precaria, pero “La Jungla” llegó a contar en los últimos meses con más de 10 mil habitantes.

Muchos de los inmigrantes del campo intentaron introducirse dentro de camiones con acoplado o cruzar a pie por el Eurotúnel, para de esa forma poder llegar al Reino Unido, donde creen que tienen más oportunidades de trabajo, vivienda, educación y subsidios públicos. Otros quieren arribar a suelo británico porque tienen familiares, allegados, o porque simplemente hablan inglés mejor que francés.

Los reiterados intentos de cruzar el canal de la Mancha llevaron en varias ocasiones al cierre del Eurotúnel, como también a varias protestas de camioneros y vecinos del lugar, que durante años vienen diciendo que “La Jungla” afectó gravemente la economía de la zona.

El campo de Calais es consecuencia directa de la grave crisis de refugiados que afecta a Europa, y que se agravó el año pasado con la llegada a las costas del Viejo Continente de más de un millón de migrantes, en su mayoría personas que escapaban la guerra civil en Siria, como también conflictos bélicos y opresión en otros países.

Varias naciones del bloque comunitario registraron serios problemas para lidiar con el gran flujo de inmigrantes, hecho que generó serias divisiones dentro de la Unión Europea (UE) acerca de cómo tratar el reasentamiento de personas. De hecho ese fue uno de los factores centrales que provocó que la mayoría de los británicos votara en junio pasado en un referéndum por la salida de Gran Bretaña de la UE, el llamado ‘brexit’.

En marzo pasado, la UE firmó un acuerdo con Turquía para frenar el flujo de migrantes que cruzaba del territorio turco a Grecia, en tanto que los países de los Balcanes cerraron sus fronteras a los extranjeros.

Como resultado de esa medida, el número de personas que utilizó esa ruta del este del Mediterráneo para ingresar a la UE mermó significativamente.

De todos modos, miles de migrantes de países del Cuerno de África, como Eritrea y Somalia, y también del África occidental, incluyendo Nigeria y Gambia, siguen tratando de cruzar desde Libia a las costas de Italia, arriesgando sus vidas en peligrosos cruces con pateras muy precarias. (I)

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