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Independiente bajó del avión y se 'refugió' en su complejo en Sangolquí
El piloto del Airbus A319 de Tame sacó por la escotilla de la cabina la bandera del Ecuador. Intentaba anunciar que Independiente del Valle ya estaba en Quito. Fuera del aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela, unos 200 aficionados esperaban ver de cerca a sus ídolos. El primero en aparecer fue Junior Sornoza, envuelto en una bandera tricolor cosida a una de Manabí, su provincia natal. Los gritos de los aficionados al verlo contrarrestaron el ruido de las turbinas aún encendidas.
Le siguieron los demás jugadores, entre ellos Jonathan González, quien lucía un gran sombrero negro de charro mexicano con vivos verdes y rojos, tal vez haciendo alusión al apodo que hace referencia a su velocidad: ‘Speedy González’. Una de las azafatas le había regalado ese accesorio antes de dejar la aeronave.
Pero no solo el sombrero de González le dio un toque mexicano impensado al recibimiento, sino también un mariachi contratado por los hinchas. Entonaron ‘El Rey’ y algunos jugadores y miembros de la delegación tarareaban la letra, mientras caminaban hacia la zona de migración.
El rostro de Pablo Repetto reflejaba cansancio. Sus ojos estaban irritados, pero no dejaba de sonreír ante las muestras de afecto de la gente que los fue a recibir. “Esto es para ellos”, atinó a decir. Mientras que los directivos Franklin Tello y Michel Deller aparecieron casi en simultáneo y con distintos tonos en sus declaraciones. Tello bajó con su laptop en la mano, pues el viaje de retorno le sirvió para planificar todos los detalles de la final en Quito y el posterior viaje a Medellín. El presidente habló de conservar la calma, pero fue enfático en señalar que las metas fueron cambiando y que evidentemente ahora la principal es el título.
Deller también lucía agotado y la escarapela con el logotipo del Independiente en la solapa de su chaqueta reflejaba la luz de las cámaras. Él aún no daba crédito a lo que vivió en la Bombonera, parecía que aún no asimilaba por completo el hecho de eliminar en una misma Copa a los gigantes argentinos, River Plate y Boca Juniors, ni tampoco que están a 2 partidos de ganar su primer título internacional, sin siquiera levantar un trofeo nacional.
Dos horas antes del arribo de la delegación, los minutos pasaban, el frío aumentaba y la impaciencia por ver a los jugadores era evidente entre los hinchas. Después de conseguir la clasificación a la final, la plantilla del finalista arribó a las 20:30 del viernes y lo hizo por la zona de protocolo, usualmente usada para la llegada de mandatarios y personalidades importantes. Para los más de 200 aficionados que llegaron a Tababela, los 20 futbolistas de Independiente y el cuerpo técnico eran las personalidades más importantes del momento.
A los aficionados, el viaje desde Sangolquí hasta Tababela les tomó unos 40 minutos, pero la espera se alargó más de lo esperado. Adrián Cando llegó con sus 2 hijos hasta el aeropuerto; la intención de ambos era lograr un autógrafo de Bryan Cabezas. “Yo soy hincha desde 2007 cuando estaba en segunda. Esto (llegar a la final) era algo impensado, pero la buena planificación dio buenos resultados muy pronto”, dijo emocionado, aunque no logró su cometido. Las trompetas de los mariachis se mezclaron con las de la barra ‘Locura del Valle’, que animó a la gente con tambores y cánticos.
Cuando toda la delegación, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, bajaron del avión la calma retornó a la terminal. Los hinchas se quedaron con las ganas de tener más contacto con los futbolistas, pero no lo lograron, pues la plantilla se fue de inmediato al complejo en Sangolquí, donde permanece concentrada. Hoy (19:00) volverán a jugar, a pesar de que no será el plantel estelar, pero deberán estar listos para afrontar el duelo contra Liga de Quito. (I)