Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Héctor Henrique, como a él mismo le gusta bromear, acababa de dar el mejor ‘pase gol’ de su carrera en campo argentino y contaba, cada vez desde más lejos, la cantidad de futbolistas ingleses que Diego Maradona desparramaba en el camino.   

Primero fue Hoodle, luego Reid y enseguida Sansom, Butcher, Fenwick y hasta el mismísimo portero Peter Shilton, que se quedó mirando el cielo del estadio Azteca como queriendo explicar el milagro de lo imposible.

Este miércoles 22 de junio se cumplen 30 años del gol más hermoso de la historia de los mundiales, el que el ‘Pelusa’, el ‘Pibe de Oro’ o simplemente ‘El Diego’, le anotó a la poderosa Inglaterra, el rival más odiado por los fanáticos argentinos, en los octavos de final del Mundial México 1986, que a la postre ganaría la selección ‘albiceleste’.  

“Es el gran momento poético de la historia del fútbol”, dice a EL TELÉGRAFO Andrés Burgo, autor de El partido, un libro imperdible que desgrana esos míticos 90 minutos que significaron el pasaje de Maradona al paraíso.

Todos los amantes del fútbol coinciden en que ese fue el gol más importante de la historia del fútbol. Por varios motivos: por su forma, por el avance demoledor de Maradona hacia la red, porque fue convertido en un Mundial, en un clásico y en un contexto de posguerra con los recuerdos aún frescos del conflicto de Malvinas. El partido hasta incluyó peleas cuerpo a cuerpo entre ambas hinchadas dentro y fuera del estadio de la capital mexicana.   

“Si no es el partido más importante de la historia del fútbol argentino está entre los tres, junto a las dos finales ganadas por la selección ‘albiceleste’ en Argentina 1978 y México 1986”, dice Burgo.

Y agrega: “Es un partido que se sigue recordando año tras año. Es el más retransmitido de la televisión argentina. Esos dos goles de Maradona, el de la ‘Mano de Dios’, y el segundo, inolvidable, se pasan mucho más que los seis goles contra Holanda y Alemania que le dieron los dos únicos títulos mundiales a Argentina. Ese partido se agiganta cada año. Y más porque seguimos sin ganar un campeonato”.   

Para Burgo, ese partido memorable tuvo todo, absolutamente todo, para configurar un coctel perfecto de una historia épica.

“Si la historia la toma un novelista, es poco creíble. Está el gol prohibido con la mano, el segundo que es impresionante, el ‘nucazo’ hacia atrás del defensor Julio Olarticoechea en la línea para evitar el empate inglés a pocos minutos del final, las Malvinas, la pelea de las hinchadas…”, enumera.

Burgo está convencido de que ese segundo gol es el mejor gol de la historia de los mundiales. “No solo por su factura, sino también porque fue ante el rival perfecto (cuatro años después de la guerra) y en una instancia decisiva de un mundial. Si ese mismo gol Maradona lo hacía contra otra selección hubiese sido un golazo, pero sin la mística que tiene hoy habérselo convertido a los ingleses”.   

¿Y el primer gol con la ‘Mano de Dios’?  

“Yo lo defino más por cómo lo metabolizaron los que lo sufrieron. No nos define como argentinos ese gol con la mano. Lo hacen muchísimos jugadores en cualquier cancha y en cualquier parte del mundo. Los ingleses soportaron estoicamente ese gol. Si los hubiéramos sufrido nosotros aún le estaríamos buscando el número de la cuenta secreta en Suiza al árbitro”.

Pero enseguida vino el segundo, ese gol mágico que iluminó la historia de la selección argentina. “Cada año que pasa Maradona arranca más cerca del área propia. Ese gol lo catapultó a la cima. Había llegado al Mundial un poco más abajo de Michel Platini, que era campeón del mundo con Juventus y de Europa con su selección”.  

“Y Maradona supo absorber todos los condimentos que tuvo ese partido. Y allí hubo un cambio total. Cambia todo ese fin de semana. A partir de ahí, el Mundial lo gana Maradona. Fue el último Mundial con una figura excluyente, indiscutida. Y los años agigantaron el mito y la leyenda de una selección perseguida a la que se criticaba mucho antes de ir a México. Pero en realidad el país estaba dividido en dos entre quienes apoyaban al técnico Carlos Bilardo y al equipo y quienes los denostaban. Esta división fortaleció al plantel”, dice Burgo.

Y concluye: “En realidad era un equipazo, por lo sólido. Tenía la belleza del hormigón. El arquero Nery Pumpido no sufrió un solo mano a mano durante todo el torneo. El equipo se fue perfeccionando durante el torneo. Ahora, 30 años después, corremos el riesgo de que la leyenda se siga agrandando cada año. Argentina tiene que ganar algo para matar ese mito. Porque, a falta de títulos, reivindicamos el pasado”.

Mientras tanto, los argentinos se siguen preguntando, como lo hizo en su mítico relato del gol el uruguayo Víctor Hugo Morales: “Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”. (I)

Datos

El árbitro Ali Bennaceur, de Túnez, cobró el gol, pero tras los reclamos de los jugadores británicos pidió consejo a su segundo abanderado, quien convalidó el tanto.

El cantante Rodrigo Bueno utilizó la frase para componer la canción ‘La mano de Dios’ en homenaje a Diego Maradona, su gran ídolo.

En 2005, 19 años después del polémico gol, Maradona admitió, en el programa La Noche del 10, que el gol efectivamente fue con la mano, un hecho que generó opiniones diversas.

Hay quienes coinciden en que ese fue el gol más importante de la historia del fútbol.