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Heloisa pinheiro/ modelo y emprendedora
"Es una honra, un regalo de Dios, ser la musa de Garota de Ipanema"
¿Ocupación? Musa de Brasil. Heloisa Pinheiro es tal vez la única persona en el mundo que puede dar esta respuesta.
A los 70 años, la musa que inspiró una de las canciones más reconocidas y grabadas de la historia cuenta que está orgullosa, siempre, de ser la “Garota de Ipanema”.
Ella es aquella muchacha que en 1962 caminaba por el barrio de Ipanema, en Río de Janeiro, y encantaba con su “dulce balanceo a camino del mar”.
Tal era el encanto de aquella joven de 17 años que inspiró a dos de los grandes nombres de la música mundial, quienes cada tarde la veían pasar caminando hacia la playa: Antonio Jobim y Vinicius de Moraes.
Ella pasaba cada tarde por el bar Veloso (hoy llamado Garota de Ipanema) donde intelectuales se reunían para conversar en los burbujeantes años 60.
“Es una honra, un regalo de Dios ser la musa de Garota de Ipanema”, dice Pinheiro en una entrevista exclusiva con Séptimo Día.
Heló, como es conocida, no vive más en Río, aunque allí tenga sus locales de ventas de bikinis llamados, claro, “Garota de Ipanema” (Muchacha de Ipanema). Estudió derecho y periodismo, es modelo publicitaria, presentadora de eventos y emprendedora. Vive en São Paulo.
Garota de Ipanema es la canción más versionada del planeta después de Yesterday, de The Beatles. Fue llevada al mundo entero nada menos que por Frank Sinatra, que le dio un toque jazzístico e hizo la versión “Girl from Ipanema”, cantando en portugués y en inglés con Tom Jobim. Incluso fue el propio Tom Jobim, pianista, compositor y cantante, quien quedó tan impactado con la belleza de su musa de 17 años que algunos años después le pidió casamiento a Heloisa. Ella, sorprendida, respondió que no. Hoy, aquel recuerdo le dibuja todavía una sonrisa. Es madre de cuatro hijos, tiene tres nietos, sigue casada con el novio que tenía por aquel entonces.
La canción vino a representar al Brasil moderno. Grabada un año después, se convirtió en la locomotora de la cultura brasileña para el mundo, en una década convulsionada en la política, en las arte y en el fútbol. Era 1962 y Brasil, otra vez, se consagraba campeón mundial de fútbol.
Su segundo campeonato, ganado con Pelé y Garrincha al frente del equipo, fue en Chile. Aquí, en Brasil, mientras tanto, la bossa nova, una ramificación de la samba, que había nacido en 1958 con la guitarra del mítico Joao Gilberto, autor de “Tristeza nao tem Fim”, encontró en Garota de Ipanema su vuelo mundial.
“La bossa nova, en comparación con el tango o el jazz, entra por el amor, tiene una sensualidad en su ritmo y en sus letras que son muy seductoras”, cuenta la musa de Brasil.
Recuerda cómo el compositor Vinicius le decía “las feas que me perdonen, pero la belleza es fundamental”. Heló asegura que el artista lo decía así no por la belleza física, sino por el estado del espíritu.
¿Cómo se administra haber sido la musa de Brasil, la mujer más cantada del mundo tal vez?, se le pregunta a Heló. “Cargo con dignidad ser una musa de Brasil. Nunca se habló nada inadecuado de mí. Siempre luché por ser una mujer de unidad. Luché por mi imagen. Sé que existen muchachas que conocen mi historia y quieren ser como yo. Pero yo les digo que hay que tener una vida sin mucho glamour, sin mucha frivolidad, pero también con estudio, con una profesión. Yo recibí una caja de regalos en el corazón por parte de Vinicius y Tom. Es una honra, un regalo de Dios. En aquella calle que hoy se llama Vinicius de Moraes yo representé a la mujer brasileña. Coincidió que yo pasaba y ellos estaban sensibles, emocionalmente abiertos”.
La canción fue escrita, reescrita y finalmente, grabada. Pero ella se enteró que había sido la musa apenas 3 años después, en 1965, cuando comenzaba a ser modelo, a tener carrera universitaria y había prometido casarse. Vinicius de Moraes y Tom Jobim la encontraron por Ipanema y le revelaron que ella había sido la inspiradora, cuando pasaba hacia la playa después de ir al último año del colegio secundario.
Tom Jobim es tan importante para Brasil y para Río de Janeiro que el aeropuerto de la ‘ciudad maravillosa’ lleva su nombre.
Es el gran compositor de música popular en el piano. Vinicius, en cambio, era un diplomático de la cancillería que lo dejó todo por la vida bohemia, la poesía y la canción.
“Yo pasaba por el bar Veloso, no los conocía a ellos, sabía que se reunían intelectuales pero en 1965, tres años después, yo estaba en la playa de Ipanema sentada en un banco y se apareció Tom Jobim: me vino a pedir casamiento, que estaba enamorado, me dijo. Yo le respondí, tan ingenua, que no, que tenía novio y que era virgen. Él se dio media vuelta y se marchó¨, rememora.
Lo más curioso de todo es que Tom Jobim, tiempo después, fue el padrino de casamiento de Heloisa Pinheiro. Vinicius estaba en el Festival de Cannes porque se presentaba la película basada en su obra “Orfeu da Conceicao” y no pudo ir. “Lo que hicimos fue pasar la luna de miel en Cannes, Francia, con Vinicius”.
A los 70 años, la sensualidad actual de Helo Pinheiro es un reflejo fiel de aquella de los 17, cuando nació la canción más mítica de la historia de Brasil, tal vez al lado de la marcha carnavalesca “Cidade Maravilhosa”.
Ella dice que en 1962 su figura era muy linda, que es verdad que se balanceaba yendo desde el colegio a la playa, porque danzaba ballet y practicaba gimnasia.
Dice que ahora las jóvenes comienzan a verse feas sin serlo desde muy chicas, con lo cual incurren en los artificios químicos o recurren a cirugías innecesarias.
“La belleza hoy es más plástica. De muy jóvenes se hacen lipoaspiración. Son lindas las muchachas, pero quieren más. Algunas mueren en las cirugías complicadas para colocar nalgas, piernas. En nuestra época había que defenderse con la forma en la cual Dios te trajo al mundo. Y ahora, a mi edad, hay que aceptarse y mantenerse saludable”.
La esquina más famosa de Río de Janeiro se encuentra en el cruce de Prudente de Morais con Vinicius de Morais. El bar Garota de Ipanema, un punto turístico de la ciudad que acogerá los juegos olímpicos en agosto, es uno de los lugares de la fundación mítica del Brasil Moderno.
“Pasados los años, ya no soy más la muchacha de Ipanema–sonríe Helô Pinheiro- Ahora soy la ‘Señora de Ipanema’”. (I)