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El semen sufre los efectos del estrés

El semen sufre los efectos del estrés
30 de abril de 2017 - 00:00 - Andrea Rodríguez

No es un problema que atañe solo a un país y a un continente: el fenómeno es mundial y afecta a los hombres.  La calidad de su esperma está disminuyendo, como lo constatan los especialistas, a través de cientos de seminogramas, una prueba que sirve para evaluar la calidad del semen y en la cual se estudian parámetros como el volumen y pH seminal, así como la morfología, movilidad y concentración de espermatozoides.

Para efectuar el diagnóstico de infertilidad masculina se requieren 2 seminogramas con un intervalo de unos meses de diferencia y que el resultado de ambos sea el mismo, ya que puede haber alteraciones en los resultados por variables ambientales o del laboratorio, no solo fisiológicas.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), si a mediados de los años ochenta se consideraba ‘normal’ una concentración de 100 millones de espermatozoides por milímetro, hoy se sitúa en 20 millones.

De igual manera, un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Stanford en California, en Estados Unidos, insiste en que el estrés es uno de los factores que inciden en la disminución de la calidad del semen.

En consecuencia, los hombres que sufren estrés tienen mayores probabilidades de padecer problemas de infertilidad. Esta es la conclusión de  una investigación que analizó el semen de 193 hombres de entre 38 y 49 años, a quienes se les pidió que llenaran cuestionarios vinculados con sus niveles de tensión laboral: tanto subjetivo, es decir cuán estresados se sentían, como objetivo, o preguntas relacionadas con sus condiciones laborales.

De acuerdo con la revista Consumer,  los hombres que se sienten agotados y ansiosos son más proclives a tener más bajas concentraciones de espermatozoides en su semen, y estos tienen más probabilidades presentar problemas de movilidad.

Por ahora, no se ha comprendido bien cómo la fatiga afecta a la calidad del semen, pero hay estudios que muestran que se puede dar por medio de la liberación de hormonas esteroideas llamadas glucocorticoides, que a su vez podrían afectar los niveles de testosterona y la producción de esperma. 

Otra posibilidad es el estrés oxidativo —desequilibrio entre la producción de oxidantes en el cuerpo y la capacidad del organismo para detoxificar—, que se ha demostrado que afecta a la calidad del semen y la fertilidad.

La influencia del estrés es tan alta que incluso podría dejar una huella duradera en el esperma, como sostiene un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, al indicar que el estrés que ha vivido el padre —tanto en su preadolescencia como en su edad adulta— deja una huella duradera en el esperma, que pasa a la descendencia y que afecta la capacidad de respuesta. De acuerdo con los estudios, no importa que los progenitores estuvieran en la pubertad o en la edad adulta cuando sufrieron tensión laboral, antes de tener descendencia. De hecho, se demostró, por primera vez, que esta tensión puede producir cambios a largo plazo en los espermatozoides y que eso afectó a la descendencia. Existen trabajos clínicos que demuestran que la obesidad y la diabetes también afectan. Sobre este aspecto, el médico ecuatoriano Iván Valencia, del Centro de Reproducción Humana, Fertilización in vitro, Endogyn, advierte que la calidad espermática se ha reducido debido a múltiples factores, incluida la mala alimentación.

“En el transcurso de las últimas décadas, todas la poblaciones han experimentado este descenso que, sin lugar a dudas, resulta preocupante”.

Valencia agrega que la falta de actividad física y el sobrepeso también inciden.

Sobre este aspecto, los investigadores han constatado que  la cantidad de espermatozoides se reduce en los hombres con una cintura grande. Es así que un volumen de semen alto, dentro del rango óptimo de entre 2 y 5 ml, incluye más espermatozoides. Un volumen por debajo de 1,5  causa infertilidad.

Se ha confirmado que los hombres con peso normal tienen un volumen de semen de 3,3 ml y aquellos que padecen de obesidad presentan menos  de 2,8 ml. Iván Valencia agrega que en Ecuador hacen falta estudios poblacionales para conocer sobre la influencia de diferentes factores en la calidad espermática. Incluso señala que en las ciudades más grandes la contaminación también puede afectar al esperma.

El sobreesfuerzo también perjudica la calidad del semen

El ginecólogo ecuatoriano Marcelo Flores, especialista en fertilidad asistida de la Unidad de Fertilidad Concebir, indica que así como la obesidad debilita la calidad del semen, también influye el sobreesfuerzo.

Las personas que realizan mucho ejercicio también pueden ver afectada la movilidad del semen

“Un joven muy musculoso que siempre está sometido a un esfuerzo físico constante, tendrá una disminución significativa de la movilidad de los espermatozoides y eso resulta un problema para fertilizar”.

Cuando son las mujeres quienes realizan ejercicios extenuantes, también están expuestas a dejar de ovular.

“Hay varones que siempre están pensando en tener más músculos y, en algunos casos, consumen anabólicos (sustancias que tienen como función principal la síntesis de las proteínas corporales). Esto es un veneno para los espermatozoides”. Marcelo Flores también alerta sobre el riesgo que corren los choferes que conducen los vehículos que tienen los motores próximos a su asiento.

Estas máquinas —señala— son una fuente de calor que aumenta la temperatura corporal y, por consiguiente, afecta la movilidad de los espermatozoides. En realidad, la temperatura es uno de los aspectos que inciden en la producción de espermatozoide. Hay hombres que pueden tener un descenso en la calidad del esperma por llevar, por ejemplo, ropa interior muy ajustada, permanecer mucho tiempo sentado y colocarse determinados aparatos electrónicos como la computadora portátil en su regazo.

El problema radica en el calor que emite la batería de la computadora y no en las ondas electromagnéticas.

Si hay una exposición constante a las ondas de calor que emiten estos aparatos, existe la posibilidad de una falta de movimiento de los espermatozoides. Al volverse mucho más lentos, se dificulta la fecundación.

El médico Marcelo Flores comenta que a su consultorio acuden hombres jóvenes que a pesar de su corta edad ya presentan problemas de fertilidad por la baja calidad del esperma.

“Se constata una incidencia mayor por el estrés, la alimentación y, sobre todo, por el cigarrillo y el alcohol. Además, mientras más grande es la ciudad y más desarrollada, peor es la calidad del semen. En cambio, en las zonas rurales, la calidad no ha descendido.

Como señala el médico, el semen es muy influenciable por factores externos, la tensión laboral, la alimentación, la contaminación y las fuentes de calor excesivas.

Hace un par de años, la publicación científica British Medical Journal mostraba en un estudio que la cantidad media de espermatozoides ha descendido 45% en los últimos cincuenta años. Pero aun son peores las investigaciones que afirman que la calidad de estas células masculinas es la que está en caída libre.

Los fármacos, otro factor que incide en la movilidad

Hay medicamentos que tienen una mayor relación con las alteraciones del semen.

Así, por ejemplo, los fármacos que se ingieren para combatir un estado de depresión pueden acarrear graves problemas en el futuro a la hora de ser padres. Aunque todavía no se conoce el alcance real, los expertos en salud mental defienden el tratamiento de la depresión a través de terapias de grupo o de ejercicio para evitar estos medicamentos que, señalan, tienen también otro tipo de riesgos.

Un informe publicado en la revista New Scientist revela que los resultados se deben, sobre todo, a la paroxetina, uno de los antidepresivos más comunes, aunque uno de los efectos que produce es hacer más lentos los espermatozoides en su camino a través del sistema reproductivo masculino.

En algunos casos, se aprovecha para tratar la eyaculación precoz, pero es dañino para el esperma. Así quedó demostrado tras un estudio realizado con 35 voluntarios sanos que ofrecieron muestras antes, durante y después del tratamiento con paroxetina, una sustancia que  consumieron durante 4 semanas. Los efectos secundarios de los medicamentos no afectan por igual a todos los pacientes ni en la misma medida.

Entre los fármacos, hay algunos, como los antibióticos (tetraciclina, zentramicina o eritromicina) de uso común, los anabolizantes o los fármacos contra la hipertensión (alfabloqueantes) que pueden afectar de manera importante  la producción de espermatozoides. 

El sistema nervioso y la producción hormonal

Según el investigador y biólogo Alberto Pacheco, el estrés afecta de una forma significativa porque el sistema nervioso está ligado con el sistema hormonal del varón y la producción de espermatozoides depende en gran medida de las funciones hormonales.

Es así que las situaciones que supongan un estrés nervioso y eso, a su vez, un estrés hormonal, pueden alterar o disminuir la producción de espermatozoides. El especialista afirma, además, que los problemas físicos, anatómicos, urológicos o de otro tipo también pueden incidir en la producción de espermatozoides. Desde el punto de vista urológico, las lesiones que afecten directamente a los testículos, al mismo tiempo que las enfermedades inflamatorias y la prostatitis, pueden influir inhibiendo la producción de espermatozoides.

¿Qué ocurre con la contaminación?

‘La decreciente salud reproductiva masculina’ es el nombre de un estudio desarrollado por los investigadores Stefan M. Waliszewski, Félix Hernández Chalate y Margarita Herrero Mercado, en el cual se advierte que el desarrollo industrial introdujo en el ambiente miles de compuestos químicos que no encuentran sendas metabólicas adecuadas y procesos de degradación en los procesos bioquímicos de los organismos.

Algunas de estas moléculas son tóxicas para el sistema reproductor y pueden dañar la fertilidad e inducir diversas anomalías en el embrión, que se expresan como patologías de la diferenciación sexual.

La entrada inadvertida de estos tóxicos en el organismo humano suprimen, con cierta regularidad, los sistemas de defensa ante los tóxicos presentes en el ambiente y los vapores emitidos por la industria moderna y la actividad urbana.

Los investigadores concluyen que la esterilidad masculina es una enfermedad que muestra aumento en su frecuencia. “Específicamente en México, los indicadores revelan la misma tendencia, en particular en las grandes conglomeraciones urbanas.

Al mismo tiempo —aseguran— se observa en todo el mundo un gran aumento de casos de cáncer testicular, lo que sugiere un efecto de la contaminación ambiental en el desarrollo de las células germinales.

La exposición a los contaminantes ambientales puede dañar, asimismo, la calidad del semen, lo que se refleja evidentemente en países con mayor desarrollo industrial y más emisiones nocivas a la atmósfera.

La mayoría de especialistas coincide en la necesidad de identificar a tiempo la baja calidad del semen y la razón es sencilla: esta es una advertencia de que algo no está bien en el organismo.

Lo importante es que cada vez se emprenden estudios más detallados que revelan nuevas pistas para diseñar mejores tratamientos. (I)

Punto de vista 

William Guamán, ginecólogo ecuatoriano y especialista en Medicina Reproductiva   

"Hay que mantener una dieta adecuada que incluya antioxidantes"   

En las últimas décadas, los estudios rutinarios del semen humano muestran una notable disminución en la cantidad de espermatozoides presentes en el eyaculado. El creciente desarrollo industrial, que va de la mano con una mayor propagación de contaminantes ambientales, se refleja en el deterioro de los sistemas reproductor, respiratorio y circulatorio. La señal de que disminuye la calidad del semen es que en 2010 la Organización Mundial de la Salud modificó las guías para interpretar el espermograma considerado normal. Se pasó de 20 millones de espermatozoides por mililitro a 15 millones; los niveles de espermatozoides móviles pasaron de 50% a 32% y la concentración de espermatozoides normales pasó del 14% al 4%. Esto de todas maneras no incidiría en la probabilidad de gestación: es la misma si tenemos 20 millones por mililitro o 15 millones. También se observó una estrecha relación entre la disminución anual de la calidad del semen y el aumento tecnológico expresado por el aumento del nivel de vida; el mayor uso de plásticos; la exposición a los residuos de plaguicidas y al plomo, cloro y bromo; la creciente ingestión de bebidas alcohólicas; el mayor consumo de grasa de origen animal, entre otros factores. 

De forma paralela a este panorama, el desarrollo de las nuevas técnicas de reproducción asistida permite lograr una gestación, incluso, con semen de muy baja calidad, en el caso de dificultad para la concepción en la que el factor masculino esté severamente afectado.

Hoy en día existen centros especializados en nuestro medio muy eficientes para realizar estudios del semen humano, los mismos que cuentan con personal capacitado. 

Es un gran reto para quienes trabajamos en reproducción humana y, en general, para todos los centros y laboratorios públicos y privados,  realizar estudios en la población para determinar la calidad actual del factor masculino y dentro de ello el estudio del semen humano.

Debemos emprender estudios de este tipo, aprovechando el impulso que actualmente otorga el Estado a la investigación. En las personas que se encuentran en edad reproductiva  se recomienda mantener un sistema inmune sano para combatir las infecciones e inflamaciones y tener una producción normal de esperma. Hay que mantener una dieta adecuada que incluya antioxidantes exógenos (para neutralizar los radicales libres) y estos provienen de los betacarotenos (zanahoria, mango, durazno, calabaza, brócoli, camote y calabacín), luteína (vegetales de hojas verdes), licopeno (toronja rosada, sandía y tomate), selenio (cereales, leguminosas,

pescado, pan), vitaminas A (leche, hígado, mantequilla y huevos), C (papaya, fresa, naranja y kiwi) y E (nueces y semillas, espinaca y la col rizada). Hay que evitar fumar, limitar o eliminar el consumo de alcohol, restringir el consumo de drogas ilegales y mantener un peso saludable. (O)

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