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El lugar donde se vence la acrofobia

El lugar donde se vence la acrofobia
Fotos: Roberto Chávez | EL TELÉGRAFO
25 de junio de 2018 - 00:00 - Carlos Novoa

Liberación, sosiego y felicidad. Estos estados emocionales experimenta una persona después de practicar deportes de aventura. Entre las disciplinas más conocidas están: puenting (salto bungee), canopy (deslizamiento sobre cable de acero, con arnés y mosquetón), paseos en tarabita y rapel (descenso de cascadas).

No obstante previo a participar en dichas actividades, los deportistas deben vencer ciertas sensaciones propias del ser humano al encontrarse en una superficie a gran altura, tales como el temor y el vértigo.

“En esto, como todo en la vida, más vale estar dispuesto que preparado. Esta es la clave para vencer la acrofobia (miedo a las alturas)”, señala el ambateño Omar Ledesma, segundos antes de hacer salto bungee en el puente del sector Río Blanco, en el cantón Baños de Agua Santa.

Esta ciudad ha sido catalogada por varios portales digitales de turismo como el mejor lugar en el mundo para vencer el pánico a la altitud, debido a la diversidad de disciplinas extremas que en ella se pueden practicar. Esto, gracias a las facilidades que brinda su topografía, clima agradable y a las exigentes medidas de seguridad y precios asequibles que manejan las agencias de viajes.

Puente tibetano
La comunidad Río Blanco, ubicada en el kilómetro 10 de la vía Baños-Puyo, es uno de los sitios preferidos por los arriesgados visitantes que deciden confrontar la acrofobia. Junto al antiguo puente funcionan dos operadoras con múltiples alternativas para el esparcimiento. Se trata de Kamikaze y Mega Parque de Aventura. En esta última, el personal instruye a los turistas para atravesar el puente tibetano, una excelente opción para templar los nervios, según comenta Cristopher Fiallos, guía de la empresa.

“Esta atracción consiste en un estrecho paso elevado sobre el río Pastaza, suspendido a más de 100 metros, en el que se deben ir superando diferentes obstáculos y pruebas de auto confianza. A la par los participantes aprenden a manipular el mosquetón con agilidad y un manejo adecuado de situaciones de riesgo”, explicó Fiallos.

El puente tibetano, cuyo nombre hace referencia al modelo de estructuras colgantes que se construyen en zonas boscosas del Tibet, está activo desde enero de 2016, tiene una longitud de 300 metros y atravesarlo cuesta $ 15.

“Al inicio todo parece fácil. Pero mientras se avanza hay que derrotar el temor a caer y el vértigo que causa el balanceo de los cables. En el tramo final, uno se debe suspender totalmente en el aire, esta es la prueba más difícil”, comentó Amanda Loaiza, turista de Guayaquil, quien en compañía de sus compañeros universitarios participaron de la actividad el pasado viernes.

Hasta el lugar llegan cada día chivas (medio de transporte que permite el contacto de los turistas con la Naturaleza, al carecer de ventanas) de diferentes operadoras del cantón, con personas de Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, entre otras ciudades, así como del extranjero.

Bola extrema
Entre las nuevas atracciones de las que se puede disfrutar en Baños está la bola extrema. Se trata de una cabina redonda de metal, enganchada con tres robustos cables de acero a un enorme marco metálico fijado al suelo, que se balancea a 70 metros sobre el imponente río Pastaza. La operadora a cargo se llama Kamikaze.

“Los turistas pueden acceder con toda confianza pues las medidas de seguridad que aplicamos son rigurosas; la estructura tiene capacidad para dos personas, cuenta con tres mecanismos de sujeción, tanto interna como externa, y tiene un adaptador para cámaras go-pro a fin de que los usuarios puedan filmar y retratar sus reacciones”, dijo Cristina Goyes, agente de ventas de la empresa.

Tras la liberación de la cabina, los participantes giran varias veces suspendidos el aire gracias a un innovador sistema de rotación segura. Esto provoca una “inyección” natural de adrenalina, directamente al torrente sanguíneo.

“Todo el estrés, preocupaciones, ansiedad y distracciones desaparecen desde el primer momento en que la cabina se mueve. Mientras tanto, dentro hay espacio suficiente para alzar los brazos y estirar las piernas”, mencionó Carlos Pineda, turista cuencano. El uso de la bola extrema tiene un costo de $ 10 por persona, y lo pueden hacer niños desde 10 años en adelante. Para los más arriesgados, a pocos metros de allí se puede  duplicar la liberación de adrenalina participando en uno de los deportes más conocidos y amados, por los extranjeros, el puenting.

“No hay palabras que describan la sensación que produce el salto bungee. Lo más difícil es decidirse a saltar. Una vez en el aire hay dos opciones: cerrar los ojos, lo cual bloquea el principal sistema de liberación de emociones (gritar), o vocear a todo pulmón, esta última es la que más satisfacción produce”, aseveró Juan Pablo Sierra, turista.

Esta actividad se la practica tanto en el puente antiguo de la vía Baños-Puyo, en los pilares del puente nuevo o sobre el paso elevado de San Francisco, al ingreso de la ciudad, con valores de $ 10, $ 15 y $20, en ese orden.

Tanto Kamikaze como Mega Parque de Aventura, así como el resto de las operadoras del cantón, están facultadas por el municipio local para la práctica de la disciplina en horarios diferidos. Finalmente el canopy, otra llamativa atracción, en Río Blanco tiene un valor de $ 10.

Columpios gigantes
La lista de deportes de aventura de la localidad no estaría completa si se excluyeran a los columpios gigantes. Estos están ubicados en Runtún, caserío de la zona alta del cantón. El Vuelo del Cóndor y Fantasías de Volar, son los emprendimientos que ofrecen esta fascinante actividad.

“Tenemos dos columpios: el pequeño (La Bella) tiene una altura de 20 metros y 40 metros de péndulo y el más grande (La Bestia) se suspende sobre 30 metros de altura y ofrece un balanceo de 60 metros. El primero tiene un costo de $ 10 y el más alto, $ 20”, dijo Herminia Guevara, propietaria de la empresa El Vuelo del Cóndor.

No muy lejos de allí se puede experimentar la misma sensación pero con una vista de Baños inmejorable. “En este columpio caben dos personas, tiene 32 metros de altura y cuenta con un péndulo de 70 metros. Entre 60 y 70 turistas llegan cada fin de semana, especialmente extranjeros, quienes se quedan fascinados con el paisaje del casco urbano de Baños; el costo individual para disfrutar de esta atracción es de $ 10”, dijo Miller Guevara, propietario de la empresa Fantasías de Volar.

El deslumbrante paisaje es posible apreciarlo debido a que el columpio está ubicado estratégicamente sobre una montaña divisible desde todos los caseríos del “pedacito de Cielo”, como se conoce popularmente a esta ciudad. Personal de ambas operadoras revisa los cables y refuerza las medidas de seguridad, cada mañana. (I)

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