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El éxodo de los actores de cine a la pantalla chica no se detiene
En la década de los noventa era común ver el importante salto que daban varios actores de televisión al cine. En este sentido uno de los ejemplos más visibles es el de George Clooney, quien pasó de ser el rebelde Dr. Doug Ross de la serie ER a uno de los actores más influyentes de Hollywood, o Will Smith, quien cautivó a la audiencia como el príncipe del rap y ahora juega en la ligas mayores del séptimo arte.
Pero en Hollywood las cosas son cíclicas. En los setenta y ochenta se dio el éxodo de grandes celebridades a las tablas desde el plató. Para los actores la televisión era poco rentable por varios aspectos, siendo los más importantes los bajos salarios y un limitado número de audiencia ya que un sinfín de producciones no cruzaban las fronteras.
Algunas sí lograron el éxito como la misma ER o Seinfeld, La Ley y el Orden, Fama, Dinastía, Falcon Crest y Dallas, entre otras, pero al final, el número de producciones era mucho menor con relación al número de series que se estrenaba en Estados Unidos, a lo que hay que sumarle las grandes temporadas.
En la última década las cosas han ido cambiando. Actores reconocidos de Hollywood han dejado atrás extenuantes viajes y se han afincado en un solo lugar para grabar para la televisión como Chris O’ Donnell, quien en pleno ascenso a Hollywood decidió refugiarse en la televisión. Actualmente es uno de los protagonistas de la serie CSI: Los Ángeles. A esta lista se sumaron otros nombres como Kevin Bacon, Sigourney Weaver, Glenn Close, Jeff Daniels y Jessica Lange, entre otros, aunque esto no los ha limitado para actuar en una gran producción de vez en cuando.
Pero el éxodo se ha intensificado en los últimos años y cada vez más nombres de mayor peso dentro de la meca del cine se dejan seducir por la ‘caja boba’. Band of Brothers fue la primera superproducción que se realizó para televisión, en este caso HBO, y contó con 2 pesos pesados de Hollywood: Steven Spielberg y Tom Hanks.
Más allá de la ovación de la crítica, la serie fue nominada a 19 Premios Emmy, y ganó 6 de ellos; también obtuvo el Globo de Oro para mejor serie o película hecha para la televisión. El éxito de esta serie los obligó a juntarse nuevamente para crear The Pacific, que tuvo la misma recepción que su antecesora. “Producir para televisión me hizo sentir que no todo estaba dicho en mi carrera”, señaló Spielberg a Variety.
En 2015 se produjeron 409 series solo en Estados Unidos, una cifra récord que prácticamente dobla las que había en 2009 (cuando hubo 211). Se espera que al término de este año el número total sea mayor ante el crecimiento de producciones.
Netflix anunció en febrero pasado más de 600 horas de contenido original para los próximos meses, el doble que hace 2 años, y una inversión en compra de series de $ 5.000 millones. Algunos expertos auguran que en 2017 la tendencia empezará a revertirse y que esta supuesta burbuja de series está a punto de explotar.
Otros lo explican simplemente como un cambio en el ecosistema televisivo: donde antes había unas cadenas con una parrilla limitada, ahora hay múltiples opciones y plataformas para distribuir un contenido que no encuentra límites. Mientras, al otro lado hay una audiencia tan variada y fragmentada que permite que prácticamente haya una serie perfecta para cada espectador.
La crítica de televisión del New Yorker y reciente ganadora del Premio Pulitzer, Emily Nussbaum, definió esta era televisiva como “la época caramelo”, con series perfectas para consumir en forma de maratón, “sugestivamente diversas” y que permiten la “celebración por igual de comedia, melodrama y géneros diversos”.
Series, en definitiva, menos preocupadas por el prestigio y más centradas en ser apetecibles para un determinado tipo de público. “La tercera edad de oro entra en una nueva fase, se adapta a los nuevos medios y se reinventa para subsistir”, explica Jorge Carrión en su libro Teleshakespeare.
Frente a la reciente edad de oro de la televisión, con series como The Soprano, Breaking Bad, Mad Men o The Wire, que dieron protagonismo al antihéroe y contaban historias ambiciosas presididas por la ambigüedad moral, la “Peak TV”, es decir la televisión que ha alcanzado la cima creativa y de popularidad, se caracteriza por una mayor diversidad en sus personajes y temáticas, la hibridación de géneros y la multiplicación de plataformas para su difusión y producción, lo que da a los creadores, guionistas, directores y actores más oportunidades.
Menos tiempo en series
Más series, pero también, más cortas. De los 23 o 24 capítulos por temporada en los canales en abierto estadounidenses o los 12 o 13 de las cadenas de cable, ahora es frecuente encontrar temporadas de 6 a 12 episodios, una brevedad que ha facilitado la incorporación de estrellas del cine a la pequeña pantalla al no verse atadas a un mismo proyecto durante largos periodos.
Para el guionista y productor Carlton Cuse, “una vez que Woody Harrelson y Matthew McConaughey hicieron True Detective, se abrieron completamente las puertas para que cualquier actor pueda hacer televisión”. Es posible que la comedia que Woody Allen prepara para Amazon sea la cumbre de ese intercambio de talento de la pantalla grande a la pequeña.
Susan Sarandon, Amy Adams, Drew Barrymore, Naomi Watts, Ewan McGregor, Colin Farrell, Rachel McAdams, Vince Vaughn o Daniel Craig están embarcados en diferentes proyectos televisivos. Estos nombres se suman a otros como el de Halle Berry, quien ha decidido probar suerte en una serie llamada Extant que CBS estrenará en septiembre por todo lo alto y en la que interpreta a Molly Watts, una astronauta que, tras pasar un año sola en el espacio, regresa a la tierra embarazada.
Kevin Spacey es finalmente la prueba más contundente de este éxodo con éxito. Afamado en el cine y ahora consentido de la televisión, el actor de Belleza Americana deja claro que su personaje de senador Francis Underwood, en la serie House of Cards para Netflix, es tan memorable como los muchos otros que lo han sido dentro de la pantalla grande como Zorba El Griego (Anthony Quinn), Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) o Vitto Corleone (Marlon Brandon). (I)