Quien alguna vez ha viajado de Ambato a Guaranda, capital de la provincia de Bolívar, en la Sierra central, se ha maravillado con la cautivadora belleza del desierto de El Arenal.

Pese a que el lugar a simple vista parece inhóspito, deshabitado y con agrestes paisajes, guarda verdaderos tesoros así como una impresionante flora y fauna que para los viajeros pasan desapercibidas.

La hermosura del lugar no se limita al buen clima, pues aún cuando la neblina y nieve tiñen de blanco el suelo, el ambiente es propicio para hacer retratos.

Sin embargo, cuando el Sol aparece en escena se pueden apreciar paisajes tan fascinantes y a la vez intimidantes, que parecen sacados de una película de ciencia ficción.

Descripción del lugar

El Arenal es una enorme reserva desértica ubicada a los pies del volcán Chimborazo, en el límite entre las provincias de Tungurahua, Bolívar y Chimborazo.

Se encuentra a un costado de la carretera que une a Ambato con Guaranda, razón por la cual es medianamente apreciable para quienes se trasladan desde y hacia estas ciudades.

Por años ha sido una de las reservas nacionales más visitadas, pues guarda una riqueza floral y faunística que a simple vista no se observa. Biólogos, antropólogos, historiadores y topógrafos son algunos de sus visitantes frecuentes.

Uno de esos profesionales es Saúl Miranda, biólogo quiteño, quien estudia la simbiosis entre pequeños roedores de climas fríos y vegetación desértica.

“A simple vista parecería que no hay vida en El Arenal, no obstante en su extensión en la provincia de Bolívar, aún no definida, conviven diversas clases de mamíferos y reptiles pequeños, como ratones y lagartijas. A su vez estos animalitos sirven de alimento a aves como el curiquingue, que surca los cielos y anida en orificios de rocas y elevaciones”.

Hace 2 años, Miranda se mudó a la parroquia Salinas, ubicada a la entrada norte de Guaranda, a fin de realizar su tesis en base a la fauna de El Arenal.

El biólogo agregó que “la chuquiragua, una planta andina que produce flor rojiza, ofrece refugio y a la vez nutrientes para estas diminutas especies. Actualmente se realizan varios estudios en El Arenal para determinar con exactitud las especies vegetales que existen, entre ellas un tipo de achupalla que crece en las faldas mismas del Tayta Chimborazo”.

La chuquiragua es una de las especies vegetales con mayor presencia en el desierto de El Arenal. Sirve de refugio y alimento para diminutos roedores y reptiles. Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO

Paisajes

Los viajeros que deciden detener su trayecto y adentrarse en los agrestes suelos de El Arenal  son muy bien recompensados.

A pesar de que para hacer una caminata de más de media hora en el lugar se debe tener calzado de montaña, los fascinantes paisajes son ideales para fondo de fotografías.

Cuando el clima lo permite la nevada e irregular cumbre del Chimborazo es apreciable en toda su majestuosidad y da la impresión de que estuviese a pocos metros.

Según Rebeca Robalino, guía turística de Ambato, “los mejores miradores del nevado están antes de llegar al final de la Vía Flores, carretera que viene desde Ambato y que hace 3 décadas era el principal camino entre Tungurahua y Bolívar. Si no hay neblina y el viento es suave las fotografías que allí se logran consiguen muchos ‘likes’ en las redes sociales y dejan al turista la satisfacción de haber estado junto al punto más cercano al Sol, desde la Tierra”.

Las enormes formaciones rocosas de la reserva así como elevaciones constituidas de material pétreo son otros de los atractivos de El Arenal. Los visitantes suelen trepar a la cumbre de estas pequeñas colinas a fin de hacer fotos panorámicas.

Vicente Sierra, aficionado a la fotografía, destacó que “desde allí se aprecia una gran extensión del desierto y, si hay suerte, el revoloteo alocado de los curiquingues que se alimentan de animales muertos, roedores y pequeños saurios”.

Las formaciones rocosas forman una hilera de elevaciones que descienden en línea casi recta del cráter del nevado, por lo que se cree son residuos piroclásticos de erupciones que habrían ocurrido siglos atrás.

Sin embargo, esto suma un atractivo más del lugar, pues las gigantescas piedras tienen diseños tan caprichosos como erosionados. Incluso hay quien decide llevar un trozo del material pétreo a su casa a fin de recordar tan fascinante visita.

El viento suele rodear al Tayta Chimborazo con fuerza, especialmente a mediodía, lo cual crea un espectáculo pocas veces apreciado. Se trata de fuertes y sonoros remolinos que acarrean vegetación seca, arena y piedras, lo cual provoca que manadas de camélidos andinos que allí viven corran despavoridos en busca de lugares altos.

Aunque trae consecuencias devastadoras y merma considerablemente la vida en la reserva, los incendios también provocan escenas fascinantes. Según Lizardo Castillo, agricultor guarandeño, a veces el fuego que es provocado por descuidos humanos es arrastrado y conducido para arriba a manera de una columna luminosa por los pequeños tornados, formando por unos instantes una impresionante demostración de la fuerza de la naturaleza.

Otras especies

Guarizos, llamingos y vicuñas complementan el paisaje andino de El Arenal. Si bien la población de estos animales era importante hasta la década del sesenta, los posteriores 30 años fueron críticos para estas especies.

La bióloga Lorena Basantes explicó que “una plaga que aún se desconoce y la excesiva caza de estos camélidos andinos provocó que las manadas disminuyeran significativamente. A partir del 2000, las autoridades empezaron a importar familias de vicuñas del sur del continente y es así que hoy se ha logrado nuevamente poblar la reserva con estos graciosos y nobles animalitos”.

La docilidad de los ‘primos de los camellos’, como también se los conoce, permite a los turistas y vecinos del sector acercarse hasta ellos e incluso alimentarles y acariciarles.

A diario estas especies cruzan la carretera, pues la reserva está a ambos costados de la vía, por lo que varias señales de tránsito advierten del peligro de atropellamientos.

Otra de las especies que rara vez se dejan ver en el desierto es la liebre silvestre. Estos pequeños mamíferos suelen anidar en las bases de las rocas que se ubican en las faldas del Chimborazo, donde además crecen al menos 5 especies de plantas y yerbas que les sirven de alimento. Cabe recordar que en esta zona está prohibida la caza y el comercio de la fauna local. (I)

Las crías de vicuña se alimentan de la yerba que crece libre en la planicie. Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO

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La neblina y nieve no disminuyen el encanto natural de El Arenal

Lejos de ahuyentar al turista, cuando en El Arenal la temperatura desciende a 2 grados y a la vez llueve, es la hora precisa para hacer fotografías. La nieve suele caer en períodos no superiores a una hora y los viajeros aprovechan para inmortalizar la escena. “En Ecuador son pocos los sitios donde nieva, entre ellos El Arenal.

Los automóviles suelen estacionarse a un costado de la carretera y pese al intenso frío las personas sin mayor demora hacen fotos de la intensa blancura que se forma tras la caída de la escarcha en el suelo y elevaciones rocosas”, señaló Néstor Sánchez, quien habita cerca de la reserva.

Pese a ser un espectáculo inigualable, cuando cae la niebla los conductores deben transitar a velocidades máximas de 40 kilómetros por hora debido al riesgo de colisión por invisibilidad. (I)