Los escándalos del pasado junto a la marcha multitudinaria en contra, que se desarrolló no solo en Lima, sino también en varias ciudades del país y en el exterior son un golpe en términos de imagen y credibilidad para Keiko Fujimori, quien busca la presidencia de Perú. Así opina el analista político Javier Torres, en una entrevista con la cadena Telesur.

La hija del exmandatario peruano tenía hasta hace poco una ligera ventaja sobre su contrincante Pedro Pablo Kuczynski. Hoy, más de 22 millones de personas decidirán la suerte de los dos candidatos en la segunda vuelta electoral.

En la primera, Fujimori obtuvo el 39,85% y Kuczynski el 21,01%. Torres indicó que el candidato del PPK ha sabido aprovechar las marchas contra Keiko y ahora contaría con el apoyo de otras fuerzas políticas desde que la excandidata presidencial Verónika Mendoza declaró públicamente que una nueva presidencia fujimorista sería un riesgo para Perú.

En medio de las alianzas políticas y los cálculos presidenciales están los ciudadanos, cuya mayor demanda para el futuro mandatario es acabar con la delincuencia y los crímenes. Pena de muerte, toque de queda, ley seca o penas de cárcel draconianas son las exigencias de los sectores más pobres de Perú, quienes exigen mano dura para combatir la inseguridad. El 70% de los consultados en una encuesta de marzo cree que la delincuencia es el principal problema de su país. El 30% de ellos considera que Fujimori puede combatir la delincuencia, frente al 13% que confía en Kuczynski. (I)