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Sociedad

Coquetear es tan divertido como peligroso

Coquetear es tan divertido como peligroso
12 de marzo de 2018 - 00:06 - Redacción Séptimo Día

“¿Qué hace? Que me lo prestes una noche y que me lleve / a pasear en tu coche / Que vayamos un rato, al cine o al teatro / Dime, ¿qué hace?, si solo como amigos andamos del brazo. ¿Qué hace? Que me compre un vestido y que baile toda la noche conmigo. Que quiera abrazarme y el pelo acariciarme. Dime, ¿qué hace?, si él es tu buen marido Y yo tu amiga confiable”.

Esta es la historia que describe la canción ‘La loba’ que las merengueras Las chicas del can pusieron de moda en los 90 y que fue un éxito sin precedentes en la historia de la música tropical.

La ‘amistad confiable’ de los protagonistas de esta historias es lo que en la actualidad podría encasillarse como amigos con derechos, aunque en el resto de la canción ella deja claro que solo son amigos.

Por raro que parezca, las historias de ‘amigos confiables’ es más común de lo que parece y la base de esta relación es el coqueteo.

Esto no quiere decir que necesariamente debe haber un contacto íntimo sexual y llegar a la infidelidad cuando se tiene pareja. Así lo dejan claro algunos testimonios como el de Adrián (nombre protegido), un periodista que coquetea ‘descaradamente’ con una compañera de trabajo quien ‘recibe bien’ sus elogios.

“Al principio tiraba el anzuelo, pero ella nada de nada. Seguimos siendo amigos, pero yo sigo con los halagos y coqueteos. Todo queda ahí. Los dos tenemos claro qué papel jugamos, aunque es más por ella que por mí”, confiesa.

Ambos tienen sus respectivos compromisos, pero aclaran que desde que se conocieron hubo cierta atracción y complicidad. “Por respeto a mi pareja no doy un paso más allá. Además, no es que quiera algo con él en realidad, es solo que me gustan sus halagos y cómo me eleva el ego un poco. Más nada”, sostiene Paulina, nombre protegido.

Pero qué lleva a personas como Adrián y Paulina a coquetear a pesar de tener sus respectivas parejas. Ella dio una de las razones en su respuesta: “me eleva el ego un poco”. Esto a decir de la terapeuta de parejas, Soledad Castro, es una de las razones más comunes.

“Muchas parejas que llevan años juntos, ya sean como novios o esposos se olvidan de decirle lo mucho que se quieren o hacerse uno que otro halago como por ejemplo ¡Qué guapo luces hoy!, ¡Qué hermosa amaneciste! Frases como estas podrían ser la dosis necesaria para que tu pareja se sienta bien el resto del día. Tiene el mismo efecto del saludo. Cuando una persona ha tenido un mal día y al entrar a un lugar y nadie le contesta el saludo, puede sumergirlo en una depresión. No es exageración”.

Pasarse de la raya
Álvaro es un hombre atractivo, divertido y peligroso, según Laura. Todas las mañanas al llegar a la oficina, mientras se deleita con su segunda taza de café recibe el primer mensaje por WhatsApp de una larga lista de textos que se extienden a lo largo de la jornada entre proyectos de la campaña de publicidad en la que trabaja.

“¿Cómo te has despertado esta mañana princesa?”, es uno de los mensajes más comunes. Dentro de un rato, ella le informa detalle a detalle de cómo ha ido su día como si se tratase de su enamorado. Los juegos de palabras suben de tono, pero hay una línea roja que Laura jamás sobrepasa, porque el primer café de la mañana lo tomó con Jaime, su ‘afectuoso’ marido.

De ninguna manera quiere romper la estabilidad de su matrimonio; para ella, Álvaro es una aventura por su efecto afrodisíaco, pero ¡sin compromiso sexual! No quiere prescindir de la excitación que produce esa mezcla de valoración, mimos y autoestima del juego erótico.

Ganar confianza en uno mismo
A muchas personas, como a Laura, les encanta gustar y saberse atractivas para otros, pero su nivel de implicación emocional es bajo: lo que dura el efecto del coqueteo. Por el contrario, a Álvaro le gusta seducir, sentir que ella cae en sus redes gracias a su ingenio y a las estrategias que lleva a cabo para conseguir que acceda a sus deseos. Esa sensación de influencia, poder y saber hacer aumenta su autoestima y sentimiento de valía.

En estos casos donde nadie termina en la cama de nadie, el juego es seducir por seducir, por el simple placer que aporta el disfrutar de ese pícaro instante compartido sin perseguir ninguna otra meta que no sea sentirse valorados. “Para seducir siempre necesitamos la complicidad del otro”, asegura la psicóloga de parejas Gina Fabre.

“Los hombres somos más físicos y cuando una chica nos da chance nos gusta coquetear, aunque en el fondo siempre ella será la que ponga los límites. Nosotros siempre trataremos de llegar a la meta si es eso lo que queremos”, confiesa Toni, quien se confiesa un gran seductor y que se ha levantado a más de una mujer casada.

Para que el juego resulte divertido tiene que haber sincronía entre las dos partes. Ambos quieren lo mismo, pero a menudo sucede que uno de los dos cambia las reglas del juego y se enamora, o se enamoran los dos, o bien uno quiere jugar y el otro no. “Cuando es así, esa partida promete emociones intensas y que alguien va a terminar sufriendo de más. Si juegas con fuego puedes dar un paso en falso y quemarte”, explica la profesional.

Anahí se divorció hace tres años. Aún recuerda el día que descubrió la infidelidad de su esposo, aunque él hasta la fecha, según dice, nunca le fue infiel a su ex. “El entró a bañarse y yo le revisé el celular. Vi todos los likes que le había dado a las fotos de Facebook de una compañera de trabajo, quien lo trataba con extremo cariño”. “Sé que había atracción entre ellos y honestamente creo que no hubo algo más que un coqueteo, pero yo no lo podía superar. Vivía angustiada cada vez que él regresaba tarde a la casa. Le hacía problema por todo y no era justo para él ni para mí. Le pedí el divorcio”.

“La confianza en la pareja es lo que debe primar desde un principio. Dejar las cosas claras al inicio de la relación es lo más aconsejable si quieren durar años. En ocasiones, el coqueteo forma parte de la personalidad propia de las personas y no necesariamente existe una infidelidad”.

Amabilidad se confunde en ocasiones
Las mujeres por lo general son más sociales y siempre tienen una sonrisa en sus labios. Quien la recibe debe saber que una sonrisa o una palabra amable no significa que existe un interés personal. “Imaginemos que una vendedora sea descortés o parca. Nadie le va a comprar nada. Una técnica de ventas es ser ligeramente coqueto y cuando decimos coqueto nos referimos a decir cosas tan sencillas e inofensivas como ‘Qué bien te queda esa camisa. Por qué no la lleva que está en descuento’. Ahí hay un coqueteo”. La clave está en saber diferenciarlos.

Una chica a veces se puede volver coqueta para conseguir una mesa en un restaurante o hasta parqueo. “Una sonrisa o un guiño pícaro también es un gesto de amabilidad. No existe infidelidad. Muchas veces capaz que nunca más vamos a ver al receptor del halago”.

“Yo soy muy coqueta. Una vez un vigilante me iba a multar pero usé mis encantos y no lo hizo. Nunca más lo volví a ver ni intercambiamos teléfonos ni nada. Es algo normal”, asegura Leticia. “Yo coqueteo todo el tiempo, mas no es porque quiero algo con alguien. Soy así y respeto a mi novio. Él sabe cómo soy y lo acepta. Tenemos mucha confianza el uno del otro. Obviamente hay que saber cuándo coquetear y cuándo no y con quien”.

Marcando límites
Si estás en pareja… cautela. A pesar de que está muy bien la amabilidad y el cariño hacia otras personas, es mejor no exagerar esas conductas ‘amistosas’, ya que tu pareja puede interpretarlas como un abierto coqueteo y lo importante es que siempre se sienta valorada y querida.

Y no estoy hablando de hombres celosos en donde el solo hecho de saludar a otro los descompone, ese es otro tema y tú no tienes culpa alguna ante ese tipo de sobre-reacciones.

Por otra parte, considera además que si coqueteas con otro, tu conducta seductora puede que sea bien recibida y correspondida, lo cual abriría las puertas y las posibilidades hacia la infidelidad. Si amas de verdad y te proyectas, es mejor no poner en peligro tu relación.

No des falsas esperanzas
Puede parecer solo diversión, pero hay que considerar que la ‘víctima’ de tus coqueteos tal vez se esté creando falsas esperanzas contigo, llegando incluso al enamoramiento. Y ese juego, que para ti puede no tener mayor importancia, el otro eventualmente lo podría entender como un evidente interés hacia su persona, lo cual tarde o temprano hará que alguien salga herido.

Coqueteo virtual
A pesar de que en este escenario no hay contacto físico y puede parecer muy inofensivo, sus alcances pueden llegar a ser realmente significativos; desde un inocente ‘me gusta’ hasta el comunicarse a través de videollamadas, en donde la conversación fácilmente puede ir subiendo de tono.

Sumado a ello se encuentra la omisión o ‘mentira blanca’ que haces cuando en tus cuentas de Facebook o Twitter no dejas en claro si estás o no en pareja, dándole al objeto de tu seducción carta blanca para seguir en esta dirección.

Por lo tanto evalúa tus acciones y piensa, ¿mi objetivo es solo jugar a seducir? Si es así, entonces procura no dar falsas esperanzas, no dañar a tu pareja si la tienes y no sentirte herida si tus coqueteos no son correspondidos.

Sea cual sea tu opinión, lo esencial es respetar tus propios límites y los de quien está a tu lado, sin dañar, ni permitir que te dañen. (I)

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