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Baños convirtió al Tungurahua en aliado natural para estimular el turismo

Baños convirtió al Tungurahua en aliado natural para estimular el turismo
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
24 de agosto de 2016 - 00:00 - José Miguel Castillo

Anochecía aquel viernes 14 de julio de 2006. Elizabeth Jácome visitaba a unos amigos en el cantón Patate, en la que prometía ser una agradable tarde de comida y conversación. De pronto, pasadas las 18:00, se escucharon fuertes explosiones que se diseminaron como ‘cañonazos’ por  todo el valle.

La gente salió de las viviendas y se dirigió al mirador de la vía Pelileo-Patate. El espectáculo era sobrecogedor.

El volcán Tungurahua despertaba de su largo letargo y por primera vez, como lo confirmarían los técnicos del Instituto Geofísico (IG) más tarde, el coloso produjo flujos piroclásticos que rodaban a 40 km por hora, por la ladera occidental, tal y como ocurrió en 1918.

Jácome recuerda que “el magma o lava rebosaba el cráter. Abracé a mis dos hijos que empezaron a llorar y me pedían que volviéramos a Ambato. Así lo hicimos. Subí a mi carro y empecé la marcha. En la radio informaban que la zona estaba militarizada y fue cerrado el paso Baños de Agua Santa”.

Sin embargo, lo que le impactó más a esta periodista de televisión -que en aquel momento estaba de vacaciones- ocurrió en la carretera asfaltada que conecta Pelileo con la parroquia Salasaca y Ambato.

“Había una caravana impresionante de carros; parecía como si estuvieran evacuando Ambato. Cuando les pregunté, todos me decían lo mismo: iban a ver la erupción desde los pueblos cercanos; parecían locos”.

Ese efecto, que fusiona el miedo con la curiosidad, es lo que de algún modo ha beneficiado desde 1999 (cuando se reactivó el Tungurahua) a la ciudad balneario más importante de la región central: Baños de Agua Santa.

Sus más de 25 mil habitantes han sabido utilizar al coloso en beneficio del turismo de aventura y de aguas termales que identifican a este cantón desde mediados del siglo XIX.

Las frases “convivir con el volcán”, “la mama Tungurahua”, “mi vecino el coloso” se han vuelto expresiones coloquiales de los baneños que denotan una vecindad forzada por las circunstancias. Un proceso de amistad con el volcán que incluyó la evacuación masiva de esa urbe el sábado 17 de octubre de 1999, el violento retorno del 5 de enero del 2000 y continuas acciones para sostener esta relación que en octubre de 2016 cumplirá 17 años desde que se reactivó este macizo de 5.023 metros de altura.

Una ciudad resiliente

En 2014, la Secretaría de Estrategia Internacional de Reducción de Desarrollo de Desastres de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) notificó a Baños de Agua Santa como una ciudad resiliente.

La resiliencia es la capacidad humana para afrontar la adversidad y adaptarse ante las tragedias, en este caso, las reactivaciones periódicas, desde octubre de 1999, del volcán Tungurahua.   

Xavier Mayorga, exdirector de Gestión de Riesgos de la Municipalidad local, dice que “esta notificación es el equivalente a la norma internacional ISO 9001, pero en lo que respecta al turismo. Ahora cualquier viajero en el mundo puede enterarse de este valor agregado en las páginas web y decidirse a visitarnos. Vivimos en una ciudad en la que se han aplicado procesos de capacitación, monitoreo y alerta”.

La carta, que fue enviada al alcalde Marlon Guevara, por el oficial de enlace de la ONU, Daniel Arteaga Galarza, felicita a la población baneña por el compromiso y la preparación ante el evento volcánico que vive hasta la actualidad esta ciudad.

La misiva informó también sobre los procesos que deben seguir las autoridades con esta categorización, ya que es una mención a nivel mundial. (I)

¿Qué vuelve a Baños de Agua Santa una ciudad tan atractiva para la gente del mundo, aun con un volcán activo? En opinión de Pablo Andino, director de Marketing de la Municipalidad baneña, la frase “convivir con el volcán” se ha vuelto una realidad en esta localidad.

“Son casi 17 años de convivencia con etapas muy fuertes.  Somos resilientes pues supimos aprovechar turísticamente al macizo para observar con seguridad sus procesos eruptivos. Todo esto fue el resultado de una etapa de capacitación continua y de inversión económica en una infraestructura única para los deportes de aventura”.

Los emprendedores pusieron ingenio y manos a la obra

Según Andino, los emprendedores baneños han puesto acción a las ideas en cuanto a los deportes extremos. “De esta ciudad nacieron propuestas nuevas, como el canopy, el salto del puente, canyoning, kayak, rafting y las chivas al volcán. Nuestro eslogan es aventura, descanso y diversión”.

Entre las prácticas de adrenalina se destacan el rafting que se realiza, en nivel 3 de cinco en total de menor a mayor riesgo, en las aguas del río Pastaza, a lo largo de 20 km. El canopy en la vía a Pastaza cuenta con un trayecto desde Baños hacia el sector Finca de Tres Cascadas.

El canyoning es el descenso por cascadas con una cuerda y un arnés. Se permite su práctica desde los seis años de edad.

El salto del puente (péndulo o jumping) es una de las actividades extremas más solicitadas que se realiza en el puente de San Francisco y en las parroquias cercanas, como Río Negro.

Estas y otras actividades cuentan con una de las infraestructuras y servicios turísticos más importantes de la región central. En esta ciudad y en sus parroquias, como Río Verde, Río Negro, Ulba y Lligu, hay 120 restaurantes y 180 sitios de alojamiento, como hoteles, hostales y hosterías.

La capacidad de alojamiento es para unas 10 mil personas, contando las que pernoctan allí y las que están de paso.  

Funcionan también 60 operadoras turísticas y en promedio cada feriado arriban unos 70 mil visitantes, entre ecuatorianos y extranjeros (de EE.UU., Europa, Latinoamérica y Asia).

El volcán activo se publicita en las calles céntricas de Baños

Las imágenes del cráter del Tungurahua con los flujos piroclásticos de un color rojo intenso han recorrido el mundo por la web y las redes sociales en los últimos 15 años.

Esas mismas gráficas se las utiliza en diversos negocios baneños dispersos por las calles Ambato, Tomás Halflants, Pedro Vicente Maldonado, Eloy Alfaro, entre otras.

Un hotel se llama Erupción. Una cafetería-restaurante fue nominada ‘La caldera’ y otra simplemente ‘Vulcano’.

Más allá, cerca del Santuario de la Virgen de Baños de Agua Santa, hay negocios que usan gigantografías de la incandescencia del coloso.  

La lógica de esta estrategia publicitaria la explicó Cristian Varela, propietario de Team Adventure.

“Trabajar junto a un volcán en actividad en un inicio fue muy difícil. Los turistas tenían miedo de venir e incluso algunas embajadas prohibían el ingreso de sus ciudadanos a Baños de Agua Santa”.

Añade que con mucha autogestión lograron que esta actividad -que causaba temor- se volviera un gran atractivo turístico en familias.

En la actualidad, alrededor de 60 operadoras de turismo ofrecen tours en ‘chiva’ de un piso y de dos hacia los miradores del Tungurahua, como la Casa del Árbol, Ojos del Volcán, la Cruz de Bellavista y Las Antenas.

El costo del viaje es de entre $ 3 y $ 5 por persona. Incluye guía, charla y canelazo, todo dentro de un recorrido nocturno que dura hasta dos horas. Las travesías son diarias y se duplican en los feriados. (I)  

El Santuario que refuerza la fe  de que Baños no será dañada

No se puede visitar Baños de Agua Santa sin recorrer su Santuario, ya sea para rezar o  leer las leyendas que se escribieron al pie de 24 pinturas. La mayoría de estas atraen por sus grandes dimensiones: 6 metros de largo por 4 metros de alto.

Su autor fue el fraile imbabureño Enrique Mideros, cuyo nombre también lleva el museo religioso. El tema recurrente de su trabajo fue la historia de las erupciones del Tungurahua en los últimos 400 años.

La construcción del Santuario de roca volcánica tallada a mano se demoró 40 años, entre 1904 y 1944. La obra estuvo a cargo del sacerdote belga Thomas Halflants.

Elvia Rosero, comerciante del Mercado Municipal, afirma que “es un lugar impresionante y es un refugio para hallar esperanza. Siempre que puedo le pido a la virgencita que nos proteja del volcán y enciendo una vela blanca”.

Los escritos en las pinturas mencionan milagros ocurridos, por ejemplo en abril de 1939 cuando varios turistas se salvaron de morir en un accidente de tránsito cuando invocaron a la Virgen de Baños.

También mencionan los hechos del sábado 4 de febrero de 1797. El volcán erupcionó y hubo terremotos. Riobamba fue sepultada y Ambato y Latacunga quedaron en escombros.

Pelileo fue arrasada por la lava que arrojó la vertiente de La Moya. Sin embargo, Baños (refiere el autor) “apenas fue afectada”.

El 11 de enero de 1886 sucedió otra erupción. A las 10:00 se oscureció el día. Un grupo de fieles trató de sacar la imagen de la Virgen y no pudieron cargarla. El coloso se tranquilizó.

El 4 de febrero de 1773, después de la misa, salió una procesión con la talla de la Virgen. Ocurrió entonces una reactivación volcánica. Todos suplicaron protección y “la imagen bendijo al volcán y enseguida este volvió a la calma”.

Así empezó la fiesta en honor a Nuestra Señora del Rosario de Agua Santa el domingo de carnaval, cuya advocación se originó en 1773, según narra otra pintura. “Ese año el Tungurahua erupcionó y la lava destruyó la vertiente al pie de la cascada. Se hizo una procesión de fe y el agua volvió a brotar”.

Para conocer detalles en el museo del lugar hay ocho salas con pinturas, esculturas, arqueología, mantos, ofrendas, animales disecados y fotografías. En tres paredes blancas se colocaron también alrededor de 300 placas de agradecimiento por milagros particulares.

El volcán mantiene un proceso que continúa activo desde 1999

Patricio Ramón es uno de los vulcanólogos del Instituto Geofísico (IG) que ha seguido el proceso eruptivo del volcán Tungurahua desde 1999.

“Su actividad se ha convertido en un atractivo en Baños como ocurre en Hawai (EE.UU.), en Sicilia y en Indonesia. Esto está bien siempre y cuando vaya de la mano de una buena información, una capacitación continua y un diario monitoreo como ocurre actualmente”.

En la actualidad, ante la baja actividad interna del coloso, los mapas de las zonas de riesgo y seguridad se dejaron de entregar. Sin embargo, este tipo de mapas se encuentran permanentemente expuestos en las carteleras culturales que ha instalado del Municipio en diversos puntos estratégicos.

Uno de ellos está en la acera de ingreso al Mercado Central, en las calles Ambato y Eloy Alfaro. En las 8 pancartas se puede encontrar información de eventos, sitios turísticos y de las 6 zonas de refugio temporal, las 4 zonas de riesgo y las calles que se deben seguir en caso de una emergencia volcánica.

Otro mapa está ubicado en la esquina del parque Palomino Flores, en las calles Ambato y Pedro Vicente Maldonado.

Xavier Mayorga, quien se desempeña como técnico local del proyecto Eco de la Unión Europea, añade que “Baños necesita reforzar la señalética y volver a repintar las flechas que hay en las calles que servirían para una evacuación poblacional. Hoy contamos con sirenas de Sistema de Alerta Temprana”. (I)

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