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Autismo: el valor de un diagnóstico oportuno

Autismo: el valor de un diagnóstico oportuno
28 de abril de 2016 - 00:00 - Redacción Web

Si su hijo o hija  tiene 2 años o más, examine las siguientes reacciones: ¿Responde cuando se le llama por su nombre? ¿Ha aprendido a caminar? ¿Suele observarlo a los ojos durante unos segundos? ¿Señala  con el dedo para pedir algo? ¿Se queda mirando al vacío en ocasiones? ¿Es demasiado sensible a ruidos poco intensos? ¿Hace movimientos raros?

Este breve cuestionario de observación puede guiar a padres y madres a conocer los primeros signos de alerta, en caso de que el infante padezca del Trastorno del Espectro Autista (TEA), un síndrome que presenta dificultades de comunicación, deterioro de la actividad social, conductas repetitivas y estereotipadas.

Detección temprana

Los progenitores son los primeros testigos de las conductas negativas que se derivan del autismo. Es el pediatra quien debe examinarlo en forma rutinaria para detectarlo.

La Academia Americana de Pediatría señala que esta evaluación del desarrollo debe realizarse a los 18 y 24 meses de edad. Pero nuevas investigaciones sugieren a los 6 meses.

“Si vemos que no hay intenciones comunicativas, que el niño se aísla, que no mira y llora por cosas inesperadas o irracionales, podemos hablar de que es un futuro caso”, describe Luis Naranjo,  terapeuta de lenguaje del Instituto de Neurociencias.

Desde su experiencia asegura que los episodios como los berrinches no son propios del autismo, sino de una consecuencia del entorno hacia él.  

Por eso recomienda atender las señales conductuales y no dejar pasar la atención médica  para obtener un diagnóstico y un tratamiento oportuno.

“Es una discapacidad si no se hace un trabajo inmediato porque su edad biológica va a crecer, pero su edad mental se va quedando y ahí sí podríamos hablar de un retraso mental”, asegura.

Naranjo resalta que un equipo multidisciplinario encabezado por un psiquiatra, un neurólogo, el terapista de lenguaje y el pedagogo son los sugeridos para el tratamiento.

Cuatro años, la edad recomendada

Realizar exámenes de detección del TEA no es lo mismo que diagnosticarlo. A los 4 años es la edad sugerida para emitir una valoración, debido a que  es la etapa en que se define el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.

Estos factores permiten identificar el nivel de autismo clasificado en severo, moderado y el de Asperger.

El psicólogo mexicano, Edel López, máster en autismo, sostiene que para tener un diagnóstico se debe contar con  una buena historia clínica “para reconocer cuál es el curso de las alteraciones de estos chicos, dónde empezaron los problemas y dónde se manifestaron”.

Pero es la evaluación del desarrollo la que medirá el funcionamiento en el ámbito motor, sensorial, social y cognitivo.

El especialista explica que durante este proceso se lo compara con niños y niñas de la misma edad hasta concluir con un perfil inarmónico, característico de las personas con TEA. A continuación, se pasa a la fase de evaluación diagnóstica donde se aplican protocolos con exámenes específicos, basados en cuestionarios, inventarios, entrevistas y guías de observación.

López indica que la prueba de ADOS (Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo) es un test estandarizado  que se aplica para conocer la comunicación, la interacción social y el juego o el uso imaginativo de materiales, de  personas con TEA, a cualquier edad.

Luego vienen los exámenes biomédicos para detectar otras patologías inherentes al sistema nervioso y descartar síndromes parecidos, como la disfasia del desarrollo, la epilepsia, o un trastorno degenerativo. Estos van de la mano de pruebas complementarias como las neurológicas y del  lenguaje.

La valoración oportuna de un diagnóstico del TEA evitará gastos económicos y de tiempo, puesto que “se pierden los años cruciales, la edad temprana por un mal proceso de atención educativa”, puntualiza López.

Cultura inclusiva

El especialista sabe que en ocasiones estos  infantes son llevados a centros educativos “especializados”, pero la realidad es que no les enseñan ninguna actividad especial.

Y recomienda que deben asistir a la escuela y al colegio y vivir como un niño normal.

“Una alteración del desarrollo de las funciones mentales implica poca inclusión, mucho tiempo en casa, mucho sedentarismo y una alimentación inadecuada”, advierte, porque dice que es un factor que influye en la expectativa de sus vidas.

Uno de los mitos que sugiere rechazar es la idea de que los TEA no pueden transformarse y propone  formar sus habilidades para ayudarlos a enfrentarse al mundo.

López invita a la familia a trabajar en su proceso de inclusión. Su experiencia certifica que las conductas negativas como gritos, autogolpes, o reacciones repetitivas son consecuencias de la falta de entendimiento a sus necesidades.

La oportuna corrección a su problema sociocomunicativo le  ayudará a su independencia y evitará riesgos en su vida. (I)

No existe una terapia única, pero se multiplican  las actividades

No hay un tratamiento único ideal para todos los niños con trastornos del espectro autista (TEA). Sin embargo, es muy importante enseñarle al niño destrezas específicas en un contexto bien planeado y estructurado.

El terapista de lenguaje, Luis Naranjo, dice que previo al tratamiento se debe identificar el tipo de comunicación adecuada entre el niño y padre para encontrar la herramienta que permita llegar a su mundo y traerlo al nuestro.

Se  trabaja con pictogramas que permiten la comunicación con ellos.

Luego se determina la cantidad de juguetes con los que deberá trabajar, con el fin de reconocerlos, manipularlos y aprender a jugar con ellos.

Los progenitores serán los guías. Por ejemplo, para guardar monedas en una alcancía, una actividad que le enseñará sobre el orden si se le dice “primero guardas tú y luego yo”.

De esta forma él o ella aprenderá  con quién deberá compartir,  manifestar necesidades y anticipar situaciones que se presenten y las asocien con las que ya sucedieron.

El tratamiento es permanente y subirá de niveles para mejorar su desarrollo e independencia.

“La terapia no es para que vaya a la casa sino para que asista a la escuela o al colegio. La tarea es que la sociedad aprenda cómo comunicarse con él y no solo su familia”.

Él considera que toda labor que pueda mejorar las  dificultades del infante puede aplicarse, pero recomienda las certificadas.

A nivel mundial existen actividades alternativas que se aplican en forma paralela como la psicoterapia de arte que combina la danza, el teatro y la música. Y otras como la hipoterapia, que usa las destrezas del caballo para la rehabilitación conductual; y  la canoterapia, que es similar, pero trabaja con perros adiestrados que ayudan como terapia de motivación.

Datos

  • El origen del TEA aún se desconoce. No existe una única causa debido a que convergen muchos factores.
  • Se manifiesta a partir de los 18 a 24 meses.  Es casi 5 veces más común en los niños que en las niñas.
  • Altera el  desarrollo de la comunicación, el lenguaje, la interacción social y la flexibilidad de la conducta.
  • Hay 3 niveles de autismo. El severo se presenta cuando el infante  no habla y tiene un déficit intelectual; con el moderado desarrolla un lenguaje verbal fluido, pero no comunicativo. El de Asperger se muestra con un   aprendizaje óptimo, pero el infante no es consciente y no lo usa con una intención o iniciativa.
  • En la década de los 80 se hablaba de 4 por cada 10 mil casos de personas diagnosticadas con TEA. Desde el año 2000 se dice que hay 1 por cada 163 personas.  
    La OMS (Organización Mundial de la Salud), en 2014 estimó, de acuerdo a evaluaciones, que el TEA  afecta a 21 de cada 10.000 niños.
  • En Ecuador, en 2013, la Secretaría Técnica de Discapacidades (Setedis) estimó un cálculo de 140.000 personas con TEA. La entidad trabaja en el Plan Nacional de Abordaje Integral del Autismo
  • La prevalencia en el país es nula, sin un sistema de detección temprana, adaptado y validado.
  • El Ministerio de Salud Pública del Ecuador, en 20l3-2017,  incluyó dentro de las prioridades de salud la investigación de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (autismo, Asperger).
  • El proyecto se denomina Programa Nacional de Vigilancia, detección, diagnóstico e intervención temprana de los trastornos del espectro del autista.
    El Instituto Nacional en Investigación en Salud Pública (Inspi) trabaja desde el 2013 en el diseño de un ‘checklist’ denominado M-Chat para identificar los rasgos del TEA.
  • M-Chat es un test hecho a los progenitores y que aporta datos para  la detección temprana. Se complementa con la escala CSBS DP que mide conductas del  comportamiento del recién nacido.
  • Voces del autismo es un programa radial del Ecuador de inclusión educativa. Es transmitido todos los sábados, a las 13:00, por Radio Santiago, en el dial 540 A.M.  

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