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Al son de los tambores la comuna recobra su ritmo

Al son de los tambores la comuna recobra su ritmo
Foto: William Orellana/El Telégrafo
21 de agosto de 2016 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

Montañita, Salinas.-

Cristina Barreiro recuerda cómo, hace más de 2 décadas, los ‘larveros’ llenaban las orillas de la playa de Montañita para capturar larvas de camarón.

La comuna, caracterizada por sus construcciones rústicas con madera, caña, bambú o ladrillos, ubicada en la provincia de Santa Elena, nunca fue un pueblo de pescadores, según dice, porque las olas que alcanzan hasta 3 metros de altura no permitieron faenar.

La mujer, que llegó a ese pueblo costero hace más de 30 años y donde ahora es la vicepresidenta de la Asociación de Actores Turísticos de Montañita (ATM), cuenta extasiada que “(la comuna) era hasta agrícola. Había plantaciones de café, de plátano, de naranjas”. Los ‘larveros’ y los agricultores no abandonaron su tierra, pero enfocaron sus esfuerzos en una actividad que surgía gracias a esas olas: el turismo.

En Montañita hay alrededor de 3.500 habitantes, pero la población flotante en feriados ha superado hasta las 30 mil personas. Las calles son angostas y existen comercios a cada paso.

Un visitante puede bailar hasta el cansancio o relajarse en la extensa playa; puede saborear comidas típicas de un sinnúmero de países; probar cócteles de decenas de colores y sabores en un pasadizo que sale directo al mar; comprar artesanías o una camiseta con la frase “lo que se hace en Montañita, se queda en Montañita”.

Sin embargo, algo pasó en los últimos meses que hizo que el número de visitantes disminuyera. Algunos se lo atribuyen a los crímenes de las turistas argentinas María José Coni y Marina Menegazzo, ocurrido en febrero de este año, en un sector conocido como Nueva Montañita, a un kilómetro y medio de distancia de la localidad.

Segundo P. M. y Aurelio D. R. fueron sentenciados el pasado miércoles a 40 años de privación de libertad. El Tribunal de Garantías Penales de Santa Elena los calificó como autor directo y coautor, en su orden.

La amenaza climática

Cristina acepta que sí hubo un “bajón” tras el crimen, pero que realmente el descenso comenzó durante el primer semestre de 2015, cuando se hablaba de que el fenómeno climático de El Niño llegaría con fuerza a las costas ecuatorianas.

“Pero nunca llegó y recibimos un 2016 golpeado por las cancelaciones de las reservas. Sí venía gente, pero no cuantos esperábamos. Luego sucedió lo de las chicas argentinas que fue otro golpe fuerte y de ahí ocurrió el terremoto —el pasado 16 de abril— que también asustó a las personas, aunque aquí no hubo daños”.

La vicepresidenta de la ATM expresó contenta que en julio pasado la situación mejoró. “Hay optimismo en la comuna y nos hemos ordenado mucho más”.

Esta nueva organización —tras el doble crimen— tiene que ver con la intervención integral que empezó en abril y está dirigida por la Secretaría Técnica de Drogas (Seted) que es el órgano rector de ministerios como del Interior, de Justicia, de Deportes, de Salud Pública, de Inclusión Económica y Social, de Educación y Coordinador de Seguridad.

Así fue que los controles se iniciaron en la población que era considerada como “tierra de nadie”. Por ejemplo, se estableció un horario de cierre para los bares y discotecas, antes de los asesinatos de las argentinas se hacía después del amanecer.

La crisis

Don Daniel Borbor vende cócteles desde hace 10 años y también es ebanista. Su quiosco es el primero cuando uno sale de la playa, a veces también lo atienden sus hijos; es un negocio familiar.

Él opina que la crisis es a escala mundial y que por eso también se ven afectados. “Los 2 últimos feriados estuvieron buenos. Los tragos favoritos son los mojitos de maracuyá y las caipiriñas. Montañita sin fiestas y sin coctelitos no es Montañita”.

El hombre estima que la seguridad mejoró desde que se reguló el comercio informal, porque “personas de otros sitios suelen poner el relajo”.

Carlos Albán, jefe de Policía del circuito, indicó que antes de la intervención cada mes se conocía de aproximadamente 8 actos delictivos y ahora mensualmente se registra uno.

“Esto es un esfuerzo conjunto de los agentes, de la comunidad y de los encargados del turismo. Al principio todos se rehusaban al control porque la gente quería permanecer en libertinaje y no comprendía que eso acarreó hechos lamentables que perjudicaron al sector”.

Albán dice que se está trabajando en 2 proyectos: uno es la instalación de cámaras de seguridad que serán monitoreadas desde el Sistema de Seguridad Integral ECU 911, pero con un sistema ‘espejo’ para también ver las imágenes en territorio. “Esto es un elemento disuasivo y ayuda a las labores investigativas para analizar perfiles de las personas que intentan delinquir”.

La cantidad de dispositivos se determinará a través de un diagnóstico. Además, se prevé potenciar la Policía de turismo con agentes que puedan mantener una conversación en inglés y cuyo uniforme sea amistoso para el contacto con los visitantes: sin chalecos antibalas que proyecten un carácter represivo. Las otras ideas son acomodar un centro para brindar información al turista —que por el momento no existe en la comuna— y elaborar un tríptico con una lista de hoteles recomendados que deben cumplir estándares de calidad y seguridad.

“Hay que erradicar los lugares donde por uno, dos o tres dólares alquilan carpas a las personas que no vienen a hacer turismo, sino a trabajar informalmente con alteraciones en las visas o irrespetando normas migratorias”.

En Montañita también se realizan asambleas comunitarias donde los habitantes exponen las necesidades y sugerencias; y ferias de seguridad donde delegados de los diferentes ministerios detallan la ayuda que se les puede brindar.

“En el último feriado de agosto llegó bastante gente, tanto que no había parqueos libres; sin embargo, no tuvimos ningún hecho delictivo. Lo que se reportó fue un accidente en una discoteca, pero por la negligencia de un turista que subió a un área restringida, cayó desde lo alto y perdió la vida”.

Ese día, según informa, se detuvo a 2 vendedores de droga que fingían estar descansado en la playa como cualquier visitante, pero que tenían dosis de estupefacientes.

Microtráfico

El uniformado indica que desde el inicio de la intervención se detiene a unos 3 expendedores de sustancias estupefacientes semanalmente. En meses anteriores —indica— se vendía libremente marihuana, cocaína, heroína, éxtasis y los conocidos happy brownies (torta de chocolate con marihuana).

“Lógicamente las organizaciones delictivas siempre buscarán alternativas de rutas de venta. Se idean otras modalidades, por ejemplo, los microtraficantes que vivían aquí se han ido, pero ahora vienen microexpendedores los fines de semana. Llegan como turistas, se hospedan en un hotel, venden y se van el domingo. A estos también ya los tenemos identificados”.

Excesos. Esa es una de las palabras con la que regularmente se describe a este pueblo y Anita, una argentina de 32 años, no lo niega. Hace más de 2 años llegó a vivir a este balneario y lo describe como el sueño que toda chica quisiera cumplir.

“Sí, hay excesos, pero depende de cada uno hasta dónde quiere llegar. Aquí es lindo de día y de noche, no solo hay rumba, sino que se puede hacer deporte, bañarse en la playa, ver unos atardeceres increíbles, comer exquisito, comprar artesanías, descansar, es completo. A diferencia de todo lo que se dijo puedo asegurar que es un lugar tranquilo. Yo como mujer lo digo, puedo caminar o andar en bicicleta en zonas por donde no hay mucha gente y no pasa nada”.

‘Juanca’ (nombre protegido) también es extranjero y vive hace 8 años en Montañita. “Aquí uno sabe dónde venden droga, pero no se puede hablar porque se puede terminar mal. Es verdad que es un lugar lindo, pero tampoco está todo bien. Cuando mi novia sale a comprar prefiero acompañarla, porque hay varios lugares que son muy oscuros. Si se va sola me quedo preocupado”.

Vivir del arte

“Vamos a pasar una gorrita”, dice una joven con acento chileno en la intersección donde se aglomeran más turistas. Su pareja y unos amigos argentinos y panameños han conformado un grupo que hace ensambles musicales con instrumentos como el tambor, el tambor flamenco, la flauta y la guitarra.

Es el segundo día que tocan en la avenida principal de la comuna y dice que les ha ido bien, que los apoyan. “Queremos quedarnos aquí para conseguir dinero y poder visitar más lugares de Ecuador. No solo nos hemos presentado en las calles, sino en bares a los que nos invitan. Ahí depende de las personas que vayan, así que también invitamos a los turistas a ir”.

Dimas Asunción comercializa artesanías y ofrece talleres para que otros aprendan a tallar. “La gente sigue viniendo, pero los ingresos han bajado. Antes obtenía $ 100 en una hora y ahora $ 5. Igual trabajando todo el día me va bien”.

Gonzalo, un vendedor de comida que prefirió omitir su apellido, se ingenió promociones para atraer clientela. Los platos que regularmente costaban $ 7 o $ 10 ahora los vende a $ 5,50 y los que son un poco más caros a $ 7,50. Los que llevan langosta conservan el mismo valor”.

Hoteles registrados legalmente hay 95. En pizarras se exhiben los precios y en la mayoría se brinda hospedaje por un costo de $ 10 por cada persona. Además, los comuneros ofrecen habitaciones por un valor menor. Agosto aún es temporada baja, en estas fechas acogen —sobre todo— a ciudadanos de la Sierra ecuatoriana porque en esa región están en vacaciones del período lectivo.

Esta semana hubo una población flotante de cerca de 800 personas. Susana Rodríguez, quien viajó desde Quito, cree que todo está económico, pues hay lugares donde se puede almorzar por $ 3 y merendar por el mismo precio. “Todo está rico y hay variedad”.

Hilber Clemente, quien nació en Montañita y heredó el negocio de su padre, viste un chaleco anaranjado fosforescente para identificarse. “Aquí es seguro. Yo cuido carros y no he tenido ningún problema. Si vigilo los carros en la mañana, tarde o noche recibo lo que sea la voluntad de los conductores, pero cuando tengo que amanecerme les pido $ 5. Muchos prefieren no pagar ese precio y se van a otros lugares donde no haya guardias, pero no aprecian que no duermo calientito con mi familia”.

Mientras que unos dicen que Montañita lo tiene todo, Adolfo, un comunero que se muestra un poco avergonzado para hablar, afirma que al balneario le falta mucho. “Vivimos sin alcantarillado y ese estero se sigue contaminando; hay calles en mal estado y zonas poco iluminadas. Las personas que viven por el estero —en el que se acumulan las aguas servidas— prefieren no hablar, mientras unos extranjeros intentan pescar una jaiba.

Llevan minutos sentados en las piedras que bordean la desembocadura. Cerca de ellos pasan 3 turistas con mochilas grandes y pesadas en sus espaldas. El día está soleado y ya hay personas intentando coger las mejores olas y otros pasean por el malecón donde se toman una de las postales favoritas con una tabla de surf con el nombre del pueblo. (I)

DATOS

Cristina Barreiro, de la ATM, indica que hay un proyecto educativo para aumentar la enseñanza de inglés en las escuelas.

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