El mexicano Gustavo T., lo tenía todo planificado. En su cuarto de hotel, en la isla Santa Cruz, en Galápagos, escondía 11 iguanas (9 marinas neonatas y 2 terrestres).

Su vuelo con destino a Guayaquil partiría el 7 de septiembre de 2015. Horas antes del viaje, Gustavo guardó en su mochila de mano a las iguanas recién nacidas, mientras que las terrestres fueron embaladas y guardadas con el resto del equipaje para que no puedan moverse.

El destino de estos animales, endémicos del Ecuador, era Uganda (África). Tenía antecedentes por el delito de tráfico de especies en Nueva Zelanda, donde estuvo detenido durante 18 meses. La Interpol seguía sus pasos y cuando se percataron de su arribo a Ecuador no dudaron en dar aviso a las autoridades.

La Policía lo siguió hasta puerto de Santa Cruz, donde lo atrapó El juez de turno ordenó prisión preventiva contra el mexicano, quien más tarde fue trasladado al Centro de Rehabilitación Social de Guayaquil.

En tanto, las iguanas rescatadas estuvieron bajo observación por los veterinarios de la isla y en menos de un mes regresaron a su hábitat natural. Tras 7 meses de instrucción fiscal, Gustavo fue sentenciado a 2 años de cárcel por el delito de tráfico de animales y se le impuso una multa de $ 24 mil.

Este no es el único caso de personas que trafican con especies: Lucía (nombre (protegido) vive en Mindo, noroccidente de Pichincha y conoce que los insectos que más les interesan a los extranjeros son las mariposas y los escarabajos, además de los arácnidos.

La joven señala que los extranjeros llegan a su pueblo y capturan ejemplares para luego venderlos. “Es triste, las mariposas son hermosas y su vuelo lento es aprovechado por sus captores. Presumiblemente, el valor de estos animalitos es alto, cada uno puede costar más de $ 20.”

Rescate de fauna silvestre

Monos, loros, tortugas, caballitos de mar, tigrillos, osos, iguanas, tiburones, pepinos de mar e insectos son las especies que más se trafican.

Ricardo Yáñez, comandante de la Unidad de Policía de Medio Ambiente (UPMA), explicó que desde la conformación de este organismo, el índice de tráfico de especies se redujo en 40% en todo el país.

A diario, agentes rescatan un promedio de 5 a 10 animales silvestres a escala nacional. Además, durante el último año se retuvieron 1.796 especies y 387 elementos constitutivos, es decir, pieles animales disecados y osamentas.

Según Yánez, el delito de tráfico de especies se sitúa en cuarto lugar a escala nacional y el costo de una especie en el  mercado internacional puede llegar  hasta  más de $ 10.000. Los países que más compran animales silvestres son los europeos y asiáticos.

David Veintimilla, director Nacional de Biodiversidad del Ministerio del Ambiente (MAE), estima una variedad en el valor económico respecto al tráfico ilícito de animales silvestre a escala mundial. “Estudios confiables son difíciles de encontrar, principalmente porque es comercio ilegal. Hay que considerar que el costo de un animal depende de varios factores como el tipo de especie, si es endémica, si es rara, usos medicinales y culturales, pero, sobre todo, la demanda”.

Por ejemplo, —dice el funcionario— se calcula que el precio de cuernos de rinoceronte se  elevó a $ 60.000 por kilogramo.

Agrega que técnicos del MAE y otras entidades de control están al tanto de los pasos legales e ilegales, por donde se transporta fauna silvestre de manera ilícita, pero los traficantes internacionales cambian su modus operandi al igual que cuando comercian con droga, armas y trata de personas.

La Naturaleza tiene derechos

Desde la Constitución de 2008, la flora y fauna de Ecuador constituyen sujetos de derechos. Antes, los delitos contra la naturaleza eran rezagados u olvidados. Con el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) esto cambió, porque la tenencia de vida silvestre es un delito penal y la sanción está estipulada entre 1 y 3 años.

En el caso de tráfico de especies, Silvia Castro, fiscal de Coordinación, indica que se lograron importantes sentencias durante los dos últimos años. De 129 casos el 50% llegó a sentencia. Por ejemplo, en el Napo se arrestó en delito flagrante a dos personas que cazaron 19 guanganas (cerdo de monte). Los implicados fueron procesados y sentenciados a dos años de privación de libertad.

Plataforma informativa

En Ecuador, existen 17.000 especies protegidas. Tras la vigencia del COIP, la Fiscalía solicitó al Ministerio de Ambiente la creación de una plataforma informativa sobre estas especies.

El objetivo es que los fiscales, cuando presencien un delito flagrante, accedan a esta plataforma para encontrar si la especie es amenazada, migratoria o si se encuentra en peligro de extinción. El 29 de septiembre estará lista y a disposición de las autoridades.

Para Castro, el COIP permite que la justicia ordinaria tenga una respuesta inmediata en el tratamiento de los delitos en contra de la vida silvestre. En este sentido, el beneficio país va encaminado a la protección integral de las especies y al cuidado integral del ambiente como bien jurídico.

Centros de rescate

Alrededor de 19 centros de rescate y 37 zoológicos protegen a los animales que fueron salvados del tráfico.

Colla, una osa de anteojos, fue rescatada, en 2008, de una hacienda situada entre el límite de Guayas y Azogues, por médicos del Zoobioparque Amaru.

La osa, que no cumplía el año de edad, se encontraba en una jaula y era la atracción principal de la hacienda. Sus dueños la alimentaban con papas, arroz, pollo, productos considerados inapropiados para la especie.

Cuando fue rescatada, el propietario explicó que ciertas personas le vendieron el animal y que para capturarla mataron a su madre. Colla fue el primer mamífero que habitó en el zoológico, ahora vive en un espacio verde de más de 1.000 metros de extensión y cuida de su cría, Suyana.

Desequilibrio a la biodiversidad

Amanda Vega, bióloga del bioparque Amaru, en Cuenca, advierte que el tráfico de especies genera un desequilibrio a la biodiversidad del país, puesto que algunas especies corren el riesgo de extinguirse.

El centro recibe más de un animal al día. En ocasiones, las especies rescatadas llegan en mal estado; de ahí que, el 40% fallece. El 98% de los animales que viven en el zoológico fueron rescatados de los traficantes. “Los centros de rescate deberían ser los encargados de recibir a los animales víctimas de tráfico, por el manejo técnico que se realiza, pues en ocasiones los zoológicos no cuentan con un presupuesto”. (I)