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La propiedad tiene más de 2 mil hectáreas
Zuleta es la hacienda donde inició el bordado
Pocos lugares conservan tanta historia en la provincia de Imbabura como la Hacienda Zuleta, convertida ahora en una acogedora casa de campo.
De acuerdo con documentos históricos, los habitantes originales de la zona de Zuleta fueron los pacíficos caranquis (800 años a. C.) y su economía se basó sobre todo en la agricultura. Este período finalizó con la llegada de los incas a fines de 1470.
Según el historiador e investigador Ramiro Andrade, los caranquis fueron una antigua cultura que habitó la Sierra norte del Ecuador que ahora conocemos, es decir, el sur de la provincia del Carchi, la provincia de Imbabura y el norte de Pichincha.
Trascendió que los caranquis pelearon durante 4 décadas contra los incas, y que, en algún momento, fueron forzados a servirlos.
Según algunos pobladores, a fines del siglo XVI, el rey Carlos dispuso que la región de Zuleta fuera ocupada por los jesuitas, quienes implementaron los métodos españoles de ganadería y producción de ovejas.
De acuerdo con la página Zuleta.com, en 1713 bajo el mando del rey Carlos III la propiedad fue confiscada y transferida a Gabriel Zuleta.
Desde entonces la hacienda fue conocida como Cochicaranqui de Zuleta. A la muerte del Zuleta, la propiedad pasó a la familia Posse, que le devolvió la grandiosidad que le caracterizó en el siglo XVII.
Finalmente, la granja fue vendida a José María Lasso y ha pasado a 2 generaciones más.
Es una hacienda de 2 mil hectáreas que pertenece a la familia del expresidente Galo Plaza Lasso desde hace más de cien años. Fue nombrada uno de los “10 mejores hallazgos” por la revista Outside, la publicación de viajes más reconocida de Estados Unidos.
La casa de hacienda tiene 14 habitaciones con su propia chimenea. Quienes deciden hospedarse en este lugar, pueden escoger entre paseos a caballo, en bicicleta y caminatas a los pueblos cercanos para conocer de cerca las costumbres locales.
Al mismo tiempo, es posible visitar las instalaciones del proyecto Cóndor Huasi, donde se trabaja en la conservación del cóndor andino.
La esposa de un expresidente fue la mentalizadora
El bordado es una de las principales actividades de Zuleta. Se trata de un oficio que al parecer inició en 1940 en la hacienda del expresidente Galo Plaza Lasso (1948-1952).
Según comentan las mujeres que se especializan en esta labor, la esposa de Galo Plaza creó en la hacienda un taller para aprovechar sus habilidades en el arte del bordado y proporcionar a las familias una fuente de trabajo.
Esta idea había surgido en uno de sus viajes a España e Italia, donde los bordados a mano eran un arte relevante en los pueblos pequeños.
Sin embargo, hay que indicar que las culturas andinas precolombinas presumen de una larga tradición en la elaboración de tejidos, habilidades aún más sobresalientes que en los europeos de la misma época. Según los registros históricos, con el arribo de los españoles en los años 1500 llegaron a la zona nuevos insumos como la seda y los bordados en hilo.
Las zuleteñas incorporaron en seguida estos hilos en sus tejidos, y ahora son renombradas por su habilidad y los diseños únicos que elaboran.
Los bordados de esta zona originalmente fueron utilizados para decorar la ropa de las zuleteñas. Su estilo único forma parte de la identificación de su cultura y ha persistido hasta hoy a pesar de que mucho arte florclórico se está perdiendo.
Hoy en día, más de una decena de mujeres conforman la Asociación de Mujeres Bordadoras de la Comunidad de Zuleta. Para ellas el bordado, no es solo un oficio, es una de sus principales actividades económicas. (I)
La finca está ubicada entre los 2.870 m y 3.050 m sobre el nivel del mar, a 110 kilómetros al norte de Quito. El viaje, desde la capital, dura cerca de 2 horas. Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO